Mi miedo y yo, de Francesca Sanna, se puede considerar una continuación de El viaje. En la primera doble página la niña narradora y protagonista, a quien vemos con amigos y al lado de un pequeño ser fantasmal dice que «siempre he tenido un secreto. Un pequeño amigo llamado Miedo». En la segunda indica que «Miedo cuida de mí y siempre me ha mantenido a salvo» y que «juntos nos hemos atrevido a explorar cosas nuevas y también nos hemos llenado de espanto». Pero, sigue, cuando han llegado a un nuevo país, su amigo ha empezado a crecer y a crecer, cosa que vemos en las imágenes, y ella no logra moverse ni estar con nadie más…
Las ilustraciones planas y cálidas transmiten bien, con realismo pero sin resultar agobiantes, los problemas de la protagonista. Que la figura de Miedo quede perfilada usando el blanco del fondo es un gran acierto. El paso de la cubierta a la contracubierta y el de las guardas del principio a las del final tienen algo de síntesis amable de la narración. Si al tomar el álbum en las manos pensé que, una vez más, tendría delante un relato acerca de la «gestión de las emociones», luego me alegró comprobar que no era así: estamos ante un libro que trata de problemas reales, gráficamente construido con talento y atención a los detalles, de los que puede ayudar a los lectores a entenderse a sí mismos y a entender mejor a otros —en particular a quienes tienen que lidiar con el desarraigo y deben hacerse a un nuevo lenguaje y un nuevo país—, y también a comprender que todos formamos como un gran castillo de naipes en el que no solo dependemos unos de otros sino que nuestras debilidades pueden convertirse también en puntos de apoyo.
Francesca Sanna. Mi miedo y yo (Me and my Fear, 2018). Madrid: Impedimenta, 2019; 36 pp.; col. La pequeña Impedimenta; trad. de Ane Zulaika Centeno; ISBN: 978-8417115852. [Vista del álbum en amazon.es]