Leí Serafina y la capa negra, de Robert Beatty, después de que me dijeran que había gustado a varios lectores jóvenes y luego vi que había sido una novela muy leída en Estados Unidos…, con lo que todo parece indicar que pronto habrá película.
Su argumento se sitúa en 1899. Serafina, doce años, es una chica de la que se nos dice que tiene unos ojos ambarinos y una extraña lesión de nacimiento en la clavícula que le permite meterse por lugares inverosímiles, Vive con su padre en la mansión Biltmore, Asheville, una casa con más de 250 habitaciones, en la que su padre es el encargado de mantenimiento. Por razones que su padre nunca le ha explicado bien, ha de permanecer oculta para las muchas personas que trabajan y viven en la casa, pero a ella le gusta moverse de noche, sin que su padre lo sepa, pues tiene habilidades casi felinas que le han hecho conocer todos los secretos de la gran mansión. En una de sus incursiones sorprende a un hombre con una misteriosa capa negra que persigue a una niña que, de una forma que Serafina no comprende, se volatiliza. Al día siguiente descubre que la noche anterior ha desaparecido una chica llamada Clara y pronto sabrá también que son varios los niños con los que ha pasado lo mismo en las últimas semanas. De forma casual, Serafina conoce a Braeden Vanderbilt, un joven sobrino de los señores de la casa, a quien le cae bien y a quien le cuenta lo que vio.
La buena noticia es que la historia está narrada con sencillez y claridad, y que tiene un intrigante comienzo en el que se mezclan bien algunos elementos atractivos: una protagonista muy activa y con mente independiente —cuya situación recuerda la de Hugo Cabret, aunque en este caso no se explica bien cómo ha podido vivir tantos años ahí sin que nadie la conozca—; el enigma de su origen que su padre tendrá que contarle al principio parcialmente; la entrada en acción del hombre de la capa negra y la desaparición de la chica; el atractivo de una casa decimonónica grandísima —que también es interesante para muchos lectores por ser una casa real, que puede visitarse, y que ha sido escenario de muchas películas y series—…
Sin embargo, la resolución, e incluso toda la segunda parte de la novela, tiene problemas: el cambio de paso, de novela de misterio con chicos en situaciones críticas, a novela de fantasía sobrenatural con bosques poblados de animales-humanos, cementerios antiguos donde todo puede suceder y personajes vampíricos, resulta poco convincente, y deja una sensación de «así cualquiera», de que así no hay problemas para crear y para resolver misterios. Pero el lector atrapado por el personaje y sus andanzas de la primera parte la leerá igual, y al lector aficionado a los relatos de ese subgénero le interesará. En favor de la historia también hay que decir que algunos dilemas morales, que suelen ser tan curiosos y artificiales en muchas novelas del género, aquí son bastante «normales».
Robert Beatty. Serafina y la capa negra (Serafina and the Black Cloak, 2015). Madrid: Alfaguara, 2016; 352 pp.; col. Middle Grade; trad. de Victoria Simó; ISBN: 978-8420484266. [Vista del libro en amazon.es]