Un excelente primer acercamiento a los Ensayos de Michel de Montaigne es leerse la selección de la colección Doce uvas. El traductor y prologuista da unos breves datos biográficos del autor, resume bien su pensamiento, y explica que la selección de textos está pensada para intentar dar sus principales «tesis» «en el ámbito de la ética y las costumbres, además del testimonio sobre sí mismo, que es lo más llamativo de los Ensayos», y por eso no se incluyen las historias que cuenta en ellos acerca de autores clásicos o de personajes históricos. Unos párrafos son estos:
«Estimo que la nodriza de las más falsas opiniones públicas y particulares es la exagerada buena opinión que el hombre tiene de sí mismo».
«Las cosas no son dolorosas y difíciles por sí mismas: nuestra debilidad y cobardía las hace tales. Para juzgar las cosas grandes y elevadas, hace falta un alma alta; si no es así, les atribuimos nuestro vicio. Un remo en el agua parece curvo, pero es recto».
«No es cosa de poco tener que regir a otros, cuando regirnos a nosotros mismos ya es tan dificultoso. En cuanto al mandar, que parece algo tan dulce, si se tiene en cuenta la imbecilidad del juicio humano y la dificultad de elegir entre las cosas nuevas e inciertas, soy de la opinión de que es más fácil y más agradable seguir que guiar. Es un gran descanso para el espíritu tener que seguir solo una vía ya trazada, respondiendo solo de uno mismo. «Vale más obedecer mucho, en tranquilidad, que dirigir un imperio» (Lucrecio, De rerum natura, V, 1, 126). Y lo que decía el rey Ciro: que solo corresponde mandar al hombre que vale más que aquellos a los que manda»
«Es conveniente enseñar cuidadosamente a los niños a odiar los vicios por propia naturaleza y hacerles ver su natural deformidad, para que huyan no solo de practicarlos sino de acogerlos en su corazón. Que la misma idea de vicio les sea odiosa, se disfrace el vicio como se disfrace».
«Es preciso sufrir con paciencia las leyes de nuestra condición. Estamos hechos para envejecer, para debilitarnos, para estar enfermos a pesar de cualquier medicina. Es lo primero que enseñan los mexicanos a sus hijos cuando salen del vientre de su madre. Así lo saludan: ‘Hijo, has venido al mundo para padecer; padece, sufre y calla’».
Michel de Montaigne. Ensayos (selección) (Essais, 1580). Madrid: Rialp, 2015; 104 pp.; col. Doce uvas; introd. y trad. de Rafael Gómez Pérez; ISBN: 978-8432145261. [Vista del libro en amazon.es]