Tal vez la mejor manera de hablar de Galicia sea, o al menos esta es la forma en que yo lo hago, recomendar libros que, de distintos modos, la describen bien o presentan bien sus rasgos. Así, escenas como las descritas por Castelao en Cosas, los retratos de personajes singulares que hace Alvaro Cunqueiro, un libro como Un país de palabras, otro como Otra idea de Galicia… Y, en esa relación, aunque prácticamente solo pueda encontrarse en bibliotecas, desde hace meses incluyo Galicia borrosa, de Santiago Lamas, un estudio muy completo —como se puede comprobar si se consulta su extensa bibliografía—, escrito en gallego y no traducido al castellano, de antropología cultural y social en el que se intenta dilucidar la identidad cultural y social de Galicia.
El autor acuñó en este libro expresiones que luego usaron, y siguen usando muchos, como la de «Galifornia» para la Galicia costera de clima agradable, la que en términos más políticamente correctos se denomina Eje Atlático; o la de «Garizona», para la Galicia interior de climas más extremos y con problemas poblacionales.
Puede dar idea de su estilo culto y poblado de digresiones enriquecedoras, para quien más o menos lea gallego, echar un vistazo a un blog en el que se recoge un texto del libro dedicado a los ríos pues, como dice Cunqueiro, Galicia es el país de los diez mil ríos o de las diez mil fuentes.
El tono irónico se puede ilustrar con algunas explicaciones que da sobre cómo funcionan en Galicia las reglas conversacionales de Paul Grice (que se pueden comparar con este texto sobre lo mismo, también bromista pero certero, de Umberto Eco). Yo las adapto a continuación:
Cantidad. Procure que su contribución a la conversación no sea completa. Ejemplo: —¿Qué tal se encuentra usted?, pregunta el médico; —Vamos yendo, contesta el paciente.
Calidad. Haga que su contribución a la conversación no aporte “directamente” toda la información necesaria. Ejemplo: —¿Se puede ir por aquí para llegar a…? —Se puede, aunque yo no iría.
Relación. Deje implícito todo lo que no sea necesario. Ejemplo: —¿Pasa por aquí el autobús? —Ayer pasó.
Modo. No sea demasiado transparente; enumere los marcadores de contexto. No sea muy claro, proceda dando vueltas y revueltas. No sea breve, dé a conocer mucha información. Ejemplo: —¿Dónde está Brais? —Vi un Mercedes rojo en la puerta de la casa de Antía.
Santiago Lamas. Galicia borrosa (2004). Sada (A Coruña): Ediciós do Castro, 2004; 199 pp.; col. Publicacións do Seminario de Estudos Galegos, Cadernos da Área de Pensamento; ISBN: 84-8485-163-X.