El icono más maravilloso

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Volviendo a lo señalado en El nombre definitivo, La importancia del nombre, y Plenitud de la vida humana, un texto de Jiménez Lozano dice: «Parece que el pintor de iconos Andrei Rubliev decía que “se puede llegar al fondo de las cosas, sólo hay que llamarlas por su nombre”; y claro está que es así. La cuestión está en averiguar su nombre, y en saber llamar luego. Probablemente es un don, y Maurice Blanchot, hablando de Kafka, comenta: “Esa forma de plegaria que es escribir”. Al fin y al cabo como pintar iconos. El más maravilloso es el que no fue pintado por nadie. Es decir, aquel cuyo autor, de tanto nombrar eficazmente el mundo y las cosas, no tiene nombre».

José Jiménez Lozano. Los cuadernos de letra pequeña (2003). Valencia: Pre-Textos, 2003; 248 pp.; col. Narrativa Contemporánea; ISBN: 84-8191-516-5.

 

6 abril, 2012
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