Educando el carácter a través de la literatura. Despertando la imaginación moral en las aulas de secundaria, de la profesora norteamericana Karen Bohlin, me ha parecido un gran libro, útil y luminoso no solo para profesores sino para cualquier interesado en la buena literatura. En la edición electrónica de la revista Estudios sobre educación se puede ya leer una reseña, en pdf. Karen Bohlin. Educando el carácter a través de la literatura. Despertando la imaginación moral en las aulas de secundaria (Teaching Character Education through Literature. Awakening the Moral Imagination in Secondary Classrooms , 2005). Madrid: Didaskalos, 2020; 282 pp.; trad. de Nicole Haddad del Villar; ISBN: 978-84-17185-54-1.... Leer más
En la misma conferencia de la que puse un texto hace una semana, Walter Benjamin comenta el valor que pueden tener para los lectores niños y jóvenes no sólo las obras de reconocido prestigio sino también las novelas de aventuras folletinescas pues, dice, «cuando estos libros rebasaban en algunos puntos el horizonte de sus jóvenes lectores, este solo hecho los hacía más vivos y sugestivos. Porque su lenguaje y sus términos parecían encerrar el talismán que, en el momento de cruzar el umbral de la edad juvenil, los guiaría hacia la tierra prometida de la edad viril. De ahí que siempre fueran por todos devorados. Devorar libros. Una curiosa metáfora. Da que pensar. De hecho, ninguna forma artística es consumida, desmenuzada y triturada en el grado en que lo es la prosa... Leer más
John Gardner: «Todo niño sabe por intuición cuáles son los requisitos de las buenas historias (siempre que tenga alguna afición por ellas, claro, porque los hay que no la tienen), pero cuando llega a la enseñanza secundaria comienza a despistarse un poco, intimidado por sus profesores, que le obligan a leer cosas que en realidad no valen nada, convertido en objeto de mofa si lee un buen libro de cómics y amonestado si coge Crimen y castigo: “Harold, no tienes edad para leer estas cosas”. Y en los primeros años de universidad, lo más probable es que su despiste sea ya considerable, por ejemplo, es fácil que crea que el “tema” es lo más importante de la ficción literaria». Y eso se une a que, explica el mismo Gardner en otro libro, «a todos los niveles, y no sólo... Leer más
Adam Zagajewski: «No soy enemigo de la poesía libre, sabia y magnífica que sepa unir lo cercano con lo lejano, lo alto con lo bajo, lo terrenal con lo divino, una poesía que sea capaz de registrar los movimientos del alma, las reyertas entre amantes y una escena callejera en una gran ciudad, pero también oír los pasos de la historia y las mentiras de un tirano, una poesía que no nos falle cuando llegue la hora de la verdad. Sólo me enoja la poesía pequeña y pusilánime, obtusa y rastrera, una poesía que escucha servilmente lo que le sopla el espíritu de la época, aquel burócrata desidioso que revolotea a ras de tierra envuelto en una nube sucia de ilusiones». Adam Zagajewski. «Contra la poesía», En defensa del fervor (Obrona żarliwości, 2002). Barcelona:... Leer más
En su momento leí La interminable historia de Nory, de Nicholson Baker, un libro singular e inteligente. Ahora he leído El antólogo, otro libro más que curioso del autor que puede gustar mucho (o nada) a los entusiastas de la poesía y que, me parece, atraerá poco a lectores de otro tipo. En él hay dos comentarios de interés acerca de la enseñanza de la poesía a los niños. Ambos aparecen cuando el narrador habla de que tuvo una maestra que les explicó con entusiasmo los haikus y que les decía que la poesía «no tiene que rimar». A propósito de lo primero dice: «incluso entonces comprendí que era cuento. Niños, este es un tipo de poesía que tiene un sentido perfecto, vibrante en japonés, pero que carece por completo de sentido en inglés. Eso es lo que nos... Leer más
Algunas ideas de la nota de ayer conectan con estas frases de Borges: durante muchos siglos las historias de Troya, de Ulises y de Jesucristo han bastado a la humanidad: «la gente las ha contado y las ha vuelto a contar una y otra vez; les ha puesto música, las ha pintado. (...) Y, aunque sobre todo a partir del XIX aumentó tanto el número y la variedad de relatos —por ejemplo cuando Poe escribió que un relato debe ser escrito atendiendo a la última frase, y un poema atendiendo al último verso, y así florecieron los relatos con truco—, relatos «en donde el interés no radica en la trama sino en la variación, en el cambio, de múltiples tramas (La isla del tesoro, Orlando furioso, la idea de un tesoro que trae males a quien lo encuentra, como en Beowulf), se sigue pudiendo... Leer más
La literatura en peligro, de Tzvetan Todorov, tiene el valor de que recuerda cosas que son obvias (que, en nuestro tiempo, es el primer deber de toda persona inteligente según decía Orwell, creo). Su argumento básico es que la enseñanza de la literatura debería estar centrada en las mismas obras literarias y en ninguna otra cosa. Si «en la enseñanza superior es legítimo enseñar (también) los enfoques, los conceptos que se aplican y las técnicas», «la enseñanza secundaria, que no está destinada a especialistas de la literatura, sino a todos, no puede tener el mismo objeto». «El camino por el que en la actualidad se ha adentrado la enseñanza de la literatura» —por ejemplo: «esta semana hemos estudiado la metonimia y la semana que viene pasaremos a la... Leer más
Will Ladislaw, un personaje de Middlemarch, la novela de George Eliot, afirma que «hay muchas cosas en la apreciación del arte que dependen de gustos adquiridos. (...) El arte es un lenguaje muy antiguo con muchos estilos artificiosos y a veces el principal placer que se obtiene surge del hecho mismo de reconocerlos». Dejando de lado que ese placer, como dice el mismo personaje, «está compuesto de muchos hilos diferentes» y también «está ligado en parte al hecho de dedicarse uno mismo a pintarrajear algunas cosas y a tener por ello cierta idea del proceso utilizado», se puede abundar, con Paul Ricoeur, en que el primer componente del placer que nos produce un texto, es el de reconocer. Esa «satisfacción del reconocimiento la construye un autor en su obra de forma que luego la... Leer más
Todos sabemos bien que, a veces, hay ironías fuera de lugar, pero «¿dónde debemos detenernos en nuestra búsqueda del placer de la ironía?» se pregunta Wayne Booth. Y se responde: «Allí donde la obra nos diga que debemos hacerlo, donde nos ofrezca otras posibilidades que se verían destruidas por el recurso a la ironía. Sólo un lector muy inteligente puede captar todas las ironías de un Fielding o un Forster. Pero hace falta algo más que inteligencia para resistir a la tentación de ir demasiado lejos: el rito acompasado del lector experimentado, ávido de cambios imprevistos y estimulantes, pero consciente siempre de las exigencias de la forma de baile de que se trata y del compañero que le ha tocado». Y, cuando vemos que un escritor (o alguien que conocemos) es muy, muy... Leer más
A quienes esperan de un narrador más de lo que debe dar, Chéjov les dice: «Me parece que no corresponde a los literatos resolver problemas como el de Dios, el pesimismo, etc. La tarea del narrador consiste únicamente en retratar a quienes han hablado o meditado sobre Dios o sobre el pesimismo, así como el modo y las circunstancias en que lo han hecho. El artista no debe convertirse en juez de sus personajes ni de sus palabras, sino en un testigo desapasionado. Si escucho un discurso incoherente y deslavazado de dos rusos sobre el pesimismo, debo referirlo en la misma forma en que lo he oído; emitir un juicio es cosa del jurado, es decir, de los lectores. Lo único que necesito es tener el talento necesario para distinguir las opiniones importantes de las que no lo son, saber... Leer más
Dos citas, que resumo y que van en la línea de mostrar que, antes, los chicos y chicas tenían por delante un solo camino de lecturas, difícil e incompleto si se quiere, pero contrastado. Sin embargo, hoy tienen enfrente aquél camino y muchos otros, por lo que si falta la orientación apropiada el resultado final con facilidad es peor. En su biografía sobre Chaucer propone Chesterton al lector que considere una posibilidad, que «en el caso de Chaucer fue probabilidad»: supongamos que un medieval dispusiese únicamente de tres libros y supongamos que esos libros fueran una versión de las obras de Aristóteles y su filosofía, la Divina Comedia de Dante, la Summa de Santo Tomás de Aquino. Ese lector no poseía libros sino mundos, tres completos universos de pensamiento, o, mejor,... Leer más
El comentario de hace unos días de Flannery O’Connor —Para comprender la literatura presente— puede unirse al de Gerard Genette acerca del alumno al que preguntan si ha leído Madame Bovary y responde «No personalmente», es decir, «no, pero tengo un amigo que ha visto la película». Gérard Genette. La obra del arte (1996). Barcelona: Lumen, 1997; 310 pp.; col. Palabra crítica; trad. de Carlos Manzano; ISBN:... Leer más
«El alumno está rodeado por todas partes de las realidades de su tiempo, pero carece de perspectiva desde la que mirarlas. Como la universitaria que escribió en un trabajo sobre Lincoln que éste fue al cine y le pegaron un tiro, muchos estudiantes entran en la universidad sin saber que el mundo no se hizo ayer. Sus estudios empiezan en el presente y no se sumergen en el pasado más que esporádicamente, cuando parece necesario o inevitable». Por tanto, anima Flannery O’Connor a los profesores, intentad que el alumno «llegue a la literatura contemporánea con esta experiencia a sus espaldas, y estará mucho más capacitado para ver y abordar las exigencias más complicadas de la mejor literatura del siglo XX». En otro momento de la misma conferencia dice: «El profesor de... Leer más
En varias ocasiones he indicado distintos motivos por los que contamos historias: en Literatura, en Gente que conocemos y gente que nos gustaría conocer, en Para una comprensión cabal de la vida, en Un animal que cuenta historias. Ahora, otro más: «Contamos historias porque, al fin y al cabo, las vidas humanas necesitan y merecen contarse. Esta observación adquiere toda su fuerza cuando evocamos la necesidad de salvar la historia de los vencidos y de los perdedores». Paul Ricoeur. Tiempo y narración I. Configuración del tiempo en el relato histórico (Temps et Récit. L’histoire et le recit, 1983). Madrid: Cristiandad, 1987; 377 pp.; serie Libros Europa; trad. de Agustín Neira; ISBN:... Leer más
Alasdair MacIntyre: «El hombre, tanto en sus acciones y sus prácticas como en sus ficciones es un animal que cuenta historias. Lo que no es esencialmente, aunque llegue a serlo a través de su historia, es un contador de historias que aspira a la verdad. Pero la pregunta clave para los hombres no versa sobre su autoría; sólo puedo contestar a la pregunta “¿qué voy a hacer?”, si puedo contestar a la pregunta previa “¿de qué historia o historias me encuentro formando parte?”. Entramos en la sociedad humana con uno o más papeles asignados, y tenemos que aprender en qué consisten para poder entender las respuestas que los demás nos dan y para construir las nuestras. Escuchando narraciones sobre madrastras malvadas, niños abandonados, reyes buenos pero mal aconsejados,... Leer más
George Steiner: «Un humanismo neutral es o una pedantería o un preludio de lo inhumano. (...) Es un asunto de seriedad y de equilibrio emocional, la convicción de que la enseñanza de la literatura, en el caso de que sea posible, es un oficio sumamente complejo y peligroso, puesto que se sabe que se tiene entre las manos lo que hay de más vivo en otro ser humano. De forma negativa, supongo que esto quiere decir que no se deben publicar trescientas o seiscientas páginas sobre un autor del siglo XVI o XVII sin pronunciarse sobre si hoy día vale o no la pena su lectura. O como dijo Kierkegaard: “No vale la pena recordar un pasado que no puede convertirse en presente”. Enseñar literatura como si se tratara de un oficio superficial, un programa profesional, es peor que enseñarla... Leer más
Para completar un poco lo dicho ayer con un texto de La historia interminable, quizá no esté de más recordar al mejor de los novelistas de aventuras, R. L. Stevenson, cuando decía que «los libros están bien en su estilo pero son un pálido sustitutivo de la vida». Y, mal asunto cuando los libros acaban siendo, sólo «sabiduría de bolsillo», «concebida para uso de la gente mediocre, con objeto de disuadirles de ambiciosos proyectos y consolarlos de su mediocridad». R. L. Stevenson. Virginibus puerisque y otros... Leer más
José Jiménez Lozano: «Oigo a una luminaria de las letras afirmar que es un absurdo dar a leer a los jóvenes —angelitos en torno a los dieciocho años— novelas de Valera o Galdós, y cosas como las de Azorín, porque tienen que serles necesariamente extrañas y resultarles absurda la España que pintan. ¿De dónde será este señor, y de dónde querrá que sean estos jovencitos? ¿Por qué es absurda la España de esos escritores? Pero esas lumbreras hablan siempre bajo palabra de honor, claro está. Aunque no menos claro es que la existencia de España es dudosa, y que, en cualquier caso, la doctrina ortodoxa de esta modernidad es que la España anterior era absurda, y que no tendría que haber existido». José Jiménez Lozano. Los cuadernos de letra... Leer más
Dice Chéjov: «La naturaleza humana es imperfecta, de modo que sería extraño que sobre la faz de la tierra sólo hubiera hombres justos. Creer que el objetivo de la literatura consiste en separar “el grano” de la paja de los granujas significa negar la literatura misma. La literatura artística se llama así precisamente porque pinta la vida como es en realidad. Su fin es la verdad incondicional y honrada». Y en otro momento: «Nunca se debe mentir. El arte tiene está grandeza particular: no tolera la mentira. Se puede mentir en el amor, en la política, en la medicina; se puede engañar a la gente, incluso a Dios; pero en el arte no se puede mentir». Antón Chéjov. Sin trama y sin final: 99 consejos para escritores (Senza trama e senza finale: 99 consegli di escritura,... Leer más
A propósito de si se debería promocionar mejor la literatura infantil y juvenil en la escuela, hago mía la respuesta de Claudio Magris de que «la escuela no puede ser una vaca con infinitas ubres de las que manen todos los tipos de leche habidos y por haber». De la escuela debemos esperar la enseñanza de lo mejor. Aunque no siempre será posible que sea una enseñanza genial, en la escuela se debe hablar de los mejores libros y de ningún modo deberíamos aceptar que se recomienden en ella libros de bajo nivel, por más que las editoriales hagan unas promociones estupendas, o que los autores sean muy simpáticos cuando vienen a presentar sus libros, o que la televisión esté hablando mucho de alguno. Claudio Magris. «La escuela: risa y libertad», en Utopía y... Leer más
Alejandro Llano: «En una sociedad configurada en torno al saber, el valor de la verdad debería resultar decisivo. Porque un conocimiento falso no es en absoluto un conocimiento; y una información mentirosa es una desinformación». Y, si eso es así, y prolongando lo dicho ayer, ¿es literatura una literatura que mienta sobre la vida? Alejandro Llano. La vida lograda (2002). Barcelona: Ariel, 2003, 2ª impr.; 208 pp.; col. Filosofía; ISBN:... Leer más
Dice Michael Ende que la literatura y la mentira están hechas de la misma sustancia, la ficción, que puede ser «una medicina o un veneno, dependiendo de las manos en las que caiga», que puede darnos la vista o volvernos... Leer más
Existe una clase de literatura o, mejor, una clase de libros que podríamos llamar nutritivos. Y, como con los alimentos, no sólo nos nutre lo que nos gusta, sino que, más aún, lo que nos gusta mucho puede no ser lo que más nos alimenta e incluso puede ser lo que más daño nos hace. Esto también se aplica en el caso de los libros para niños: no es necesario que todos sean geniales, pero sí es importante que todos sean... Leer más
Wayne Booth: «Hay un placer en conocer la simple verdad y hay un placer en aprender que la verdad no es simple. Ambos placeres son fuentes legítimas de efecto literario, pero no pueden realizarse completamente a la vez. (...) Escribir un tipo de libro es siempre, hasta cierto punto, un repudio a otros tipos. E independientemente de la profesada indiferencia de un autor para con el lector, cada libro consigue con esfuerzo, entre toda la humanidad, aquellos lectores para los que sus efectos peculiares fueron designados». Wayne C. Booth. La retórica de la... Leer más
Una idea que C. S. Lewis repitió bastantes veces: «Como nadie puede engañarnos sin antes habernos convencido de que dice la verdad, es más fácil que nos engañe una historia que se ajuste a un realismo de contenido al menos superficial o aparente. Por eso podemos decir que el romántico más descarado engaña mucho menos que el realista más superficial, que la literatura ostensiblemente fantástica nunca consigue engañar al lector. Los cuentos de hadas no engañan a los niños. Las historias que sí suelen engañarlos, y mucho, son las historias que oyen en la escuela. La ciencia-ficción no engaña, las revistas femeninas sí. El peligro real acecha en las novelas de aspecto muy sobrio donde todo parece muy probable pero, en realidad, están concebidas para transmitir determinado... Leer más
Para terminar el año del Quijote, una última cita: «De la comedia artificiosa y bien ordenada, saldría el oyente alegre con las burlas, enseñado con las veras, admirado de los sucesos, discreto con las razones, advertido contra los embustes, sagaz con los ejemplos, airado contra el vicio y enamorado de la virtud; que todos estos afectos ha de despertar la buena comedia en el ánimo del que la escuchare, por rústico y torpe que sea»... Miguel de Cervantes. Don Quijote de la Mancha. Capítulo XLVIII, 1ª... Leer más
«Creo que están muy equivocados los que dicen que se debería animar a los colegiales a leer periódicos. Casi todo lo que un chico lea en ellos en su adolescencia antes de que cumpla los veinte se habrá descubierto que se interpretó mal y se dio énfasis a lo que no debía, si no se descubre que el hecho en sí también fue falso, y la mayor parte de aquello habrá perdido toda su importancia. Casi todo lo que recuerde tendrá que olvidarlo, y probablemente habrá adquirido un gusto incurable por la vulgaridad y el sensacionalismo y el hábito fatal de saltar de un párrafo a otro para ver que se ha divorciado una actriz en California, que ha descarrilado un tren en Francia y que han nacido cuatrillizos en Nueva Zelanda». C. S. Lewis. Cautivado por la alegría (Surprised by Joy,... Leer más
En Los años milagrosos, el libro de Joseph Frank que ya he citado varias veces, se indica que hubo una época en la vida de Dostoievski en la que repetía con frecuencia la idea de «que los hombres superfluos de la intelectualidad rusa debieran dejar de lado sus titánicas ambiciones de cambiar por completo el universo y, simplemente, debían enseñar a leer a un niño». Además, quienes tienen, o tenemos, algo que ver con los libros infantiles y juveniles deberíamos no perder de vista que «las únicas obras de ficción de las que deberíamos librarnos cuando crecemos son aquellas que probablemente hubiera sido mejor no haber leído jamás», dice C. S. Lewis en «Sobre la historia o fábula», un capítulo del libro de ensayos mencionado días atrás titulado De este y otros mundos.... Leer más
Dice Jacqueline de Romilly que «una de las tareas esenciales de la enseñanza, y en especial de la enseñanza literaria, es la de sembrar y fortalecer en cada uno esos valores diversos que son como la experiencia común acumulada por la humanidad en el transcurso de los siglos: sin ellas —hoy lo presentimos— no es fácil vivir». Y más adelante sigue: «Es absolutamente exacto que las antiguas literaturas alabaron sin cesar, directamente y sin ocultarlo, las virtudes; ha habido tratados sobre las virtudes, sobre cada virtud; ha habido elogios de los grandes héroes y los grandes hombres; ha habido historias edificantes. Del mismo modo, la literatura clásica, cuando mostró el mal, pidió siempre excusas explicando que lo hacía para condenarlo y desterrarlo. (...) Pero en nuestro... Leer más