Actualizo esta información a finales de 2020 y la modifico un poco en mayo de 2021.
En la etapa de la web comenzada en 2021 continuaré con iguales objetivos: —dar pistas que sirvan para elegir libros en medio de la enorme producción actual; —ayudar a la difusión de algunos que son menos conocidos o apreciados pero que tienen indudable calidad; —procurar que más adultos sepan juzgar mejor el mérito y el interés de los libros infantiles y juveniles; —y, ahora que los contenidos ya son tantos, mejorar el funcionamiento de la página para facilitar las consultas y búsquedas de libros.
Una de las guías de mi trabajo siempre ha sido no perder de vista que nada sustituye a la lectura directa de los libros. Esto implica que intento no depender en exceso de la información que dan las instituciones y los medios de comunicación, y que no me ocupo de aspectos que sí son de interés para ellos, como los motivos comerciales de los editores, las campañas de promoción de la lectura, los premios literarios, o el protagonismo de los autores y sus opiniones sobre temas al margen de su trabajo. E implica también que las reseñas y las citas de libros que he ido poniendo aquí no son nunca de segunda mano sino que han sido preparadas después de haber leído los libros personalmente.
Otra es que el núcleo de esta web son las reseñas de libros y no las biografías de sus autores. Estas últimas me gustaría que fueran exactas —aunque a veces los datos no son fáciles de recoger o de interpretar correctamente— pero son conscientemente pequeñas.
Y otra guía, en cierto sentido la más importante, es recordar que el centro de la Literatura infantil son los niños y que de lo que se trata es de darles los mejores libros, vengan de donde vengan. Formulado al revés: me gustaría evitar cualquier clase de reduccionismo, tanto el comercial, como el pueblerino, como el ideológico. En relación a esto, en la sección Estilo hay varias Notas relativas a mi modo de trabajar, algunas de los cuales han surgido de comentarios que me han hecho.
En la sección Claves, y en muchas otras Notas, están también mis opiniones y preferencias sobre distintos asuntos: escribir notas diarias acaba teniendo mucho de autorretrato, y debo decir que me gusta que las cosas sean así, que todo el mundo sepa pronto a qué atenerse. No sólo porque, como se suele decir, sólo los piratas no izan la propia bandera, sino también porque ya he comprobado muchas veces que con frecuencia une más hacerse las mismas preguntas que tener las mismas respuestas.
Organizo la información del diccionario por géneros. Divido a los libros en Narrativa, Álbumes, Cómic, Poesía, Teatro.
La Narrativa infantil y juvenil —de la que presenté un panorama de los mejores libros en Itinerarios lectores— la he subdivido en Fantasía, Aventuras fantásticas, Ciencia-Ficción, Aventura, Intriga y misterio, Vida diaria.
He recurrido para eso a una clasificación elemental de la literatura que separa los relatos «imaginativos» de los «realistas». Los primeros tratan de gentes y hechos ni han existido, ni existen, ni van a existir nunca, salvo en las mentes de autores y lectores: son los de Fantasía.
Los segundos hablan de gentes y sucesos reales en ambientes reales, del pasado, del presente o del futuro, y todo en ellos es reconocible y verosímil: son los incluidos en Vida diaria.
A caballo entre esos dos bloques, porque contienen escenarios y personas como las que conocemos, pero que muchas veces tienen dudosa verosimilitud, están los libros con componentes de Aventura.
Mezcla de Fantasía y Aventura se da en aventuras protagonizadas por seres fantásticos o que se desarrollan en ambientes fantásticos: son los relatos de Ciencia-ficción o de Aventuras fantásticas, que se diferencian en que los primeros parten de supuestos científicos o seudocientíficos.
Las novelas de Intriga y misterio en la vida cotidiana son una mezcla de Aventura y Vida diaria. Aquí podemos incluir las policiacas clásicas y las que tratan de incidentes, policiacos o no, en los que se ven envueltos niños como protagonistas y, a veces, como víctimas. Y aquellas narraciones que se centran en el miedo producido por amenazas reales, o por unas fuerzas inexistentes pero que se hacen sentir como reales por el poder de la literatura.
De más está decir que pueden hacerse otras subdivisiones, pues los géneros y subgéneros no son como casilleros incomunicables y libros que aparecen en un sitio bien podrían estar en otro.
En cuanto a los Álbumes ilustrados y a los Álbumes ilustrados informativos aconsejo echar un vistazo a las muchas secciones donde se incluyen notas dedicadas a ellos: en ellas se puede ver cómo los álbumes se pueden agrupar de muy distintas maneras, por géneros, por contenidos, por edades, por cuestiones gráficas, etc.
Clasifico también a muchos libros por edades, una categorización en la que no creo mucho pero de la que también se puede decir que muchos la desean pues, piensan, mejor es tener una orientación básica que ninguna. Así que, aunque intento que el público para cada libro se deduzca de los comentarios, señalo, en todos aquellos libros que forman parte del «diccionario de LIJ», que son apropiados para 3 años (prelectores), 6 años (primeros lectores), 9 años (lectores niños), 12 años (lectores adolescentes), 15 años (lectores jóvenes), 18 años o adultos (lectores expertos).
Aplico esta última indicación a:
—obras que requieren destreza lectora: por largas o por su sofisticación narrativa;
—algunas recopilaciones de cuentos: porque las recopilaciones, de por sí, no son para chicos; y porque contienen cuentos de distinta clase;
—memorias ficcionadas de infancia y juventud con carga de nostalgia que, normalmente, aprecian peor los jóvenes;
—obras sobre conflictos —personales, familiares, sociales—, apropiadas para que conozcan, en primer lugar, los padres y educadores y, en su caso, chicos a los que les puedan dar pistas sobre circunstancias de su vida o de las de sus amigos; en este apartado se pueden incluir algunos relatos en teoría para niños pero cuya ferocidad crítica puede ser considerada inadecuada (aunque conviene siempre pensar que ser pequeño no es ser tonto).
En general, si mencionar obras aquí normalmente significa una valoración positiva en cuanto a su interés, los libros en particular siempre han de recomendarse con el mismo cuidado que se prescriben medicinas: no todas las puede recetar cualquiera, las que sirven a uno hacen daño a otro, etc. Por eso debería ser innecesario señalar que mis indicaciones no eximen al adulto del conocimiento directo del libro, si su deseo es recomendarlo a chicos concretos y tiene interés en ayudarles a escoger bien. Cada lector es diferente y, a la hora de poner un libro en sus manos, hay que tener en cuenta factores que nada tienen que ver con la edad y que las valoraciones formuladas genéricamente son a veces tan inútiles como contraproducentes.
Una observación más, para responder a preguntas que me han hecho con frecuencia, es esta: en las notas de muchos libros remito a Amazon porque, aunque personalmente soy de ir bibliotecas y librerías, para muchas personas es la mejor opción de compra y, por tanto, lo agradecen; naturalmente, lo hago también porque los pocos euros que proceden de las compras hechas a través de esos enlaces sirven para cubrir gastos de mantenimiento de la página.