Algunas notas tomadas de Una vida en palabras, una larga entrevista con Paul Auster sobre todas sus obras.
Sobre la importancia de usar bien el lenguaje para comprender bien las cosas. «Es interesante observar a la gente cuando practica algún deporte, un partido de béisbol, por ejemplo. Un jugador coge una pelota y la lanza, otro blande el bate, todo el mundo echa a correr a un lado y a otro, la multitud se pone en pie y grita entusiasmada. Hasta que no se aprenden las normas, las palabras de las normas, lo que se ve es un caos. Una vez que se adquiere el vocabulario para articular lo que se ve, se empieza a comprender lo que pasa. Los hechos son los mismos, pero sin el lenguaje resultan incomprensibles».
Sobre los libros de memorias. «Cuando la gente asegura recordar exactamente lo que se dijo entonces, se limita a utilizar las convenciones de la ficción popular para adornar su vida. Esas obras me parecen deshonestas. En realidad, se trata de un problema moral, ¿no cree?, si se miente y se insiste en que se está diciendo la verdad».
Sobre lo que no se dice. «Cuanto más escribía, más comprendía que lo que se deja fuera es tan importante como lo que se pone. En mi experiencia como lector, siempre he encontrado agradable que el autor escriba de tal forma que llegue a involucrarme plenamente. En otras palabras, no debe decirse todo. Ha de haber espacio para que el lector colme las lagunas. Resulta más estimulante. De ese modo, el libro es una colaboración entre escritor y lector y, en cierto sentido, cada libro resultará diferente para cada persona que lo lea. A todo texto que se lea, lleva uno su propio pasado, su propio carácter, su propia historia. Hay autores que le abruman a uno con demasiadas palabras. No hay espacio suficiente. No te dejan entrar».
El cine y la literatura. «El cine es ilusión. Como he trabajado en el cine, siempre he tenido muy presente su irrealidad. Los espectadores ven una película acabada y piensan: “Oh, parece tan real”, pero nada podría ser menos “real” que un film. Es una serie de imágenes proyectadas en un rectángulo bidimensional. La sensación de profundidad que tenemos al ver una película es simplemente un producto de las técnicas fotográficas. No hay profundidad. Cuando se escribe un guion, se está escribiendo para ese rectángulo, mientras que cuando se escribe una novela, se trabaja en tres dimensiones. Se degustan y se huelen cosas, también…, y se tocan. Es una experiencia más plena».
Entrevista de Inge-Birgitte Siegumfeldt a Paul Auster. Una vida en palabras (A Life in Words: In Conversation with I. B. Siegumfeldt, 2017). Barcelona: Seix Barral, 2018; 416 pp.; col. Los tres mundos; trad. de Benito Gómez Ibáñez; ISBN: 978-8432233869. [Vista del libro en amazon.es]