He añadido voces en el diccionario a Ander Izagirre y a Mar Benegas.
He añadido voces en el diccionario a Ander Izagirre y a Mar Benegas.
El segundo texto que quiero poner del libro mencionado ayer, Masculino: Fuerza, Eros, Ternura, comenta la imagen modelo del padre que nos dejó Homero:
«Hoy más que nunca, necesitamos de imágenes modelo. Y al hablar del padre, una de las imágenes más fulgurantes y sugerentes sigue siendo «el gesto de Héctor», el héroe troyano de la Ilíada. Se trata de una imagen muy querida y muy citada por los especialistas en masculinidad, tanto como para dar el título a un gran ensayo del psicoanalista Luigi Zoja. El episodio es famoso, de modo que lo relato brevemente: Héctor está a punto de enfrentarse a Aquiles, campeón de los Aqueos, en un duelo que va a ser fatal para él. Antes del encuentro se despide de su mujer, Andrómaca, y de su hijo pequeño, Astianacte. Estamos en el libro VI de la Ilíada. Héctor abre los brazos a su hijo, que no le reconoce y se gira llorando, asustado a la vista de la armadura y de la coraza brillante que reviste a su padre. En ese momento Héctor se quita el yelmo, lo deja en la tierra, y toma a su hijo en brazos. Se lee en el texto: «Besó a su querido hijo, le hizo saltar entre sus brazos y dijo, invocando a Zeus y a los demás numos: ‘Zeus, y los que estáis en el cielo, haced que mi hijo crezca y se convierta como yo en uno de los primeros troyanos… de modo que se pueda decir de él, cuando vuelva de la guerra: Es mucho más fuerte que su padre’». En otras traducciones el gesto se vuelve todavía más claro: «Y dulcemente entre sus manos bastante / mecido el infante, lo alzó al cielo / y exclamó suplicante…». El gesto de Héctor —que se quita el yelmo, eleva a su hijo al cielo y suplica a los dioses que le hagan más fuerte que él— sigue siendo una de las cumbres más altas de la literatura sobre el padre. Se trata de una imagen en la que todo está incluido: la fuerza del padre, su valor, su ternura; pero también la consciencia de su propia posición y de su papel. Héctor sabe que no tiene propiedad sobre el hijo, que es un don recibido de los dioses; está orgulloso de ser un medio para que el hijo pueda cumplir su destino. No lo retiene hacia sí, sino que lo eleva, lo proyecta al futuro, fiándose de la protección de un padre mayor que él, siente como máxima realización de su propia paternidad que el hijo pueda superarlo, para convertirse en un guerrero más fuerte que su padre. Tendríamos que cerrar los ojos para imaginarnos la escena. El foco se concentra hacia lo alto: vemos los brazos tendidos de Héctor, su mirada que encuentra la del niño. En la escena, el movimiento de los brazos a lo alto, la mirada y las palabras forman un todo indivisible. En todo esto hay algo inefable: sentimos que Héctor es consciente de que la muerte se aproxima; sentimos su desgarro de hombre joven, de padre, de marido; sentimos su fe en los dioses; sentimos su dignidad, su fuerza; sentimos su capacidad de poner en el hijo una promesa de futuro que es el verdadero don del padre: el don de transmitir la vida aceptando la muerte».
Mariolina Ceriotti Migliarese. Masculino: Fuerza, eros, ternura (Maschi. Forza, eros, tenerezza, 2017). Madrid: Rialp, 2019; 128 pp.; trad. de Elena Álvarez; ISBN: 978-8432150593. [Vista del libro en amazon.es]
Después de publicar Erótica y materna. Un viaje al universo femenino, Mariolina Ceriotti habló de la masculinidad en su libro Masculino. Fuerza, eros, ternura. Es un libro bien comentado en esta reseña. En ella se explica que la tesis del libro es que los hombres de hoy están expuestos a un narcisismo que debilita su potencia creativa; que, con frecuencia, afirmar la feminidad se suele hacer en detrimento de la masculinidad; y que es importante comprender el modo masculino de actuar. Igual que hice con Erótica y materna, aquí me limitaré a poner dos textos de interés. El primero trata de cómo ayudar a un niño cuando hay que abordar con él el tema de la muerte.
«Se evita hablar a los niños de la muerte y cuando resulta inevitable (como, por ejemplo, en el caso de la muerte de un compañero, o del papá y de la mamá de un amigo) se recurre a «expertos» que conozcan las palabras «adecuadas» (?!) para evitarles traumas. Además, ver el cuerpo de una persona difunta se considera inconveniente y peligroso para un niño. Viene la duda de que el verdadero motivo de toda esta ocultación sea solo nuestra incompetencia, nuestro estado de afasia ante las cuestiones que verdaderamente importan. Por su parte, los niños siguen siendo grandes especialistas en las cosas que importan y en las preguntas incómodas, ante las que nosotros no sabemos ya mantenernos: las del porqué de la muerte y sobre el destino de quien muere, que son las preguntas que llevan a reflexionar sobre el sentido del vivir. Pero la muerte, como cualquier revulsivo, sigue influyendo de modo soterrado y poderoso sobre muchos aspectos de nuestra vida. Para mantenerla lejos y, si es posible, eliminarla de nuestra conciencia, es necesario invertir una gran cantidad de energías. Como cualquier proceso defensivo, la supresión trata de protegernos de la angustia, pero su uso demasiado masivo bloquea la plena expansión de la vida. De este modo, hemos dejado de pensar en la muerte, pero ya no invertimos hasta el fondo en la vida. A partir de nuestras palabras, en cambio, un niño podría aprender que la muerte no se puede vencer, pero que tampoco tiene la palabra definitiva sobre la vida, sobre todo si sabemos vivir una vida apasionada y dotada de sentido. Ningún psicólogo, por competente que sea, puede encontrar las palabras adecuadas y hacer las cosas adecuadas, que sirvan para transmitir a un niño el sentido de la muerte y de la vida: solo lo pueden hacer su padre y su madre, que lo han traído al mundo con confianza, aunque saben que está destinado a morir, y que lo preceden procurando trazar el camino para una vida dotada de significado y abierta a la esperanza».
Mariolina Ceriotti Migliarese. Masculino: Fuerza, eros, ternura (Maschi. Forza, eros, tenerezza, 2017). Madrid: Rialp, 2019; 128 pp.; trad. de Elena Álvarez; ISBN: 978-8432150593. [Vista del libro en amazon.es]