Hablé, hace unos días, de que hay un tipo de relatos bedtime que son historias extravagantes para dramatizar —cité Canción para dormir a las fieras, pero también podría ser No nos podemos dormir— y otro que son historias para perder cualquier miedo a la oscuridad e incluso disfrutar con ella —cité Duermevela y otro ejemplo es Switch on the nigt—. Hoy le toca el turno a otras que intentan inducir el sueño hasta físicamente, como lo era El gran bostezo, y como lo es Veinte bostezos, de Lauren Castillo y Jane Smiley.
El relato presenta, primero, a la protagonista y su familia un largo día jugando en la playa —y las imágenes nos muestran actividades muy variadas—. Y, después, cuando llega el momento de que Lucy se meta en la cama, da un gran BOSTEZO. Pero también su madre lo hace cuando le lee un cuento y, además, se queda dormida. Enseguida Lucy se despierta y recorre la casa buscando a su osito de peluche, mientras descubre que todos en su casa están durmiendo. Pero cuando se va con su osito ve que sus otros muñecos se quedan mirándola…
Álbum rico en vocabulario, en sonidos repetitivos, y en detalles para observar. Hay calidez en las ilustraciones, en las figuras y en los ambientes que se muestran. Además, el deseo de la chica de incorporar a sus rutinas previas a dormir a sus muñecos, coloca al álbum en la misma familia que La campeona mundial de mantenerse despierta o Gracias y buenas noches. Igual que el pequeño juego de descubrir los veinte bostezos que anuncia el título, lo vincula con otros que proponen lo mismo al lector, como Cuando los borregos no pueden dormir o La oveja número 108.
Lauren Castillo. Veinte bostezos (Twenty Yawns, 2016). Texto de Jane Smiley. Barcelona: Corimbo, 2018; 32 pp.; trad. de Ana Galán; ISBN: 978-84-8470-577-2. [Vista del álbum en amazon.es]