Con motivo de su fallecimiento he actualizado la voz de Etienne Delessert, que fue un gran renovador de los álbumes ilustrados.
Con motivo de su fallecimiento he actualizado la voz de Etienne Delessert, que fue un gran renovador de los álbumes ilustrados.
Tenía pendiente poner aquí una noticia del libro de Jonathan Haidt titulado La generación ansiosa: Por qué las redes sociales están causando una epidemia de enfermedades mentales entre nuestros jóvenes. En esta buena reseña se habla de que es «una buena radiografía de toda una población criada a la luz de la pantalla del móvil y un buen manual para evitar que las próximas generaciones sigan creciendo de esa manera». Con citas tomadas del mismo libro, un poco modificadas en algún caso, resumo a continuación el mensaje que desea transmitir el autor.
Entre 2010 y 2015, la vida social de los adolescentes estadounidenses se trasladó en gran medida a los teléfonos inteligentes con acceso continuo a las redes sociales, videojuegos en línea y otras actividades basadas en Internet. Esta gran reconfiguración de la infancia (el Gran Recableado de la Infancia) es la principal razón del maremoto de enfermedades mentales en los adolescentes que comenzó a principios de la década de 2010.
Una forma en la que los teléfonos inteligentes, amplificados por Internet de alta velocidad, han afectado la vida de los niños es proporcionándoles pornografía intensa, gratuita e ilimitada, accesible en cualquier momento y lugar; este es un ejemplo de cómo las empresas tecnológicas, en busca de beneficios, han facilitado que los niños satisfagan poderosos deseos sin tener que desarrollar ninguna habilidad que les ayude a hacer la transición a la edad adulta.
Otro de los modos en que las redes sociales afectan a las vidas de los niños es que pueden moldear los modelos mentales de comportamiento aceptable de un adolescente en cuestión de horas, mientras que los padres pueden luchar sin éxito durante años para lograr que sus hijos se sienten erguidos o dejen de quejarse. Además, la vida en las redes sociales es a menudo un tornado diario de memes, modas pasajeras y microdramas efímeros, que inundan la conciencia con alertas y trivialidades, llenan los oídos de sonidos, fragmentan la atención y dispersan la conciencia; esta vida basada en el teléfono hace difícil para las personas estar plenamente presentes con los demás cuando están con otros, y sentarse en silencio consigo mismos cuando están solos. Si queremos desarrollar la concentración y un sentido de conciencia unificada, debemos reducir el flujo de los continuos estímulos que se nos envían a nuestros ojos y oídos.
Las redes sociales entrenan a las personas a pensar de manera exactamente contraria a las tradiciones de sabiduría del mundo: a pensar en ti mismo primero; a ser materialista, crítico, jactancioso y mezquino; a buscar la gloria cuantificada por los «me gusta» y por seguidores. Muchos usuarios pueden creer que las zanahorias y los palos implícitos integrados en plataformas como Instagram no les afectan, pero es difícil no verse afectados inconscientemente. En fin, así lo dijo en su momento Marco Aurelio: «Las cosas en las que piensas determinan la calidad de tu mente. Tu alma adquiere el color de tus pensamientos».
Jonathan Haidt. La generación ansiosa: Por qué las redes sociales están causando una epidemia de enfermedades mentales entre nuestros jóvenes (The Anxious Generation: How the Great Rewiring of Childhood Is Causing an Epidemic of Mental Illness, 2024). Barcelona: Deusto, 2024; 384 pp.; trad. de Verónica Puertollano López; ISBN: 978-8423437290. [Vista del libro en amazon.es]
Melville Davisson Post (1869-1930) fue un conocido escritor norteamericano de relatos policiales protagonizados por distintos detectives. El más popular de todos, el tío Abner, actuaba en territorios del estado de Virginia, cerca de los Apalaches, poco tiempo antes de la guerra de Secesión. Los 18 relatos que contiene Un detective en Virginia: Los mejores casos del tío Abner se publicaron en revistas, sobre todo en The Saturday Evening Post, entre los años 1911 y 1928. La dedicatoria marca el tono: «A mi padre, cuya fe inquebrantable en una justicia suprema detrás del movimiento de los acontecimientos ha sido para el escritor una maravilla y una inspiración».
Tienen nivel literario: están bien construidos, tienen magníficas descripciones de ambientes y escenarios, abundan las referencias bien traídas del mundo bíblico, de los autores clásicos griegos, o de Shakespeare. El héroe tiene una presencia imponente y, por su integridad, es una persona respetada por todos y necesaria en un lugar al que no llega el gobierno; el narrador es su sobrino Martin, que a veces cuenta lo que veía y las preguntas que se hacía cuando tenía unos diez años e iba con su tío a todas partes, y a veces es un narrador en tercera persona que simplemente recuerda un incidente del pasado; otros personajes que a veces los acompañan y actúan de contrapunto son el juez de paz Randolph y el médico rural Storm. Los casos a los que hace frente Abner suelen ser asesinatos que tienen que ver con herencias discutidas: el autor era abogado y eso se nota en la forma en que su héroe aborda los interrogatorios minuciosos que hace y en que sigue unos procedimientos cuidadosos; al respecto es memorable el último de los relatos, «La viña de Nabot».
No son historias en las que los lectores puedan deducir con antelación quién es o no culpable, sino que, normalmente, las cosas se desarrollan y resuelven debido a la capacidad del héroe para observar detalles y matices que a él no se le escapan: en este sentido tiene algo de lógica que se las compare con los relatos de Sherlock Holmes. Las sólidas creencias cristianas de Abner, que nunca las calla, hacen que algunos casos (como «El misterio del azar») contengan diálogos y conclusiones que podría firmar el padre Brown, a quien se parece también porque no tiene un especial interés en perseguir al criminal una vez puesto al descubierto. Así que tiene cierta lógica que al tío Abner se le haya llamado «la mayor contribución estadounidense» a la lista de detectives de ficción, después del Auguste Dupin de Edgar Allan Poe. Como se corresponde con la época y el lugar (en que se desarrollan los hechos y en que se publican los relatos), la presentación de los criados negros, en algunas historias, hay quien hoy no la considera políticamente correcta.
Melville Davisson Post. Un detective en Virginia: Los mejores casos del tío Abner (Uncle Abner. Master of Mysteries, 1911-1928). Madrid: Siruela, 2024; 288 pp.; col. Libros del Tiempo; trad. de Pablo González-Nuevo; ISBN: 978-8410183308. [Vista del libro en amazon.es]