Oliver Sacks: «Si queremos saber de un hombre, preguntamos “¿cuál es su historia, su historia real interior?”, porque cada uno de nosotros es una biografía, una historia. Cada uno de nosotros es una narración singular, que se construye, continua, inconscientemente, por, a través de y en nosotros, a través de nuestras percepciones, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones, y, en el mismo grado, nuestro discurso, nuestras narraciones habladas. Biológica, fisiológicamente, no somos distintos unos de otros; históricamente, como narraciones, somos todos únicos. Para ser nosotros mismos hemos de tenernos a nosotros mismos, hemos de poseer, de reposeer, si es preciso, nuestras historias biográficas. Hemos de “recolectar” el drama interior, la... Leer más
Bauman: «Nos han entrenado para dejar de preocuparnos de cosas que parecen estar tozudamente más allá de nuestro poder (y, por tanto, también de cosas que parecen prolongarse más allá de nuestro tiempo vital) y para concentrar, en cambio, nuestra energía y atención en tareas que quedan dentro de nuestra competencia, de nuestro alcance (individual) y de nuestra capacidad de consumo. (…) Las cosas deben estar listas para el consumo sobre la marcha; las tareas deben dar resultados antes de que nuestra atención vaya a la deriva en busca de otros afanes; los temas deben dar fruto antes de que el entusiasmo de cultivarlos se agote. ¿Inmortalidad? ¿Eternidad? Bueno: ¿dónde está el parque temático donde poder experimentarlas sobre la marcha?» No siempre fue así. «Todas las... Leer más
Bauman: «En un mundo en donde se practica la falta de compromiso como estrategia vulgar de lucha de poder y de la autoafirmación, hay pocas cuestiones en la vida (en caso de que haya alguna) que se puedan predecir, sin temor a equivocarse, que van a durar. (…) El pensamiento a largo plazo (y aún más las obligaciones y compromisos a largo plazo) se perfila efectivamente como “sin sentido”. Todavía peor, pensamiento, obligaciones y relaciones a largo plazo parecen contraproducentes, categóricamente peligrosos, un paso insensato, un lastre que hay que tirar por la borda y que en primer lugar hubiera sido mejor no subir a bordo. Son noticias preocupantes, incluso aterradoras. Los golpes se dan directamente en el corazón de la forma humana de estar en el mundo. Después de... Leer más
Para explicar la construcción de la propia identidad a veces se usa la imagen del rompecabezas que, piensa Zygmunt Bauman, no es muy esclarecedora. «Sí, uno necesita recomponer la identidad personal (¿las identidades?) igual que se compone un dibujo a partir de las piezas de un rompecabezas. Pero sólo se puede comparar la biografía con un rompecabezas defectuoso, del que se han perdido bastantes piezas (y uno nunca sabe cuántas exactamente). Un rompecabezas que se compra en una tienda está todo en una caja, con la imagen final ya claramente impresa en su tapa, y con la garantía de que nos devolverán el dinero si todas las piezas que se requieren para reproducir exactamente la imagen no están dentro y de que no se puede improvisar ninguna otra imagen usando esas piezas. Así que... Leer más
Volviendo a lo señalado en El nombre definitivo, La importancia del nombre, y Plenitud de la vida humana, un texto de Jiménez Lozano dice: «Parece que el pintor de iconos Andrei Rubliev decía que “se puede llegar al fondo de las cosas, sólo hay que llamarlas por su nombre”; y claro está que es así. La cuestión está en averiguar su nombre, y en saber llamar luego. Probablemente es un don, y Maurice Blanchot, hablando de Kafka, comenta: “Esa forma de plegaria que es escribir”. Al fin y al cabo como pintar iconos. El más maravilloso es el que no fue pintado por nadie. Es decir, aquel cuyo autor, de tanto nombrar eficazmente el mundo y las cosas, no tiene nombre». José Jiménez Lozano. Los cuadernos de letra pequeña (2003). Valencia: Pre-Textos, 2003; 248 pp.; col.... Leer más
No puedo decir que haya leído bien Por qué debemos considerarnos cristianos, de Marcello Pera —presidente del Senado italiano entre 2001 y 2006—, pues, para eso, tendría que haber leído bien, y en algunos casos haber leído antes, a muchos pensadores con los que dialoga en su libro, como Benedetto Croce, John Rawls, Kant, Locke... En cualquier caso, me ha interesado mucho por las cosas que explica y por cómo las explica. Incidentalmente, me ha gustado ver que, al menos en otros lugares, hay políticos (en este caso de izquierda) que saben lo que dicen y saben decirlo. El autor comienza con una introducción en la que declara que «desconfío de las ideas difundidas cuando no consigo explicármelas personalmente, desconfío de la sabiduría popular cuando va en contra de mis... Leer más
Continuando con lo de ayer, para explicar que habría plenitud en la vida humana si el ser y el nombre verdadero fueran al unísono, Romano Guardini recurre a una escena de Kim, de Ruyard Kipling, en la que «Kim se sienta junto a una pared y se dice a sí mismo: “Yo, Kim; yo, Kim”. Se da cuenta de que cada vez llega más hondo y quiere arribar en ese punto donde nombre y ser se identifican. Sin embargo, inmediatamente lo deja; y lo deja tantas veces cuantas lo intenta. Pero un viejo brahmán está junto a él y asiente con tristeza: “Lo sé; sé que no se logra”. El verdadero nombre es una meta que nunca se logrará». Romano Guardini. El fin de la modernidad (Das Ende der Neuzeit, 1950) y Quien sabe de Dios conoce al hombre (Der Menschen Erkennt nur, wer von Gott weiss,... Leer más
Dos textos que me gustan. Uno de Stevenson: «La verdadera sabiduría es saber estar siempre acordes con nuestra edad y cambiar de buen talante según las circunstancias van cambiando». Otro de Jean Guitton: «Debemos pensar la existencia como estando jerarquizada, guardando siempre el sentido de los órdenes encadenados uno con otro y los sacrificios obligatorios. No se puede saber todo, hacer todo y decir todo. No se pueden tener las ventajas del ocio y las de la gloria, las del poder y las de una buena oposición (...), las del laico y las del clérigo, las de una salud fuerte y las de una endeble. Y cuanto más ascendemos más es necesario elegir no saber, no hacer, no escuchar, no recibir tampoco ni esperar...». R. L. Stevenson. Virginibus puerisque y otros ensayos... Leer más
Robert Spaemann: «Un proverbio griego afirma lo siguiente: “a nadie hay que alabar como feliz antes de su muerte”. Esta afirmación se hace desde el punto de vista del contemplador. Para poder juzgar la vida, es preciso tenerla presente toda entera. Pero de ese modo sólo la puede considerar el que sobrevive, es decir, el otro. El hedonismo representa el extremo opuesto. Para un hedonista consecuente, sólo existen momentos placenteros sin antes ni después. De esa forma no cabe realizar la vida de modo perfecto, pues sólo pueden ser felices o infelices unidades monádicas de experiencia». Robert Spaemann. Felicidad y benevolencia (Glück und Wohlwollen, 1989). Madrid: Rialp, 1991; 285 pp.; col. Cuestiones fundamentales; trad., notas y estudio introductorio de José Luis del... Leer más
Supongo que hablar de «valores» está bien si eso responde a lo que los hombres son y necesitan, pero también puede ser una trampa si esos valores se comprenden como una especie de piezas aisladas y se olvida que no hay una ética para cada cosa. En todas las áreas son necesarias las mismas virtudes, es esquizofrénico separar virtudes públicas y privadas, el mismo ser humano es padre y vecino y político... Y es que la vida es un... Leer más