Proyecto Hail Mary, de Andy Weir, es una novela parecida en su argumento y en sus planteamientos a El marciano, el relato en el que se basó la película del mismo nombre. Es otra versión de un náufrago en el espacio pero, esta vez, como el primer Robinson, el protagonista y narrador acabará tropezando con un singular Viernes. El héroe, Ryland Grace, es un microbiólogo experto en modelos de posibles vidas extraterrestres. El relato comienza cuando se despierta en una nave, en otro sistema estelar, con dos cadáveres al lado y con amnesia. Poco a poco va recordando la misión en cuya preparación participó y a la que fue forzado a unirse a última hora pues de su éxito dependía la supervivencia de la tierra, en peligro debido al crecimiento de una especie de «algas espaciales», llamadas «astrófagos», que estaban absorbiendo mucha energía del Sol y amenazando la vida en la Tierra. Para resolver el problema se diseñó el Proyecto Hail Mary, que consistió en enviar una nave a Tau Ceti, una estrella similar al Sol a la que se sabía que no afectaban los astrófagos.
El propósito del autor es el de construir una buena narración en la que, más o menos al mismo ritmo que va recordando las cosas el héroe, va comunicando al lector todo lo que debe saber para entender los pasos que va dando. Logra comunicar bien la tensión de lo que puede ocurrir de modo inmediato y azuzar la curiosidad por saber los pormenores de las investigaciones previas a la expedición. Más aún que en El marciano, son minuciosas las descripciones de todo lo que piensa y hace Ryland, de todo lo que se refiere a los astrófagos y, además, de las particularidades del llamado sistema 40 Eridani y sus habitantes, los eridianos. Así que para los entusiastas del género que aprecien los muchos pormenores imaginativo-científicos que se cuentan, la novela resultará excelente; no así para los demás, que pronto sentirán que le sobran muchas páginas. Los dos tipos de lectores, sin embargo, sí pueden notar que la narración sería mejor sin detalles descriptivos innecesarios («se encienden lámparas de led», «la escotilla en sí tiene una ventana redonda»…). Sea como sea, guionista y director de la película en camino, protagonizada y producida por Ryan Gosling, tienen un buen material para trabajar.
Se puede añadir cómo, a diferencia de Lem en novelas como El Invencible, Weir no tiene voluntad literaria sino voluntad de entretener aunque para eso lleve muy de la mano a los lectores. Esto también se nota en la elección del narrador, un profesor de ciencias de un colegio, perfecto para formular aclaraciones obvias: dirá, por ejemplo, que «la velocidad es relativa» y lo explicará diciendo que «un coche en una autopista puede ir a 100 kilómetros por hora con relación al suelo, pero en relación con el coche de delante se mueve casi a cero». También señalará que lo que está pasándole, por si el lector no se ha dado cuenta, no es una película hortera y que hay cosas que no puede hacer pues «esto no es Star Trek. No puedo simplemente hacer girar un escáner y conseguir toda esa información sobre un sistema estelar». Además, el aficionado a la ciencia-ficción entenderá el comentario de que la Hail Mary parece haber salido de una novela de Heinlein: «un casco suave de color plateado brillante, un morro en forma de cono».
Andy Weir. Proyecto Hail Mary (Hail Mary Project, 2020). Nova, 2021; 544 pp.; trad. de Javier Guerrero Gimeno; ISBN: 978-8418037016. [Vista del libro en amazon.es]