Los principales protagonistas de El barco escuela Tobermory, de Alexander McCall Smith, son los gemelos Ben y Fee MacTavish, de doce años. Después de haber acompañado a sus padres oceanógrafos en su pequeño submarino durante años, les ha llegado el momento de ir al colegio que, en su caso, será el barco escuela Tobermory. Allí son bien recibidos por profesores y compañeros, que les explican muchas cosas de la terminología marinera y del funcionamiento del barco. Enseguida conocen también a quienes serán sus rivales, el presuntuoso Hardtack y sus amigos. El conflicto concreto de este relato es que, antes de comenzar el curso, algunos alumnos son contratados dos días como extras de una película de piratas y allí se dan cuenta de que algo no encaja.
Después de haberme leído sus chispeantes novelas sobre Precious Ramotswe, esperaba mucho más del autor. En esta historia todo es muy previsible: los malos son malos y los buenos son buenos a simple vista y a la primera frase; el narrador no hace muchos esfuerzos de precisión o sutileza: «se alejó con esos andares que suele tener la gente desagradable», dice de Hardtack después de un incidente. Las ilustraciones, en blanco y negro, tienen un aire de hace décadas y son más bien propias de cómic. De todos modos, como el tono es amable, los personajes caen bien, y los escenarios son singulares, el relato se lee con gusto; aparte del interés que puede tener para los entusiastas de los barcos y del mar.
Alexander McCall Smith. El barco escuela Tobermory (School Ship Tobermory, 2015). Madrid: Siruela, 2016; 188 pp.; col. Las Tres Edades; ilust. de Ian McIntosh; trad. de Julio Hermoso; ISBN: 978-84-166338-90-1. [Vista del libro en amazon.es]