He leído hace unas semanas El futuro recordado, gran título para unos artículos cortos publicados por Irene Vallejo hace unos años. En ellos, al hilo de lo que ocurre a nuestro alrededor recuerda comentarios, o anécdotas, o relatos antiguos o de pensadores del pasado. Vale la pena conocerlos: porque están muy bien escritos y resultan sugerentes, y porque ayudan a pensar y a caer en la cuenta de cuánto forma una buena educación apoyada en los clásicos. Dos párrafos: «La voz del silencio» comienza diciendo: «¿Por qué no os calláis? Así nos retaría hoy Baltasar Gracián. Para él, el silencio, tanto o más que las palabras, es el hábitat de la inteligencia». Y termina: «Hay formas de callar con un corazón hospitalario. Una antigua leyenda cuenta que, cuando un nuevo... Leer más
Vida en el jardín, de Penelope Lively, es un libro ameno para todos aquellos que sean aficionados a la jardinería o a ver jardines. También, a quienes estén interesados en los libros que hablan de jardines: de jardines de ficción y de jardines descritos por quienes saben de la cuestión, «los escritorse de jardín» los llama la autora. Yo no sé nada de jardines pero he abordado el libro porque todo lo que firma Penelope Lively tiene calidad, y este libro no es una excepción, y porque, aparte de hacer referencias a muchos libros que conozco, comenta con acierto algunos. Así, El jardín secreto le parece una historia «con una carga de significado demasiado pesada y obvia» que, además, es en exceso sentimental y tiene muchos toques caprichosos. En ella se «nos dice que los... Leer más
En uno de los ensayos del libro citado ayer, hablando de la crisis económica de Grecia de hace unos años, escribe Marylinne Robinson lo siguiente: «Oí comentar a una mujer que, por descontado, la situación económica de ese país era lamentable. Dijo: “Sus centros comerciales ni siquiera abren el domingo”. Según aparece, debe asumirse que la economía, tal como se entiende actualmente la palabra, no sólo puede sino que debe reglamentar la cultura nacional. ¿Por qué iban los griegos a cumplir el Sabbath? Posiblemente porque su país y su idioma sustentan una antigua tradición religiosa. Su abandono entrañaría una inmensa y absoluta pérdida. Y, además, el día de descanso tiene otras ventajas. Si las estadísticas relevantes tienen algo de verdad —yo dudo de todas—,... Leer más
Algunas citas sobre comprensión de la vida y de la gente que Simon Leys recoge en Ideas ajenas: —«Entre dos hombres sin experiencia de Dios, aquel que le niega es quizá quien se encuentra más cerca de él». Simone Weil. —«El éxito es una desgracia necesaria de la existencia humana, pero sólo a los muy desgraciados les llega pronto». Anthony Trollope. —«Una regla de la Providencia divina es que alcancemos el éxito a través del fracaso». Newman. —«El azar es el dios de los imbéciles». Bernanos. —«El pasado no ha muerto, ni siquiera ha pasado». Faulkner. —«Hace falta ser miembro del servicio de inteligencia para creer tal cosa; ningún hombre normal puede ser tan estúpido». Orwell. Simon Leys. Ideas Ajenas (Les idées des autres, 2005).... Leer más
Algunas citas sobre convivencia que Simon Leys recoge en Ideas ajenas: —«La base de toda existencia civilizada es el respeto de los contrarios». Cicerón. —«Nadie está exento de decir sandeces; lo malo es decirlas con esmero». Montaigne. —«La definición aproximada de gentleman es la de aquel que nunca inflige dolor». Newman. —«No dudo que las personas honestas estén de mi parte, pero me gusta que me lo digan». Abad Mugnier. —«Los "sí, sí" de la multitud no valen tanto como el "no, no" de un hombre honesto». Sima Quian. Simon Leys. Ideas Ajenas (Les idées des autres, 2005). Salamanca: Editorial Confluencias, 2015; 141 pp.; trad. de José Miguel Parra y de Teresa Lanero; ISBN: 978-84-943830-5-2.... Leer más
Como ayer, varios párrafos tomados de lecturas de Josep Pla de estos meses pasados, esta vez relativos a su modo irónicamente bienhumorado y sensato de afrontar la vida: —«En los pueblos vale más no tener ninguna idea que cambiar de opinión. Esto último no lo perdonan ni los amigos». (El cuaderno gris) —«Yo comprendo todas las utopías sociales, todas las ideas, las que sean. El anarquismo, sin embargo, me ha producido siempre una sensación de molestia física, de barullo desagradable –de llegar a la cama y encontrar y que aún no está hecha». (El cuaderno gris) —«A mí me gusta coincidir con todo el mundo siempre que la coincidencia pueda producirse sobre calidades probadas y ciertas. Se me hace difícil, en cambio,... Leer más
En una de las entradas recogidas en Un largo etcétera, titulada «Ritmos», se habla de que tanto el comienzo del curso académico como el comienzo del año natural «juegan juntos a crear los ritmos de los años, como en un poema el ritmo del verso y el de la frase, distintos y entrecruzados gracias a los encabalgamientos. Otros ritmos de la vida que encuentran correspondencias con los del poema son los ritos (el puente de la Inmaculada, la Navidad, el Miércoles de Ceniza, la salida procesional de todos los años, Pentecostés, la operación salida, etc.), que harían las veces de rima. Y los aniversarios íntimos, rimas internas. Los cumpleaños funcionan de un modo parecido a la cesura y ya sabemos que “sin cesura ni censura / no hay buena literatura”.... Leer más
En su libro El paraíso en la puerta, Fabrice Hadjadj escribe: «La Fontaine hacía hablar a los animales para enseñar moralidad humana; hoy día, hacemos hablar a los hombres para inculcar una animalidad inhumana. Los nuevos cuentos para niños pequeños no cesan de moralizar sobre cazadores malvados rodeados de fieras adeptas a la no violencia. El año 1942 remite, a partir de ahora, a la creación de Bambi , mientras que la Conferencia de Wannsee, donde se reunieron numerosos enemigos de la vivisección, sale poco a poco de nuestras memorias. El edén ecologista, como asimismo la utopía tecnológica, proyecta una salida radical de la historia y de la cultura. (…) Insinúa otra solución final: los hijos son una carga para el ecosistema». El autor vuelve a lo mismo en un libro... Leer más
Las reflexiones de un libro como Ceguera moral pueden servir, entre otras cosas, para identificar mejor algunos problemas y, por tanto, para pensar cómo enfrentarse a ellos. Algunos son: —atención al lenguaje empobrecido. Bauman: «el espacio de la atención humana (…) se ha reducido al tamaño y la duración de mensajes compuestos, enviados y recibidos. La primera víctima de una vida apresurada y de la tiranía del momento es el lenguaje, demacrado, empobrecido, vulgarizado y despojado de los sentidos que presumiblemente transmite. Y los “intelectuales”, los caballeros andantes de las palabras significativas y sus sentidos, son sus bajas colaterales». —atención a los payasos políticos. Bauman: «Observemos los numerosos payasos políticos que hoy en día adquieren... Leer más
En Ceguera moral, un diálogo entre Zygmunt Bauman y el sociólogo Leonidas Donskis, subtitulado «La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida», se habla de cómo las redes sociales son una fruta madura caída del cielo para cualquier dictador y sus servicios secretos pues la vigilancia a través de las redes es muy eficaz gracias a la cooperación de las víctimas. Para explicar este aspecto de nuestra sociedad, una sociedad que se somete a una vigilancia voluntaria y autoinflingida, los autores hacen muchas referencias a las novelas Un mundo feliz, 1984 y Nosotros. Más adelante también se remiten a novelas de Houllebecq como Sumisión o La posibilidad de una isla que, por lo que yo sé, no habría que colocar al mismo nivel. Dice Bauman: «Podría decirse que la visión... Leer más
E. F. Schumacher: las condiciones actuales de trabajo a muchos los sentencian, «a pasar su vida laboral de un modo en el que no hay incentivos dignos de tenerse en cuenta, en el que no se estimula el perfeccionamiento de uno mismo, en el que no hay oportunidad de progreso, en el que no existe elemento alguno de Belleza, Verdad o Bondad. El objetivo básico del industrialismo moderno no es hacer gratificante el trabajo, sino aumentar la productividad; y el logro del que más orgulloso se siente es el ahorro de trabajo, con lo que a éste se le imprime el sello de indeseable. Pero lo que no es deseable no puede conferir dignidad, de tal modo que la vida laboral de un trabajador es una vida sin dignidad. El resultado, y no es de extrañar que así sea, es un espíritu de triste... Leer más
E. F. Schumacher: «La sociedad industrial moderna es tremendamente complicada, (…) y exige al hombre enormes cantidades de tiempo y de atención. Este puede considerarse, en mi opinión, el más grande de sus males. Por paradójico que pueda parecer, la sociedad industrial moderna no ha proporcionado a la gente, a pesar de la increíble proliferación de aparatos que ahorran trabajo, más tiempo para dedicarlo a sus trascendentales tareas espirituales; es más, y con la excepción de los más decididos, le ha puesto a todo el mundo muy difícil lo de hallar algún tiempo para esas tareas. En realidad, creo que no me equivocaría mucho si afirmara que la cantidad de auténtico tiempo libre de que se dispone en una sociedad es, por lo general, inversamente proporcional a la maquinaria... Leer más
Robert Spaemann: «El espíritu de la época —todo espíritu epocal— consiste en una colección de prejuicios para los que se reclama una especie de autoevidencia. La tarea de la Filosofía consiste en reflexionar sobre esas evidencias. El poder del espíritu epocal estriba en que no formula sus evidencias sino que las acepta tácitamente. Si las formulara, eso daría lugar a controversia sobre ellas. De Goethe proviene esta observación: “Cada palabra pronunciada suscita el sentido opuesto”. Esto significa, por así decirlo, que no hay réplica, y entonces probablemente no se expresan las convicciones fundamentales, sino acuerdos implícitos. Cuando alguien se atreve a poner en cuestión todo eso que vive de la opacidad, parece que lo obligado es caerse de la nube y mostrarse... Leer más
Robert Spaemann: «En política vemos a menudo que se pide a los expertos en ética que den respuestas acerca de qué es lo recto, lo justo o lo falso. Siempre me encuentro incómodo en estas situaciones. Afortunadamente nadie me ha preguntado si quería formar parte de una comisión ética. Esto me habría puesto en un apuro, pues en ciertas cuestiones estoy del lado de Kant cuando escribe que para responder a las preguntas sobre el bien y el mal nada aporta una reflexión muy desarrollada ni una esmerada preparación. En realidad, hay personas muy sencillas que tienen una sensibilidad moral maravillosa, un tacto muy fino, mientras que también hay personas de gran formación que son unos egoístas sin escrúpulos y para quienes la razón, como dice Kant, sirve para llegar a ser... Leer más
Robert Spaemann: «El contexto público en el que hoy se habla de los valores es profundamente relativista. Se habla de “nuestros valores”. Cuando los políticos occidentales viajan a China se sienten en el deber de hacer algo en materia de Derechos Humanos y de proclamar “nuestros valores”, a lo que sus interlocutores chinos responden, con toda razón: “Vosotros mismos decís que se trata de vuestros valores, que tenéis en alta estima. Nosotros poseemos nuestros propios valores, distintos de los vuestros. Entonces, ¿qué queréis de nosotros?” Justificar los Derechos Humanos con los valores es, por otro lado, algo harto peligroso. “Derecho” es un concepto bastante claro. Pero, ¿los valores? Desde luego, con frecuencia se habla de los valores cristianos: la Iglesia... Leer más
Robert Spaemann: «Siempre es discutible pretender deducir propuestas normativas a partir de datos estadísticos. (…) Kant dijo una vez: “Es plebeyo apelar a la experiencia en cuestiones de moral”. En todas las culturas más desarrolladas hay una clara discrepancia entre la conducta de la mayoría y la que la gente aprueba. Cuando el abismo desaparece, entonces eso quiere decir, o bien que todos los hombres son santos, o, por el contrario, que se han venido abajo las costumbres. Esto último es lo peor, cuando el comportamiento de la mayoría se tiene como norma». Robert Spaemann. Sobre Dios y el mundo. Una autobiografía dialogada (Über Gott und die Welt. Eine Autobiographie in Gesprächen, 2012). Madrid: Palabra, 2014; 396 pp.; col. Biblioteca Palabra; trad. de José María... Leer más
He pensado en las habituales peticiones de dinero público por parte de quienes afirman de sí mismos que son la cultura (como si fueran por eso superiores a otros ciudadanos, como si a la cultura no perteneciéramos todos, como si la cultura no la hiciéramos entre todos), y, por tanto, porque son la cultura, se atribuyen a sí mismos un supuesto derecho a privilegios económicos, al leer esto de Zygmunt Bauman: «Las primeras financiaciones del arte por parte de las autoridades, así como otras iniciativas que hoy se enmarcarían bajo la rúbrica de “política cultural”, aparecieron un buen par de siglos antes de que se acuñara el término “cultura”, de modo que podemos conjeturar que el concepto se forjó a partir de la iniciativa y la ambición de los reyes. El concepto... Leer más
Uno de los conceptos que Zygmunt Bauman explica con claridad en La cultura en el mundo de la modernidad líquida es el de multiculturalismo. Escribe que «la nueva indiferencia ante la diferencia se presenta como una aprobación del “pluralismo cultural”: la práctica política formada y respaldada por esta teoría se define con el término “multiculturalismo”. Parece inspirarse en el postulado de la tolerancia liberal y el respaldo a los derechos de las comunidades a la independencia y a la aceptación pública de sus identidades elegidas (o heredadas), pero en realidad actúa como una fuerza socialmente conservadora. Lo único que consigue es disfrazar la desigualdad social —un fenómeno que difícilmente obtendría la aprobación general— de “diversidad cultural”, es... Leer más
A diferencia de lo que se comprendía por cultura en el pasado, dice Zygmunt Bauman que «hoy la insignia de pertenencia a una elite cultural es la máxima tolerancia y la mínima quisquillosidad. El esnobismo cultural consiste en negar ostentosamente el esnobismo. El principio del elitismo cultural es la cualidad omnívora: sentirse como en casa en todo entorno cultural, sin considerar ninguno como el propio, y mucho menos el único propio». Para sintetizar, continúa, «la cultura de la modernidad líquida ya no tiene un “populacho” que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir. En contraste con la ilustración y el ennoblecimiento, la seducción no es una tarea única, que se lleva a cabo de una vez y para siempre, sino una actividad que se prolonga de forma indefinida. La... Leer más
Zygmunt Bauman: «De acuerdo con su concepto original, la “cultura” no debía ser una preservación del statu quo sino un agente de cambio; más precisamente, un instrumento de navegación para guiar la evolución social hacia una condición humana universal. El propósito original del concepto de “cultura” no era servir como un registro de descripciones, inventarios y codificaciones de la situación imperante, sino más bien fijar una meta y una dirección para las iniciativas futuras. El nombre “cultura” fue asignado a una misión proselitista que se había planeado y emprendido como una serie de tentativas cuyo objeto era educar a las masas y refinar sus costumbres, para mejorar así la sociedad y conducir al “pueblo” —es decir, a quienes provenían de las... Leer más
En el libro citado hace unos días, antes de llegar a la conclusión de que Hitler fue un nacionalista extremo, «tal vez el que más de todas las personalidades destacadas del siglo XX», y de que por eso en él «el odio hacia sus adversarios era más fuerte y menos abstracto que el amor por su pueblo», una «marca distintiva de la mente de todo nacionalista extremo», John Lukacs hace unas interesantes distinciones: «Cuando Samuel Johnson pronunció su célebre dictamen “el patriotismo es el último refugio de un canalla”, quería decir nacionalismo, ya que esa palabra aún no existía en inglés. El patriotismo (como observa George Orwell en uno de los pocos ensayos existentes acerca de su diferencia con el nacionalismo) es defensivo, mientras que el nacionalismo es agresivo;... Leer más
Zigmunt Bauman: «Desviar la atención (mediante la tentación y la seducción) de la tarea de adquirir un adiestramiento y, en consecuencia, de lo que es “relevante en la vida” para sustituir todo ello por la búsqueda de las impresiones sensuales, es una técnica insidiosa, una técnica que convierte en placentera la constante privación, y que genera una servidumbre que es percibida y sentida como libertad de expresión. (…) cultura del “aquí y ahora", inquieta y en perpetuo cambio, de una sociedad que promueve el culto de la novedad y de las oportunidades azarosas. (…) Podemos decir que la línea que separa un mensaje importante, ostensible objeto de la comunicación, de su conocido adversario y obstáculo, nombrado ruido de fondo, ha desaparecido por completo. (…) una... Leer más
Simon Leys: «Los anuncios que la ley ordena imprimir en los paquetes de tabaco y de cigarrillos hacen involuntariamente eco a un hermosísimo rito antiguo de la iglesia católica: a principios de la Cuaresma, el miércoles de Ceniza, cuando a cada fiel se le impone en la frente la ceniza bendecida, el cura le dice: “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”». Lo anterior resulta chocante, viene a decir el autor del texto, porque «la mayor parte del tiempo, la vida moderna se esfuerza en embotar u obliterar en nosotros el pensamiento de la muerte» y, naturalmente, porque el espíritu que hay detrás del recordatorio de «fumar puede matar» y demás eslóganes, es completamente distinto de la conciencia de la proximidad de la muerte propia del cristianismo, que «es... Leer más
El siguiente comentario de Zygmunt Bauman describe bien algunos cambios que se han producido en nuestra sociedad: «Cuando yo era joven, me advertían con frecuencia: “Lo que rápido se aprende, rápido se olvida”. Pero aquella máxima respondía a otro tipo de sabiduría, la sabiduría de una época que valoraba al máximo el “largo plazo” y en la que las personas que ocupaban la cima social marcaban su posición de privilegio rodeándose de objetos duraderos y dejaban lo fugaz y efímero a los que ocupaban los peldaños más bajos de la escala; aquella era una época en la que la capacidad de heredar, mantener, guardar, preservar, legar y, en definitiva, cuidar de cosas, se valoraba mucho más que la (entonces vergonzosa, lamentable y lamentada) capacidad de... Leer más
Joubert: «La piedad nos vincula a lo más poderoso que existe, que es Dios, y a lo más débil, como los niños, los ancianos, los pobres, los inválidos, los desgraciados y los afligidos. Sin ella, la vejez ofende la vista, la invalidez repele, la imbecilidad produce aversión. Con ella, en la vejez sólo vemos la edad avanzada; en la invalidez, el sufrimiento; en la imbecilidad, la desgracia. No experimentamos sino respeto, compasión y deseo de consolar». Pascal, La Rochefoucauld, La Bruyère, Vauvenargues, Chamfort, Joubert. Moralistas franceses. Máximas, pensamientos y caracteres. Córdoba: Almuzara, 2008; 1214 pp.; Biblioteca de Literatura Universal; trad. de Salustiano Masó y José Antonio Millán Alba; introducción de Alicia Yllera; edición de José Antonio Millán Alba;... Leer más
Retorno al pudor, de Wendy Shalit, es un ensayo que se podría describir como una una desvergonzada defensa de la vergüenza o una impudorosa defensa del pudor. Hay aquí una breve biografía de su autora —que escribió su libro con 23 años— y aquí una buena reseña explicativa de su libro. Por mi parte no necesitaría tantas anécdotas como cuenta, unas personales y otras tomadas de la prensa del corazón y de las páginas de sucesos, pero, sea como sea, me ha gustado su planteamiento: «escribo porque veo mucha infelicidad a mi alrededor», una infelicidad que, apunta, nunca vio en sus padres ni en sus abuelos, todos ellos buenos judíos. La autora comienza con un reconocimiento de que las reclamaciones feministas son justas, para señalar luego que la forma en que muchas se... Leer más
Vale la pena pararse a pensar, dice Zygmunt Bauman, que «si nuestros ancestros fueron formados y entrenados, sobre todo, como productores, a nosotros se nos forma y se nos entrena primero como consumidores y luego como todo lo demás. Los atributos que se consideran ventajas en un productor (la adquisición y retención de hábitos, lealtad a las costumbres establecidas, prontitud para demorar las gratificaciones, estabilidad de necesidades) se convierten en los vicios más impresionantes de un consumidor. Por mucho que siguieran existiendo o se convirtieran en normales, serían el toque de difuntos de la economía centrada en el consumidor». En nuestro mundo, «las instituciones de “educación para toda la vida del consumidor” son innumerables y están en todas partes,... Leer más
No conocía Carta a un rehén, un texto breve que Antoine Saint-Exupéry escribió como prólogo a un libro de León Werth, un amigo judío a quien había dedicado El principito. En él se refiere al sufrimiento de los perseguidos y emigrados durante la guerra Mundial, al modo en que surge y se afianza la amistad, a la sabiduría que nos hace valorar los acontecimientos simples pero esenciales de la vida. Así, a propósito de un momento de tensión, resuelto cuando una persona sonríe, dice: «A menudo lo esencial no tiene peso. Aquí, en apariencia, lo esencial ha sido una sonrisa. A menudo una sonrisa es lo esencial. A uno le pagan con una sonrisa. Le recompensan con una sonrisa». Y, más adelante, indica cómo una sonrisa no modifica nada visible pero lo transforma todo... Leer más
Para explicar por qué la novela entró en crisis en la segunda mitad del siglo XX, John Lukacs da, como primera razón, esta: que «los Hechos se han vuelto más extraños que la Ficción. (...) Estoy pensando en la cantidad de despropósitos que nos rodean noche y día, que se hacen patentes en los anuncios publicitarios, en los eslóganes, en las campañas de promoción, en ese pseudolenguaje tecnológico y pueril, en los sonidos y los gritos de la música popular, etc. Es difícil satirizar y parodiar estas cosas porque para hacerlo no haría falta tanto distorsionar la realidad cuanto exagerar los disparates que de hecho ya existen. La imprescindible imaginación del novelista desfallece, no sólo ante la monstruosidad, sino ante la acumulación mortífera de estupideces que se da en... Leer más
Adam Zagajewski: «En cierta ocasión, dos sabios se encontraron en un claro del bosque. Hablaron de la miseria del mundo, de la civilización inhumana, de la catástrofe que había sufrido la vida interior de las personas, de la destrucción del sentimiento religioso. Coincidían casi por completo: la palabra de uno de ellos podría ser la palabra del otro. El silencio de uno era el silencio del otro. Condenaban lo que merecía ser condenado, y, no obstante la gravedad de la situación, secretamente casi se alegraban de no estar solos en este mundo atroz y desierto, de tenerse el uno al otro. El primer desacuerdo salió a la luz por la tarde, tras el crepúsculo, cuando, despidiéndose con cordialidad y aprontándose a partir, se confiaron mutuamente sus planes. —Yo vuelvo al... Leer más
Zygmunt Bauman: «Tanto la supresión de los deseos “naturales” como el fomento o la construcción de los deseos artificiales son para el mercado de consumo lo que las tierras vírgenes para un agricultor: un imán, la promesa de una rápida expansión y de abundantes riquezas nuevas obtenidas con un esfuerzo comparativamente menor. De hecho, ésa es la práctica habitual de la industria médica y farmacéutica: determinadas condiciones humanas no comercializadas (y consecuentemente no rentables) se convierten en territorios de potencial (y provechosa) explotación en cuanto se consigue reclasificarlas como patologías. Y las ocasiones de tales reclasificaciones surgen cada vez que los departamentos de I + D de las empresas dan con un nuevo aparato o con una nueva receta capaz de... Leer más
Zygmunt Bauman: «El mensaje más importante de los mercados de consumo, su verdadero y profundo metamensaje (es decir, el mensaje que fundamenta y da sentido a todos los demás mensajes), es el carácter indigno de cualquier malestar o molestia. No sólo se condena a priori el aplazamiento de la satisfacción, sino también la complejidad de cualquier tarea que supere las capacidades, las herramientas o los recursos que poseen quienes la desempeñan, y por añadidura se condena la combinación de las dos (la necesidad de asumir una formación y un trabajo a largo plazo que hagan viable la satisfacción de estos deseos): todas ellas son tareas injustificadas e injustificables, y sobre todo innecesarias y prescindibles. La mayor parte del poder de seducción de los mercados de consumo... Leer más
Libros certeros aunque pesimistas como, en la década de los ochenta, Divertirse hasta morir, de Neil Postman, o como el reciente (y en sí mismo más flojo) Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, de Nicholas Carr, son respuestas a la inquietud de Marshall McLuhan que ya mencioné en la nota Corchos en un mar tempestuoso. El paralelismo entre los dos libros, además de por otras cosas, lo pensé al leer, en el segundo, el comentario de que el acceso a Internet es el servicio más popular de muchas bibliotecas públicas, y recordar que, en el primero, se decía que si un profesor recurre demasiado a medios audiovisuales en clase, tal vez está mostrando su propia superfluidad. Quizá es esta una de las cosas que todos debemos plantearnos: cumplir bien, cada... Leer más
Christopher Lasch: «En épocas pasadas, el hombre hecho a sí mismo se jactaba de su aptitud para juzgar el carácter y la probidad; hoy escudriña ansiosamente los rostros de sus colegas, no tanto para evaluar su credibilidad como para calibrar su susceptibilidad a los elogios. Practica las artes clásicas de la seducción y, con la misma indiferencia de siempre a las sutilezas morales, espera ganar el corazón de otros a la par que les roba la cartera. (…) Si Robinson Crusoe encarnaba el tipo ideal de hombre económico, el héroe de la sociedad burguesa en ascenso, el que predomina en su etapa senil, , es el espíritu de Moll Flanders ». Christopher Lasch. La cultura del narcisismo (The Culture of Narcisism, 1979; revisión y posfacio del autor de 1990). Barcelona: Andrés Bello,... Leer más
McLuhan habla de cómo en el Descenso al Maelström, de E. A. Poe, su protagonista «pudo salvarse estudiando la acción del torbellino y cooperando con él. (…) Ese entretenimiento nacido del desapego racional, al permitirle actuar como un espectador de su propia situación, le dio el hilo que le permitió salir del laberinto». Del mismo modo, dice, en un mundo tan dominado por la tecnología, «el primer paso y el más importante de todos es simplemente entender los medios y sus efectos revolucionarios en todos los valores e instituciones psíquicos y sociales. Entender es la mitad de la batalla. El propósito central de todo mi trabajo es llevar este mensaje: que a través del entendimiento de cómo los medios el control sobre ellos. (…) Ningún ciudadano puede escapar a este... Leer más