Tenía pendiente poner aquí un comentario a El jardín de Abdul Gasazi, el primer álbum de Chris Van Allsburg, publicado por primera vez en castellano, en México, hace dos años. Su estilo, dibujos detallistas a lápiz y en blanco y negro, se debe a que esa era la forma en la que, como escultor, siempre dibujaba: en principio no fue una decisión estilística. A un chico llamado Alan le pide una vecina que cuide unas horas a su perro Fritz, muy revoltoso. El chico consigue retenerlo durante toda la mañana para que no muerda nada y oculta su gorra porque Fritz tiene particular querencia por ella. Sale luego a dar un paseo con el perro, que se escabulle y entra en el jardín de Abdul Gasazi, mago jubilado, a cuya entrada un cartel prohíbe terminantemente la entrada de perros. Alan... Leer más
Es una alegría la edición o reedición de cualquier álbum de Leo Lionni con su estilo y sus contenidos característicos. En este caso de Cornelio, un joven cocodrilo que desea erguirse y ponerse a dos patas para poder ver más lejos que sus congéneres. Además, Cornelio tiene un enorme deseo de hacer cosas nuevas y, con ayuda de un mono, aprende también a ponerse cabeza abajo y a colgarse de los árboles con la cola. Entretanto, los demás cocodrilos parecen despreciar las cosas que va sabiendo hacer. Una vez más, Lionni cuenta una buena historia de aprendizaje y tenacidad, en la que habla también de no hacer caso de las opiniones ajenas envidiosas, en la misma línea de la vieja fábula del hombre, el niño y el burro (que se cuenta en El conde Lucanor o en un álbum como... Leer más
Serge Bloch y Davide Cali han firmado juntos algunos álbumes memorables como El hilo de la vida y El enemigo. Con Martín y su sombra no alcanzan el mismo nivel pero sí han construido un buen libro. El protagonista es un adulto (en el que algunos niños pueden verse reflejados), que descubre su sombra una mañana cuando se levanta, e intenta de todos los modos posibles deshacerse de ella; en cambio, su perro Rex, que todo lo mira con atención, ve a la sombra de Martín con simpatía. El argumento no pretende más que contar una historia de nonsense graciosa. Lo hace con ilustraciones expresivas, bien compuestas con dibujos coloreados y collages, y con una narración armada con frases medidas y diálogos escuetos. La simpatía del relato se apoya, sobre todo, en las actitudes del perro,... Leer más
Lola y el monstruo, de Nadia Shireen, es un álbum dedicado a toda la gente con una gran melena. La heroína saca partido a su pelo afrocaribeño rizado y organizado en plan colmena convirtiéndolo en un escondrijo para todo tipo de cosas…, como galletas (espero que las lectoras no la imiten y, siguiendo entre paréntesis, indico que algunos autores y editores podrían darse cuenta de que este tipo de detalles argumentalmente innecesarios desaniman a muchos adultos a la hora de comprar un libro para entregarlo a un niño). Pues bien, Lola y el gato Bola, un personaje de aspecto muy gracioso, dan un paseo por el bosque y van saludando a un erizo, un zorro, unos ratones y unos adorables conejitos. Pero más adelante no los ven y comprueban, con horror, que un monstruo terrorífico está... Leer más
Pompas de jabón, de Emma Giulianni, es un gran álbum tridimensional, no tan articulado e impactante como fue Ver la luz, pero en cualquier caso excelente. En todas las dobles páginas hay algún pop-up y en cada una se presenta una escena que podemos interpretar como un recuerdo de infancia: hacer pompas de jabón, coger cerezas directamente del árbol, estrenar cuadernos nuevos, encontrar canicas perdidas, caminar bajo la lluvia hasta llegar a una librería, decorar un árbol de navidad, hacer un muñeco de nieve, volar una cometa. Las imágenes, en colores planos, están muy bien compuestas y son a la vez elegantes y sencillas. Emma Giulianni. Pompas de jabón (Bulles de savon, 2015). Madrid: Kókinos, 2019; 20 pp.; trad. de Hugo Pérez de la Pica; ISBN: 978-8417074555.... Leer más
¡Buu! es el primer y muy destacable álbum infantil de Ben Newman, el ilustrador de los libros informativos de AstroCat. Se cuentan varios episodios, cada uno en dos dobles páginas consecutivas: en la primera se presentan dos animales, el de la página izquierda dice que es el más valiente que existe y en la derecha vemos otro animal que asoma por detrás; este asusta y hace huir al primero en la siguiente doble página. Y la secuencia se repite a continuación con el animal triunfador, que cada vez es más grande según avanza la historia… Los dibujos y el colorido tienen la calidad y la espectacularidad de los álbumes informativos ya conocidos del autor. Una pega menor son las guardas, que aunque son excelentes en sí mismas, rompen el ritmo del álbum: las iniciales no tienen que... Leer más
A los muchos álbumes que hablan de los recuerdos de un abuelo, y que con frecuencia también mencionan la llegada de la muerte —El ángel del abuelo, Mejillas rojas…—, y a los que abundan sobre abuelos que fueron piratas en alguna época —Mi abuelo es pirata...—, se suma ahora Mi abuelo pirata, de Zuzanna Celej y Laia Massons. La narradora es una niña que habla de que su abuelo los llevaba cada domingo, a ella y a su hermano, a la isla de los tres piratas, que era el nombre que daba él al parque cercano, y allí les contaba recuerdos que mezclaba con relatos fantasiosos. La historia cambia de tono y de ritmo cuando ingresan al abuelo en el hospital. Las ilustraciones, en tonos apagados, combinan dibujos acuarelados de las figuras con collages, siluetas y recortes. Resulta un... Leer más
Baja de esa nube, de Mar Azabal y Germán Machado, podríamos asemejarlo argumentalmente a Distinta, citado hace unos días. La protagonista y narradora es una niña que cuenta cómo, en distintas ocasiones, le dicen que baje de las nubes, y en cada caso la vemos absorbida por su imaginación de distintos modos. Al final nos dice que tiene debajo de su cama una escalera por la que trepa cada noche cuando su madre la deja en su cama (un toque que me ha recordado En el desván). Este momento narrativo explica que el libro venga encuadernado por el lado largo y se abra verticalmente. La narración es amena y también son sugerentes las ilustraciones. Además, como se indica en esta cálida reseña, algunas escenas reflejan escenarios locales que, a ciertos lectores, les ayudarán a sentirse... Leer más
De Esperamos a un bebé se subraya que es el primer álbum que compusieron juntos Helen Oxenbury y su marido John Burningham, pero no sé si colaboraron así más veces: a mí no me consta. El relato tiene la calidad gráfica de Oxenbury y la incisividad propia de Burningham. Los protagonistas son un niño y su madre: en una doble página el niño pregunta cosas a su madre sobre su futura hermana o hermano, y en la o las siguientes se imagina cosas que hará o querrá hacer en el futuro (y que con frecuencia teme o le desagradan). Esas cosas suelen aparecer en una sucesión de viñetas mudas donde se ve al bebé futuro feliz en medio de sus travesuras y del caos que desencadena. He visto que hay lectores a los que no les gusta la historia para dársela o leerla en alto a sus hijos pues... Leer más
El nacimiento del dragón es un vistoso, interesante y original álbum firmado por Catherine Louis (ilustraciones), Wang Fei (historia, caligrafía y sellos), y Marie Sellier (texto), que habla de por qué muchos en China ven al dragón no como un animal malvado sino como un animal que simboliza la paz. La historia cuenta que, antiguamente, los hombres, las mujeres y los niños de China vivían bajo la protección del pez, del ave, del caballo, de la serpiente y del búfalo, y se hacían la guerra entre sí en nombre de sus animales protectores. Y entonces los niños de todas las tribus de China decidieron crear un animal que amparase a todos los hombres a la vez: que fuese ágil como el pez, libre como el ave, rápido como el caballo, astuto como la serpiente y fuerte como el... Leer más
Con Edison. Dos ratones en busca de un tesoro, Torben Kuhlman añade a su bibliografía un tercer y extraordinario libro de ratones científicos y aventureros, parecido en su construcción a los dos previos, y crea un mundo, gráficamente muy detallado, en el que podrán entrar muchos lectores curiosos. Esta vez un joven ratón convence a su sabio profesor de ir juntos a rescatar un tesoro que se ha quedado en el fondo del mar y, cuando lo consiguen, averiguan quién inventó de verdad la bombilla de filamentos. El relato tiene trece capítulos en los que hay veintiuna ilustraciones a doble página —unas pocas con recortes de prensa y fotos, y varias compuestas con dos ilustraciones distintas y contiguas—, otras que ocupan una página completa, y muchas más, pequeñas, que con... Leer más
Max, el artista, de Marion Deuchars, tiene como héroe a Max, un pájaro con patas largas que él piensa que son garbosas pero que, tal como le dicen el gato, el búho y otros pájaros, en realidad son flacas como palillos. Intenta remediarlo con ejercicios, comiendo más, disfrazándose…, pero nada. Hasta que un día, visitando una galería de arte, SE SINTIÓ INSPIRADO, se afirma en una doble página de formas y colores explosivos. Entonces Max decide colorearse el pico de distintas maneras: a lo Matisse, a lo Pollock, etc. Y obtiene un éxito social arrollador. Muy buen álbum: porque habla de arte moderno a chicos pequeños de modo bromista y estimulante, con un relato y un personaje que son, en sí mismos, verdaderamente graciosos. La figura de Max, negra con un pico rojo, es un... Leer más
Hay libros escritos con la buena intención de hacer a sus lectores más conscientes de un problema. Las historias que contienen no son originales pero cumplen su función y, cuando han sido preparadas por autores de calidad indiscutible, pasan los filtros editoriales correspondientes, pues por un lado están bien —aunque si viniesen firmadas por un autor novel lo más seguro es que no se publicarían—, y por otro la popularidad de sus autores les asegura ventas y una buena recepción. Dos ejemplos. Uno es Súplica a la mar, escrito por Khaled Hosseini, un libro ilustrado cortito. El texto es una carta del autor a Marwan, un pequeño niño procedente de Homs cuyos padres tienen que emigrar debido a la guerra y han de atravesar el mar en unas barcas inseguras: el autor se inspira en... Leer más
Diez cerditos luneros, de Carll Cneut y Lindsay Lee Johnson, es un buen álbum bedtime: por su miniargumento, por estar contado con magníficos versos (apropiados para leer en voz alta), y por sus excelentes ilustraciones. El texto empieza: «La luz de la luna llena / baña la noche serena / y ha embrujado a diez cerditos / con su magia de hada buena». A continuación vemos a los diez somnolientos cerditos aprovechar que su madre se ha dormido para salir por la ventana y ponerse a jugar bajo una luna resplandeciente. Pero cuando unas nubes ocultan la luna y un búho ulula y un zorro acecha, se asustan. La narración en verso es excelente. Las ilustraciones tienen muchos detalles en los que fijarse. Los personajes son graciosos y cada cerdito está individualizado por sus vestidos y... Leer más
Me han llegado a la vez dos elegantes y sugerentes álbumes de Sozapato: Distinta, con texto de Beto Valencia, editado en España, y Debajo de hoy, un libro acordeón editado en Ecuador. Como la protagonista de su álbum anterior, Matilde, la de Distinta es también una niña cuya imaginación, muy rica, le sirve para evadirse de las realidades grises que la rodean y para tener un mundo interior propio. El título enfatiza la diferencia entre la forma de estar en el mundo de la heroína y las de quienes tiene alrededor. La estructura del relato es alternar una o dos páginas con personajes en variados escenarios de una vida cotidiana gris, en las que las palabras van en una franja blanca inferior, con una página «luminosa» en la que vemos en acción la imaginación de la heroína y... Leer más
Soy pequeñita, de la canadiense Qin Leng, es un buen álbum sobre relaciones entre hermanos. La protagonista empieza presentándose: «Yo soy Mimí... y soy muy pequeñita, totalmente mini». En las páginas sucesivas vemos que todos son más altos que ella, en casa, en la escuela, en la calle; también, que los pies le cuelgan de los asientos y que en la pastelería no alcanza a ver los pasteles del mostrador. En fin, todo eso le preocupa y no para de preguntarse cuándo crecerá. Por otro lado, sus amigas le hacen ver las ventajas de su tamaño: para jugar al escondite, para salir delante en las fotos, etc. Hasta que un día en su casa tiene una sorpresa y su forma de ver las cosas cambia. El planteamiento del relato y las escenas individuales son certeros y tienen gracia: tanto por... Leer más
Un gran perro, de Miguel Tanco y Davide Cali, es un álbum que deja impresiones mezcladas: la idea es buena, la secuencia del álbum se sigue con interés, hace gracia la ironía que brota de la discrepancia entre imágenes y palabras, pero el final puede resultar confuso: estamos ante un relato armado para transmitir un mensaje y no ante un mensaje que brota de modo natural de una historia. El pequeño narrador, a quien vemos mirando una galería de cuadros junto a un gran perro, nos dice que a su padre le gusta contarle historias de cada uno de sus antepasados. Vamos viendo a perros de muchas razas: en las páginas izquierdas se nos dicen el nombre y las habilidades de cada uno, en las derechas vemos el retrato y, al desplegarlas, vemos una escena que atrae la curiosidad porque... Leer más
El lobo gris y la mosca, de Ronan Badel y Gilles Bizouerne, es un álbum chispeante. Tiene un inicio parecido al de El lobo, el pato y el ratón, pues también en este caso un lobo se come otro animal, en este caso una mosca, lo que le causa un ceceo que le avergüenza, y le hace pensar que tal vez si se come una araña, esta se comería a la mosca, y que un pájaro se comería luego a la araña… Pero el parecido se acaba enseguida: este álbum no intenta ser original sino gracioso y lo consigue pues lo es su argumento, son divertidos sus dibujos y sus diálogos —«Tu nuevo vozarrón es precioso / Qué ceceo más melodioso», le dice la araña; «¡Qué elegancia! / ¡Me encanta tu nueva danza!», ironiza el zorro—, y tiene un excelente final. Ronan Badel. El lobo gris y la mosca... Leer más
Robinson, de Peter Sís, es un álbum construido a partir de unos episodios de la infancia del autor, como se cuenta en una nota final. Cuando se convoca una fiesta de disfraces en el colegio, el narrador cuenta que su madre le propone que se disfrace de Robinson Crusoe, su aventura preferida. Lo hace y, cuando llega, sus compañeros se burlan, por que lo que vuelve a casa deprimido y, como Max en Donde viven los monstruos, se refugia en su imaginación y se imagina ser Crusoe de nuevo… Buen álbum, como cabe esperar de Sís. En él se distinguen bien las etapas realistas de las imaginativas sólo por el aspecto y la brillantez de las ilustraciones, más estilizadas y tenues las primeras de vida cotidiana —compuestas algunas de modo semejante a las de su álbum autobiográfico El... Leer más
Estamos aquí: notas para vivir en el planeta Tierra, de Oliver Jeffers, empieza con esta dedicatoria: «Para mi hijo, Harland. Este libro fue escrito durante tus primeros dos meses de vida mientras yo pensaba en ti e intentaba ver el sentido de todo esto. Esto es lo que creo que necesitas saber». Y, en las dobles páginas que componen el álbum, el autor da variadas explicaciones a su hijo y a cualquier lector pequeño, con abundantes frases bromistas que acompañan unos dibujos esbozados, típicos suyos, acerca de «nuestro sistema solar» y la tierra —«este planeta consiste básicamente en dos partes: Tierra (piedras, arena…), Mar (agua)—… Las guardas muestran el cielo estrellado y se titulan «Cómo orientarte siempre que te pierdas»: en las primeras muestra «aquí está... Leer más
Un tercer ejemplo de algo apuntado ayer y anteayer: un álbum de gran formato de Rébecca Dautremer titulado Las ricas horas de Jacominus Gainsborough. En él se cuenta la vida de un conejo, en un mundo de animales humanizados, en sucesivas dobles páginas alternas: unas, con retratos del protagonista a distintas edades en la página izquierda y narración en la derecha; unas pocas con retratos variados como galerías de cuadros; y, sobre todo, doce ilustraciones grandes que ocupan toda la superficie y que llevan un texto breve en la parte inferior. Estas ilustraciones grandes contienen, casi todas, muchos personajes distintos —el protagonista, sus amigos y otros— y son escenas variadas: de una gran ciudad, del interior de una casa, de un parque nevado donde juegan niños, de un... Leer más
Sigo con una idea que apunté ayer. Si los tres primeros álbumes firmados por Jon Klassen y Mac Barnett fueron excelentes, El lobo, el pato y el ratón no está tan conseguido. El relato habla de un lobo que come a un ratón y este, al llegar al estómago del lobo, descubre que allí está ya, todo contento, un pato, que le dice al ratón lo bien que se vive allí dentro. Cuando un cazador persigue al lobo, el pato y el ratón lo convencen de que los deje salir y ellos ajustarán cuentas con el cazador. Las ilustraciones de Klassen son excelentes, como es de esperar, pero más «sucias» que las de otros álbumes suyos y, por tanto, menos atractivas para los lectores pequeños. El texto de Barnett está bien construido, a base de frases escuetas y con frases propias de cuento... Leer más
Mucha LIJ de hoy tiene un sesgo educativo-pedagógico tan explícito que se hace aburrida para sus destinatarios naturales. Con todo, algunos libros plantean bien lo que pretenden, como La niña más pequeña de toda la escuela, de Christian Robinson y Justin Roberts, una historia que intenta dar una lección de valor moral a los chicos. De la protagonista se nos dice, en la primera doble página, que «a Sally McCabe nadie la veía» y, en la siguiente, que «era la niña más pequeña de toda la escuela» (en el original ambas frases riman: «Hardly anyone noticed young Sally McCabe / She was the smallest girl in the smallest grade»). Se nos cuenta que se fija en todo: en una cometa enredada, en las llaves del conserje, en las hojas del otoño, en la zancadilla que le ponen a un chico,... Leer más
Otra categoría de álbumes bedtime: los relatos con aires y protagonistas propios de cuentos folclóricos que, naturalmente, también están orientados hacia un somnoliento final. Es el caso de los tres Cuentos de mamá osa que narra e ilustra Kitty Crowther, que por otro lado también se podrían agrupar con los que tienen protagonistas osos en la misma situación, como ¿No duermes, osito?, o con los que hablan de que muchos animales en la naturaleza se van a dormir a la misma hora, como A Child's Good Night Book. El libro comienza cuando el osito le pide a su madre que le cuente tres cuentos que, por otra parte, ya conoce bien. El primero, sobre la guardiana de la noche, la que va avisando a todos los animales del bosque que hay que dormir aunque, al final, ¿quién la avisa a... Leer más
Atlas de los grandes exploradores, de Riccardo Francaviglia y Margherita Sgarlata, es uno de esos libros que sirve de introducción a muchos otros. En él se habla, cronológicamente, de aventureros, navegantes y descubridores famosos. De los vikingos, en primer lugar, y luego de Marco Polo, Zheng He, Cristóbal Colón, Juan Caboto, Vasco de Gama, Américo Vespucio, Fernando de Magallanes, Giovanni da Verrazano, Vitus Jonassen Bering, James Cook, Jean-François de la Pérouse, Alexander von Humboldt, Meriwether Lewis y William Clark, David Livingstone, Robert O’Hara Burke y Willam John Wills, Nellie Bly, Fridtjof Nansen, Sven Hedin, Roald Amundsen, Ernest Shackleton y Umberto Nobile. En un último apartado se habla de Cousteau, Messner y Gagarin. Cada protagonista se presenta con una... Leer más
Soy de la opinión de que hay un exceso de libros sobre cuestiones emocionales que, con frecuencia, tienen demasiadas pretensiones. Hay otros más modestos en sus objetivos que, aunque me parece discutible que las cuestión que tratan «merezcan» álbumes en formato grande y tapa dura, sí me interesan porque me gustan aspectos de su confección gráfica y porque pienso que tal vez sean útiles para los educadores. Dos ejemplos. Lo que de verdad me gusta, de Pauline Martin y Astrid Desbordes, continúa con las andanzas de un personaje de otros álbumes de las autoras llamado Archibaldo. Vemos que pierde al tenis y que piensa que no sirve para nada. Entonces su madre le lleva a dar un paseo y le hace ver que el pájaro no se plantea que no sirve para nada porque no puede nadar, y más... Leer más
Hay relatos sobre libros o sobre palabras que nos gustan a quienes nos gustan los libros y las palabras, incluso aunque aunque no estén muy conseguidos. Además, hay ilustradores que nos gustan siempre incluso aunque no consigan su mejor libro. Es el caso de El coleccionista de palabras, de Peter H. Reynolds, y de Zampalabras, de Juan Berrio y Javier Fonseca. Ambos álbumes tratan del amor a las palabras y las ilustraciones y composición de los dos son magníficas, aunque las minitramas no tengan mucha consistencia. En el primero —un álbum animante y un poco dulzón que apoya el diseño de sus imágenes en la disposición de las palabras en las páginas, como acostumbra el autor— se habla de un chico que colecciona palabras —las que oye, las que ve, las que lee…; las que son... Leer más
El álbum citado ayer y los mencionados en Regreso a viejos argumentos ejemplifican el uso tan habitual hoy de acudir a viejas historias para componer nuevos libros. En la nota Un libro paródico decía que hay autores que, un día, deciden componer un relato con numerosos guiños a otros previos: es una demostración de su dominio y, cuando lo hacen escritores e ilustradores fiables, son siempre libros interesantes. Son comentarios que se pueden aplicar a Érase una vez un bosque mágico, de Chris Riddell. La protagonista es una chica, llamada Capa de Lluvia Verde, de la que pronto sabemos que se dirige a la fiesta que da Rapunzel. En el camino no hace caso a un lobo servicial, a una ancianita que le ofrece una manzana, a un simpático trol; pasa por el castillo de la Bestia, que... Leer más
Villanos, de Clotilde Perrin, es un álbum de formato grande con «sólo» tres dobles páginas, pero tanto la izquierda como la derecha son desplegables: la construcción es muy hábil y aviva mucho la curiosidad. Además, los contenidos azuzan el interés del lector por los cuentos de los que se habla en la historia. Los tres villanos son el lobo que protagoniza El lobo y las siete cabritillas, el ogro de Juan y las habichelas mágicas, y la bruja Baba Yagá. Al abrir el álbum vemos al lobo en la derecha y un texto con su autopresentación en la izquierda; al abrir esta página de nuevo hacia la izquierda podemos leer el cuento en la página central y, en la izquierda, echar un vistazo a recuadros con «Mis puntos fuertes», «Mis debilidades», «Mis platos favoritos», «Mis... Leer más
La importancia de saber cooperar y trabajar en equipo, que salía en ¡Esta fruta es mía!, aparece también en Dos ardillas y una piña, de Jim Field y Rachel Bright. Las dos ardillas son Cyril el Espontáneo, que vive siempre al día, y Bruce el Previsor, que se preocupa de almacenar mucha comida para el invierno. Cuando ambos ven una piña comienzan a perseguirla y a competir entre sí a ver quien se hace con ella mientras los demás habitantes del bosque observan lo que ocurre y sufren las consecuencias. Las figuras son simpáticas. La historia tiene mucho movimiento. Las escenas, muy variadas, se presentan con perspectivas muy cinematográficas. Los paisajes de fondo son magníficos. La narración usa recursos de cómic: hay páginas con varias escenas consecutivas, como en... Leer más
¡Esa fruta es mía!, de Anuska Allepuz, habla de cinco elefantes, cada uno aficionado a un tipo de fruta —mangos, cocos, kiwis, plátanos, piñas—, que un día ven un árbol nuevo con una fruta deliciosa (con aspecto de pera). En la parte inferior de las dobles páginas, con letras más pequeñas, se ven cinco ratoncitos que se fijan en lo mismo —«¡Eh, mirad ESO!»— y, juntos, empiezan a subir por el árbol arriba mientras los elefantes, que siguen ocupando casi todo el espacio en las dobles páginas, van intentando conseguir la pera, cada uno a su aire, sin éxito. El álbum es excelente porque los animales son simpáticos y están bien individualizados, cada uno con su color; porque los animales y los árboles se presentan sobre fondos blancos, lo que da claridad narrativa... Leer más
Hay álbumes que, con una estética distinta y cambios argumentales, vuelven a contar antiguas historias. Un caso: Lejos, lejos de casa, de Sang Miao y Rachel Woodworth. La narradora empieza por decirnos que algunos días está FURIOSA, otros TRISTE (y al fondo vemos, en sombras, a los padres con el hermano pequeño)..., y esos días le gustaría estar muy lejos de su casa, en el bosque salvaje de su imaginación, dice. Después de un tiempo en ese lugar, vuelve a su casa, ya contenta. No hace falta decir que estamos ante una versión más de Donde viven los monstruos que, a diferencia del clásico, subraya explícitamente los sentimientos de la chica. A mí me han gustado las ilustraciones en acuarelas coloristas, un tanto repletas tal vez, pero eficaces y atractivas. La historia... Leer más
Hay álbumes que, de modo sencillo, logran condensar y transmitir a los más pequeños importantes actitudes vitales. Es el caso de Gracias abejas, de la ilustradora Toni Yuly: empieza con un niño que abre las cortinas y aparece un sol radiante, las sucesivas dobles páginas muestran escenas muy sintéticas de la vida cotidiana del niño (un niño de campo podríamos pensar), con textos escuetos y repetitivos —«El sol nos da luz. Gracias, sol», «Las abejas nos dan miel. Gracias, abejas», «La oveja nos da lana. Gracias, oveja», «Las nubes nos dan lluvia. Gracias, nubes», «Los árboles nos dan madera. Gracias, árboles», «El campo nos da plantas. Gracias, campo», «La tierra nos da nuestro hogar. Gracias, tierra»—, y termina con el niño durmiendo de nuevo en su cama. En... Leer más
Otra historia bedtime del mismo grupo que la de ayer, aunque también se puede incluir entre las de relaciones de los niños con sus juguetes, es Buenas noches, Planeta, un álbum que, igual que otro cómic de Liniers del que hablé tiempo atrás, está inspirado en juegos de sus hijas. En él se cuentan las andanzas nocturnas de un peluche que, cuando su dueña se acuesta, se junta con Elliot, el perro-cachorro de la casa, para ir en busca de una galletita. Pero aparece un ratón que les propone ver la galletita más grande del mundo: y cuando salen afuera, el ratón les señala la luna. El encanto del relato no está tanto en el argumento como en algunas escenas graciosas concretas, y en que son magníficos los dibujos a tinta y acuarela y el desarrollo del relato, como podemos esperar... Leer más
Además de los citados, otro tipo de álbumes que algunos consideran bedtime son esos que cuentan las cosas que ocurren por la noche mientras uno duerme, como ¡Qué risa de huesos!, de Janet & Allan Ahlberg, un álbum bien construido y divertido por su argumento y sus dibujos graciosos. Es el primero de una serie protagonizada por tres esqueletos: uno grande, uno pequeño, y un perro-esqueleto. Esta vez los tres abandonan el sótano en el que ¿viven? y salen por la noche dispuestos a buscar alguien a quien asustar, pero como todo el mundo está en la cama, deciden asustarse a sí mismos y jugar con los esqueletos de los animales del zoo, entre otras actividades. A veces, los autores componen sus páginas con viñetas y sus personajes hablan en globos de texto, al modo de los... Leer más