Hablaré, en semanas sucesivas, de libros que me hubiera gustado conocer cuando escribí El deseo de comprender, unos porque salieron después de terminar aquel libro y otros que me han recomendado amigos que los leyeron. Catábasis: El viaje infernal en la Antigüedad, de Miguel Herrero de Jáuregui, es un libro con acentos académicos que da una visión de conjunto sobre cómo trataron las fuentes literarias antiguas la catábasis: el viaje al mundo de los muertos, o al infierno si se quiere. Empezando con la forma en que Homero lo presentó en sus obras, el autor habla del contenido de las laminillas órficas, unas láminas de oro aparecidas en tumbas con instrucciones grabadas para el difunto en el más allá; de los mitos catábáticos de Platón, como el de la caverna; de las... Leer más
El elefante, de Peter Carnavas tiene como protagonista a una niña, Olivia, cuya madre ha fallecido y que ve a su padre, muy abatido, siempre acompañado de un gran elefante. Olivia intenta modos de hacer desaparecer el elefante pero, aunque cuenta con el apoyo de su abuelo, no le resulta fácil. Novela corta muy premiada en Australia, bien contada y acompañada de unos excelentes dibujos de línea, muy a tono con los sucesos de la historia. La forma de superar la dificultad por parte de los personajes, no es, para mí al menos, convincente; a diferencia, por ejemplo, de un relato de planteamiento parecido como Mimi. Así, nada se dice de la posible tristeza de la niña ante la falta de su madre, ni hay nada parecido a rezar por parte de ningún personaje. Además se da por supuesto, pues... Leer más
Después de publicar Erótica y materna. Un viaje al universo femenino, Mariolina Ceriotti habló de la masculinidad en su libro Masculino. Fuerza, eros, ternura. Es un libro bien comentado en esta reseña. En ella se explica que la tesis del libro es que los hombres de hoy están expuestos a un narcisismo que debilita su potencia creativa; que, con frecuencia, afirmar la feminidad se suele hacer en detrimento de la masculinidad; y que es importante comprender el modo masculino de actuar. Igual que hice con Erótica y materna, aquí me limitaré a poner dos textos de interés. El primero trata de cómo ayudar a un niño cuando hay que abordar con él el tema de la muerte. «Se evita hablar a los niños de la muerte y cuando resulta inevitable (como, por ejemplo, en el caso de la muerte... Leer más
En La muerte de Iván Ilich, León Tolstoi habla de un importante juez que, con cuarenta y cinco años, enferma de gravedad y, en el tiempo que tarda en morir, adquiere una progresiva lucidez para enjuiciar su vida anterior, compara su vida con la de su bondadoso cuidador, entiende que no había vivido como debía y, aunque trata de justificarse, al fin reconoce que «no había nada que defender». El mismo esquema sigue, pero dando un paso más, La agonía de Julián Bacaicoa, de Cristián Sahli Lecaros: un prestigioso oncólogo, experto en la leucemia infantil, está muriéndose a los 93 años; mientras el enfermero de la residencia le atiende con gran bondad, a lo largo de unas pocas horas rememora su vida. Recuerda su brillante carrera profesional y su poco interés por su vida... Leer más
La memoria del árbol, de Tina Vallès, es una novela corta bien comentada en esta reseña. El niño narrador, Jan, cuenta serenamente los cambios que se producen a su alrededor cuando sus abuelos dejan el pueblo y se vienen a vivir con sus padres y él a Barcelona. La narración muestra bien algunos modos propios de percibir las cosas que pueden tener los niños: «No sabía que el cuento de la cigarra y la hormiga era una fábula. Papá me lo había leído hacía tiempo, pero si lo contaba el abuelo los dos insectos me caían mejor». Muestra también con acierto el contraste entre los ritmos vitales del pueblo y de la ciudad: «El tiempo pasa más despacio en casa de los abuelos, y no sé si es por este sol que quema, por el silencio denso o por el montón de relojes que lo cuentan,... Leer más
Como en Los amigos, en La Casa del Álamo Kazumi Yumoto vuelve a tratar sobre la muerte de modo sorprendente. Es un relato calmoso, en el que todo discurre con fluidez, y tenso, pues los conflictos interiores de la protagonista y narradora tienen entidad; parece ingenuo y tiene muchos momentos divertidos, unos por las costumbres singulares de sus personajes y otros por los comentarios y las reacciones de la protagonista niña, pero plantea cuestiones de fondo con agudeza y se acerca bien a situaciones duras de la vida. A una mujer joven, una enfermera que ha dejado su trabajo, según sabremos, le comunica su madre por teléfono que ha muerto la propietaria de la Casa del Álamo, en la que vivió de niña cuatro años. Se dispone a viajar al funeral y, con ese motivo, va recordando... Leer más
El puente de san Luis Rey fue la segunda novela de Thornton Wilder. Tuvo una gran acogida, fue premio Pulitzer el año 1928, y sigue siendo considerada una de las grandes novelas del siglo XX. En Lima, el año 1714, el hermano Junípero, un franciscano, presencia cómo colapsa un puente colgante de origen inca y se caen al vacío cinco personas. El narrador indica que «otro cualquiera se hubiese dicho con secreta alegría: “¡Si llega a suceder diez minutos más tarde, también yo…!”», pero que el hermano Junípero sin embargo pensó «¿por qué les ha sucedido esto precisamente a esos cinco?». Esto le llevó a concebir un plan, al que dedicó seis años, de investigar en las vidas de los fallecidos para poner de manifiesto el plan providencial oculto detrás de esas cinco... Leer más
Al hablar de relatos que tratan bien sobre la muerte una referencia inevitable es Los muertos, la última y más larga narración de las quince que componen Dublineses, de James Joyce. En este libro, como muchos saben, todos los relatos son realistas y tienen lugar en el Dublín de primeros años del siglo XX. Los protagonistas de los primeros son niños, los de los siguientes son adolescentes y los de los últimos son personas maduras. El tono es sobrio pero, por debajo de la superficie, hay multitud de referencias y de guiños. Los muertos está considerado uno de los mejores relatos cortos escritos en lengua inglesa. Se ambienta en Navidad y casi todo él tiene lugar en la casa de las hermanas Kate y Julia Morkan, dos mujeres mayores que dan una fiesta y un baile tradicional en su... Leer más
La más que viva, de Christian Bobin, es un relato en primera persona cuyo narrador recuerda la figura de una mujer llamada Ghislaine, que ha muerto repentinamente con 44 años. Evoca su modo de ser alegre y expansivo, que estuvo enamorado de ella, y cuenta pequeñas anécdotas que le sirven para enhebrar variadas reflexiones sobre la vida y la muerte. Podría comenzar este comentario igual que hice cuando hablé de otro libro de Bobin: no me ha parecido un libro logrado. Incluso diría que buena parte de los sentimientos que se traslucen pierden frescura y autenticidad al ponerlos por escrito (por más literariamente que se haga). Esto me parece claro si el libro tiene algo de autobiográfico, pero incluso si no lo tiene no me acaba de convencer una exposición que, por momentos,... Leer más
Tengo un particular interés por los libros, relatos o memorias, que hablan bien del dolor ante la muerte de un ser querido, tal vez porque veo que la literatura infantil y juvenil muchas veces falla cuando intenta presentar esas situaciones. Por ejemplo, relatos que hablan de la muerte del padre como La isla, de Gianni Stuparich, o La mano suprema, de Yúsuf Idris; o que hablan de la muerte de la madre como Un altar para la madre, de Ferdinand Camon, o Vinieron como golondrinas, de William Maxwell; o que mencionan el dolor por la muerte de la esposa, unos íntegramente dedicados a la cuestión al modo de Una pena en observación, de C. S. Lewis, y otros que la tratan dentro de una historia más amplia, como en Quiero dar testimonio hasta el final, de Viktor Klemperer, o como en El hombre... Leer más
Tiempo atrás señalé que, después de las consideraciones intelectuales que había hecho en El problema del dolor, C. S. Lewis tuvo oportunidad de hacer un análisis vital cuando lo sufrió en su propia carne, al morir su esposa, en Una pena en observación, un libro desgarrador y consolador a la vez. Pongo a continuación un comentario, más amplio que aquel, sobre los cuatro tramos en los que dividió su relato. En el primero el autor está centrado en su propio dolor y reflexiona sobre las distintas formas que va tomando en su interior la pena que siente —miedo, lágrimas, desidia...— y se pregunta, con aspereza y expresiones violentas, dónde se ha metido Dios. En el segundo empieza señalando que debería pensar más en H., su mujer, y menos en sí mismo. Al mismo tiempo... Leer más
Hola, abuelo. Querida nieta es, de Peter Härtling, es, como indica el subtítulo, «una historia en correos electrónicos». La nieta es Mirjam, una chica adolescente con problemas y un lenguaje desgarrado, y el abuelo es un hombre ya enfermo que procura contestar con serenidad a los exabruptos de la chica. La pequeña historia fluye con naturalidad y los sentimientos humanos que hay debajo, aunque no se manifiesten por completo, quedan patentes. Los protagonistas no parecen tener creencias religiosas, y por tanto no las manifiestan, pero, aunque el abuelo nada dice al respecto, la chica sí piensa, de modo natural, en una vida más allá de la muerte. Peter Härtling. Hola, abuelo. Querida nieta. Una historia en correos electrónicos (Hallo Opa. Liebe Mirjam, 2013). Barcelona:... Leer más
Los amigos, de Kazumi Yumoto, fue un relato compuesto por la escritora para llegar a ser una película, como efectivamente lo fue. Está un poco basado en lo que ella vivió cuando murió su abuelo, como cuenta en el epílogo. Su argumento es que tres chicos japoneses de unos doce años se plantean que nunca han visto morir a alguien y que no saben nada de qué pasa cuando uno se muere. Con ese motivo, hacen un plan para espiar a un viejo que les parece que no tardará en morirse. Pero el viejo se da cuenta: entabla trato con ellos y el caso que le hacen le da nuevos ánimos. Están bien dibujadas las personalidades de cada chico: el narrador, Kiyama, sensato y responsable; Kawabe, nervioso e impulsivo, enfadado por su situación familiar; y el gordo Yamashita, tranquilo y algo... Leer más
En Formas de la felicidad, comentando Mujercitas, pongo una cita de George Orwell, que tiene un tono parecido a una de Natalia Ginzburg acerca de Corazón. Está tomada de un artículo en el que habla de la honradez de fondo que había en algunas de sus lecturas de infancia. Dice Orwell que «puede que la gente de Helen’s Babies o Mujercitas sea ligeramente ridícula, pero no está corrompida. Poseen algo cuya mejor definición quizá sea integridad, o moral, fundada en parte en una beatería irreflexiva. Es de cajón que todo el mundo vaya a la iglesia los domingos por la mañana y que bendiga la mesa y rece antes de ir a dormir; para entretener a los niños se les cuentan historias de la Biblia, y si piden una canción seguramente sea “Gloria, gloria, aleluya”. Tal vez sea... Leer más
Hermana muerte es otro librito corto de Thomas Wolfe, que Periférica publica después de El niño perdido, Una puerta que nunca encontré y Especulación. Con iguales acentos y rasgos estilísticos, esta vez el narrador relata cuatro muertes que presenció en la calle: una sucedió a consecuencia de un accidente de tráfico, otra fue la de un vagabundo borracho que se golpeó contra unas vigas en un edificio, la tercera ocurrió cuando un obrero cayó de un andamio desde un noveno piso, y la cuarta, en la que no hubo violencia y llegó de modo silencioso, la vio cuando un hombre sentado esperando el metro se desplomó. A quien haya leído antes al autor no hace falta indicarle que su estilo retórico por momentos es algo ampuloso y podría estar más controlado, o que sus frases y... Leer más
Tal como dije cuando puse la reseña de El jilguero, indico ahora dos razones por las que ha sido una novela con la que he conectado muchísimo. Una tiene que ver con haber sido lector, en los dos últimos años, especialmente, de tantos libros de Dostoievski y Cormac McCarthy, y de haber pensado y escrito sobre ellos. Que la novela de Tartt es muy deudora de Dostoievski es evidente. Que lo es de McCarthy, para mí también lo es, y no solo porque ambos sean sureños. Esto se relaciona con que la novela de Tartt aborda de forma muy comprensiva —algunos pensarán que demasiado— las vidas de sus personajes, especialmente las de los más desastrados, lo que también me ha recordado uno de mis relatos cortos favoritos, El perseguidor, de Julio Cortázar, cuyo protagonista se dio a la... Leer más
Después de Mimi y El árbol de los recuerdos, un libro que vuelve al tema de la muerte, pero de manera muy distinta, es Un monstruo viene a verme, de Patrick Ness. La madre de Conor, de trece años, tiene cáncer y no está respondiendo bien al tratamiento. El comportamiento de Conor en el colegio es el de alguien ausente pero eso no impide que un compañero de clase le acose, algo que los profesores más o menos captan, pero que Conor niega para evitar líos. Además, un día le ocurre algo pesadillesco: el tejo de su jardín cobra vida y se le aparece, de forma muy amenazadora, y le dice que la va contar tres relatos pero que, al final, él tendrá que confesarle una verdad que no ha contado antes nunca. A todo esto, cuando a su madre la ingresan en el hospital, vuelve unos días su... Leer más
Hace unos días algunos medios publicaron una reseña mía de El jilguero, de Donna Tartt. Publico aquí ese mismo comentario, algo ampliado, y más adelante daré dos razones, que tienen que ver con la clase de lector que soy, para explicar algo más por qué me ha parecido una obra grandiosa. Novela muy larga, con numerosas referencias literarias y artísticas. Igual que las dos novelas anteriores de la escritora —El secreto (1992), un homicidio turbio en un campus universitario, y Un juego de niños (2002), una niña de doce años que investiga el ahorcamiento de su hermano cuando ella era pequeña— también esta tiene un lenguaje muy cuidado y una gran calidad narrativa. Pero si con aquellas obras el lector podía pensar que no merecía la pena invertir tanto tiempo de lectura... Leer más
En mi experiencia personal, y en la de la mayoría de las personas que conozco, la muerte de alguien cercano pone de pie una convicción que cabría llamar instintiva: la de que no puede acabarse todo, la de que las cosas buenas dadas y recibidas no pueden quedar en nada, la de que nuestra vida pide otra y no puede terminar con la muerte. Esta realidad, en la que no todos los libros infantiles que tratan sobre la muerte se detienen, se recoge con acierto en Mimi, de John Newman. Por lo que la narradora cuenta sabemos que su madre ha muerto hace poco, que su padre está más bien fuera de juego, que sus hermanos se comportan de modo un tanto anómalo, y que sus familiares, profesores y vecinos intentan echarles una mano. Además, la narradora, Mimi, una chica adoptada de origen chino,... Leer más
Paul Johnson: «El juicio y la muerte de Sócrates constituye uno de los grandes acontecimientos morales de la antigüedad». Es cierto que, sigue Johnson, es «una auténtica pena que Tucídides no estuviera vivo para darnos su relato concienzudo, continuo, seguro y penetrante del acontecimiento» y que tengamos que conformarnos con los libros que dejó Platón, «escritos con su acostumbrada maestría —a decir verdad, sorprendentemente genial cuando narra las últimas horas de Sócrates—, pero con su habitual combinación de verdad y transferencia (de sus pensamientos a Sócrates) y su irritante deformación profesional, la tendencia a poner las ideas delante de las personas». Con todo, la información que poseemos es más que suficiente para concluir que «Sócrates en prisión, a... Leer más
Ya que llevo varios viernes poniendo notas que hablan de la muerte, pongo ahora «Muerte no es morir», un soneto de tono moral, que recuerda a Quevedo y a Teresa de Ávila, del poeta mexicano Joaquín Peñalosa. Figura en Río paisano, su único libro publicado en castellano hace poco tiempo. «Si ya vas a venir, hazlo más tarde, aunque mi luz apenas parpadea, no es que a vivir me aferre, no es que crea que convertirme en polvo me acobarde. En mi invierno, el jardín florece y arde y, a pesar de mi noche, el sol flamea; deja que se retarde tu tarea, deja mi río y que tu mar aguarde. Pero si no seré jamás lo que persigo, si del árbol de ayer quedó una astilla, a qué esperar la muerte tan sencilla. Mi llaga en paz y mi cizaña en trigo, Dios besó al pecador en... Leer más
«Si Dios ha muerto, como no vamos a morir nosotros»: dice Jiménez Lozano que oyó ese comentario en su infancia muchas veces ante una desgracia enorme y súbita, o un accidente mortal, o «una muerte que desconcertaba. Y era algo convincente. No he encontrado nunca, más tarde, otra razón que más me convenciera». José Jiménez Lozano. Retratos y naturalezas muertas (2000). Madrid: Trotta, 2000; 203 pp.; ISBN:... Leer más
Cuando leí la novela que puse ayer sobre la muerte recordé un texto de Jiménez Lozano acerca de las representaciones de la muerte en el Barroco porque, pensé, esa clase de novelitas que vuelve a la idea del «polvo serás pero polvo enamorado» de Quevedo, y no es capaz de ir un poco más allá, tienen algo o mucho de autoengaño... Hablaba ese texto del entusiasmo de aquella época por las calaveras, que aparecían en cuadros como si fueran un reloj para medir tiempo-eternidad y para suscitar «todas las meditaciones barrocas o hamletianas sobre el sentido de la existencia. Pero —seguía el autor— el Barroco adornó con finísimas telas recamadas en oro estos cráneos, los encerró incluso en relicarios de oro y piedras preciosas, colocando éstas a veces en las mismas cuencas... Leer más
Bajo la misma estrella, de John Green, es una novela notable, tanto literaria como humanamente. No es nada fácil hablar de chicos con cáncer, por lo que los defectos que se le pueden encontrar a una novela así no deben ocultar que, cuanto más complicado es un tema, más fácil es confundirse pero mucho más mérito tienen los aciertos. Indiana. Amistad entre Hazel, una chica bajita de dieciséis años con cáncer de tiroides que ha pasado a los pulmones y que ha de ir a todas partes con una bombona de oxígeno, y Gus, un chico de diecisiete, jugador de baloncesto, que, como consecuencia de un osteosarcoma, tiene una sola pierna. Se conocen en un grupo de apoyo para chicos jóvenes que tienen cáncer. Consiguen viajar a Holanda para cumplir el sueño de Hazel: conocer a Peter van... Leer más
Si ayer hablaba de relatos sobre chicos en situaciones complicadas, el de la protagonista de Lejos del polvo, de Karen Hesse, es más dura todavía. La nueva edición de hace pocos meses es una oportunidad de conocerla: es una novelita excelente pero, eso sí, el lector ha de ir preparado para... Leer más
Simon Leys: «Los anuncios que la ley ordena imprimir en los paquetes de tabaco y de cigarrillos hacen involuntariamente eco a un hermosísimo rito antiguo de la iglesia católica: a principios de la Cuaresma, el miércoles de Ceniza, cuando a cada fiel se le impone en la frente la ceniza bendecida, el cura le dice: “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”». Lo anterior resulta chocante, viene a decir el autor del texto, porque «la mayor parte del tiempo, la vida moderna se esfuerza en embotar u obliterar en nosotros el pensamiento de la muerte» y, naturalmente, porque el espíritu que hay detrás del recordatorio de «fumar puede matar» y demás eslóganes, es completamente distinto de la conciencia de la proximidad de la muerte propia del cristianismo, que «es... Leer más
Al leer Un perro llamado Vagabundo recordé otro relato mejor, Pobby y Dingan, de Ben Rice, que también intentaba lidiar con presencias sobrenaturales que se perciben pero se... Leer más
Un perro llamado Vagabundo es la primera novela de su autora, Sarah Lean. A partir de un día en el que su colegio promovió un día de silencio patrocinado —unos voluntarios no hablan en todo el día y sus compañeros recaudan fondos, curiosa fórmula por cierto—, la muy habladora y revoltosa Cally se queda en silencio durante semanas, por lo que todos a su alrededor empiezan a preocuparse. La razón para su silencio, como al principio queda claro, es que su madre ha muerto hace poco, ella la echa mucho de menos, e incluso tiene como apariciones suyas algunas veces, pero su padre no quiere ni oír hablar de la cuestión: «es hora de que olvidemos el pasado y dejemos de inventar cuentos tontos. Es hora de crecer». A todo esto, el padre de Cally también decide que se cambien de... Leer más
El niño perdido, de Thomas Wolfe, es un relato corto, distribuido en cuatro partes, acerca de Grover, un hermano del autor que falleció en 1904, antes de cumplir los doce años, cuando la familia vivía en Saint Louis durante la Exposición Universal. En la primera parte se describen escenas de la vida de Grover en el vecindario hasta que acaba teniendo un choque con los tacaños Crocker, los propietarios de una tienda de la que sale una embriagadora fragancia de chocolate caliente que no puede resistir. En la segunda figuran los recuerdos que tiene la madre, donde afirma que, de todos sus hijos, Grover era el más brillante. En la tercera es su hermana Helen, dos años mayor que Grover, la que lo rememora unos treinta años después, cuando «nada ha resultado como esperábamos…». Y... Leer más
En Heroísmo vanidoso y en Posturas humanas básicas cité una obra de Victor Klemperer, un catedrático de literatura que sobrevivió al horror nazi gracias a que su mujer no era judía, sino aria, y a que ella, contrariamente a otras personas en su misma situación, eligió las penosas consecuencias de permanecer siempre junto a su marido. Y, precisamente, una de las líneas de fuerza más poderosas y admirables del minucioso diario que llevó Klemperer desde 1933 hasta 1945, Quiero dar testimonio hasta el final, un libro impresionante, es la relación entre los dos. Pues bien, después de haber señalado en algunas entradas anteriores la dificultad que tiene para creer en Dios o en otra vida, Klemperer, el 18 de marzo de 1945, se refiere a su esposa y dice: «Breve meditación... Leer más
Robert Spaemann: «Un proverbio griego afirma lo siguiente: “a nadie hay que alabar como feliz antes de su muerte”. Esta afirmación se hace desde el punto de vista del contemplador. Para poder juzgar la vida, es preciso tenerla presente toda entera. Pero de ese modo sólo la puede considerar el que sobrevive, es decir, el otro. El hedonismo representa el extremo opuesto. Para un hedonista consecuente, sólo existen momentos placenteros sin antes ni después. De esa forma no cabe realizar la vida de modo perfecto, pues sólo pueden ser felices o infelices unidades monádicas de experiencia». Robert Spaemann. Felicidad y benevolencia (Glück und Wohlwollen, 1989). Madrid: Rialp, 1991; 285 pp.; col. Cuestiones fundamentales; trad., notas y estudio introductorio de José Luis del... Leer más
Hace unas semanas, ponía una cita de Umberto Eco acerca de una de las funciones principales de la literatura. Ahora, otras tres respecto a lo mismo. Una, de Alasdair MacIntyre en Tras la virtud: «Sólo retrospectivamente pueden calificarse de incumplidas las esperanzas, de decisivas a las batallas y así sucesivamente. Pero así las caracterizamos en la vida como en el arte. Y a quien diga que en la vida no hay finales, o que las despedidas definitivas solo tienen lugar en los relatos, se siente uno tentado de responderle si ha oído hablar de la muerte». Otra, de Paul Ricoeur en el primero de sus libros dedicados al estudio del tiempo en las narraciones: «La cuestión más grave que podría plantear este libro es saber hasta qué punto la reflexión filosófica sobre la... Leer más
Umberto Eco: «La función de los relatos “inmodificables” es precisamente ésta: contra cualquier deseo nuestro de cambiar el destino, nos hacen tocar con nuestras propias manos la imposibilidad de cambiarlo. Y al hacerlo, nos cuenten lo que nos cuenten, cuentan también nuestra historia, y por eso los leemos y los amamos. Necesitamos esa severa lección “represiva”. La narrativa hipertextual puede educarnos a ser libres y creativos. Está bien, pero no lo es todo. Los relatos “ya hechos” nos enseñan también a morir. Creo que esta educación al Sino y a la muerte es una de las funciones principales de la literatura. Quizá haya otras, pero ahora no se me ocurren». Umberto Eco. Sobre literatura (sulla Letteratura, 2002). Barcelona: RqueR, 2002; 347 pp.; trad. de... Leer más
Alejandro Llano: «La gran literatura sabe que la muerte no es un puro acontecimiento, y menos aún un suceso negativo. La muerte es el acontecimiento más auténtico de la persona y la más incuestionable realidad del hombre y del mundo (...). Todo puede ser aparente, y en buena medida lo es, menos la muerte. Es “la hora de la verdad” y quizá el único momento en el que la verdad comparece sin adornos ni aditamentos». Un ejemplo: La muerte de Iván Ilich, de Tolstoi. Alejandro Llano. Deseo, violencia, sacrificio – El secreto del mito según René Girard (2005). Pamplona: Eiunsa, 2005; 208 pp.; col. Astrolabio; ISBN: 84-313-2197-0.... Leer más
Siempre me han parecido especialmente misteriosas las escenas de El Señor de los anillos en la que se narra el periplo de Aragorn hasta llegar a Minas Tirith. Tal vez, esa intervención de los muertos en la batalla final, en la mente de Tolkien, tenga el significado de que determinadas victorias sólo se logran recabando todas las ayudas... Leer más