Mujeres de ciencia. 50 intrépidas pioneras que cambiaron el mundo, de Rachel Ignotofsky, es un libro basado en una idea excelente, con muchas cosas elogiables y algunas mejorables. En él se presentan breves biografías de 50 mujeres científicas. A cada una se le dedican dos páginas: en la de la derecha está la biografía junto con pequeñas ilustraciones explicativas, y en la de la izquierda se ve una ilustración grande de cada una, con algunas frases, datos e imágenes de su actividad. Cada doble página tiene un color distinto. Al final hay una bibliografía extensa.
La idea y las ilustraciones son excelentes pero el elegante diseño no funciona del todo bien: el tipo de letra es muy pequeño, el espaciado entre líneas no es el más cómodo, y tampoco contribuye a la legibilidad que las letras vayan sobre fondos oscuros. Como el libro se centra, sobre todo, en los mundos inglés y norteamericano, de lo poco que conozco yo no me sorprende que falten, por ejemplo, Hildegarda de Bingen, Gaetana Agnesi o Laura Bassi; sí me llama la atención que no esté Julia Robinson. Pero esta clase de ausencias siempre se notan cuando alguien hace una lista que, a fin de cuentas, es un punto de partida.
Puestos a pensar mejoras, o posibilidades de nuevos libros —aunque los libros con igual tema son ahora una inundación—, tal vez habría que señalar mejor quienes tienen méritos por su lucha contra las adversidades y quienes los tienen por sus logros científicos; también tal vez sería mejor separar a las mujeres del pasado, como la inevitable Hipatia, y a las de los siglos XVII y XVIII cuyas actividades son muy variadas, de las restantes; otra sugerencia más es que, por el carácter tan diferente de sus ciencias, convendría separar a las pioneras del XIX de las científicas del XX.
El libro da datos estadísticos que, a mi juicio, tal como están presentados tienen poco valor e incluso pueden resultar engañosos. Por ejemplo, no aporta nada decir, sin más, que hay un 24% de mujeres frente a un 76 % de hombres trabajando en CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), en 2011, en el mundo entero. En una cuestión como esta es ilógico sumar datos de países como Arabia con datos de países como Inglaterra. Por otro lado, hay que dar un paso más porque las preguntas de interés son otras como, por ejemplo, ¿por qué hay tan pocas ingenieras en Noruega?: al respecto es clarificador el programa de la televisión de ese país de hace unos años titulado La paradoja de la igualdad (primera parte y segunda parte). Un estudio reciente explica la cuestión más en general.
Sea como sea, buen libro, de los que se centra en personas que no se han dejado paralizar por las dificultades y que han realizado, y han dejado como herencia, un trabajo profesional de primer nivel.
Rachel Ignotofsky. Mujeres de ciencia. 50 intrépidas pioneras que cambiaron el mundo (Women in Science: So fearless pioneers who changed the world, 2017). Madrid: Nórdica / Capitán Swing, 2017; 128 pp.; trad. de Pedro Pacheco González; diseño de Tatiana Pavlova y Angelina Cheney; ISBN: 978-84-16830-80-0. [Vista del libro en amazon.es]