¡Hola, faro!, de Sophie Blackall, es un álbum que atrae por su argumento y su construcción medida, por su colorido y vistosidad, y por su tono alegre y nostálgico a la vez. Comienza cuando un joven farero llega a su nuevo trabajo, continúa cuando traen a su mujer, luego cuando tienen una hija, y termina cuando las nuevas tecnologías hacen innecesaria ya su presencia continua en el faro. En medio suceden incidentes y accidentes —enfermedades, naufragios…— a los cuales el protagonista y su mujer han de hacer frente. Las dobles páginas muestran tanto aspectos de la vida cotidiana y del trabajo que han de cumplir los habitantes del faro, como escenas del mar que lo rodea en distintas épocas del año. En ellas, algunos detalles de lo que ocurre se presentan, muy apropiadamente,... Leer más
Vecinos, de la ilustradora rusa Kasya Denisevich es un excelente primer álbum. En primera persona, una chica va comentado al lector, y la ilustración va mostrando, la calle en la que vive, la escalera de su casa, la puerta de su apartamento, su habitación, los vecinos que ocupan los pisos de arriba y de abajo, los de los lados…; le dice que piensa en todos los vecinos que tiene, y la ilustración enseña un corte de toda la casa con los vecinos en cada piso, y sigue haciéndose preguntas e imaginándose cosas, sobre sus vecinos y más allá. Los dibujos, en blanco y negro y tonos grises, se colorean con el vestido rojo de la protagonista y, al final, con el amarillo de su vecina y amiga, lo que también da lugar a una última doble página con árboles de hojas amarillentas. Buen... Leer más
Hay álbumes que mantienen el mismo escenario en todas sus páginas y en él podemos seguir las andanzas de unos y otros personajes. Algunos que recuerdo ahora son El arenque rojo o Mientras tú duermes (aunque este cambia un poco el patrón). Otros responden a un modelo que los lectores más mayores recordamos, especialmente, por la serie 13, Rue del Percebe (aunque como indica la voz de Wikipedia a la que remito, hubo antecedentes que usaban el mismo recurso): hablé, no hace mucho, de Maravillosos vecinos, y ahora le toca el turno a un álbum de formato grande titulado Tu casa, mi casa, de Marianne Dubuc. Se nos muestra el corte de un edificio de pisos, en cada uno de los cuales vive alguna familia o algún personaje, todos ellos animales humanizados. La historia que se cuenta con... Leer más
Mientras tú duermes, de Mariana Ruiz Johnson, es un sugerente y bien construido álbum sin palabras. Empieza cuando vemos que un niño (o niña) se queda dormido mientras su madre le lee un cuento. Las sucesivas dobles páginas van haciendo zoom sucesivos con la habitación donde duerme el niño mientras muestran cosas que ocurren en las ventanas y calles de alrededor: distintas historias que se desarrollan a lo largo del álbum. Algunos animales como al margen —un búho, un gato que persigue un ratón, unos pájaros— tienen vida propia o son una especie de observadores. Hay varios personajes no humanos que se unen para montar en una barca e irse a un lugar donde bailan en torno al fuego: escena que, al lector atento, le traerá recuerdos de algo visto antes… El álbum termina... Leer más
La señora Potipó busca casa, de Francesca Cerutti y Serenella Quarello, trata exactamente de lo que anuncia el título: la protagonista no encuentra ningún tipo de casa que le guste, ni un iglu, ni una caravana, ni un castillo con fantasmas, ni una isba rusa… El álbum es amable: visualmente la heroína es simpática, sus expresiones son graciosas, las ilustraciones representan sin complicaciones sus actividades. Puede alinearse con otros que tienen protagonistas adultos —como Dos hermanas reciben visita—, y en ese sentido puede resultar lejano a muchos lectores, aunque habrá otros que sí conecten con el afán de la heroína de conseguir una casa a medida. También es un álbum en la línea tan frecuente hoy en la que los protagonistas todo lo cifran en cómo se sienten y en... Leer más
Maravillosos vecinos, de Gilles Bonotaux y Hélène Lasserre, es un álbum de formato vertical con un planteamiento gráfico que resulta conocido y que, cuando se hace bien, como es el caso, siempre funciona. Se muestra la fachada del mismo edificio en todas las ilustraciones y, en páginas sucesivas, vamos viendo las cosas que pasan y qué hacen los personajes, que son animales humanizados. Hay vecinos que se van y vecinos que llegan, hay conflictos, hay escenas en distintas estaciones y en distintos momentos del día, etc. Podrían ser algo más claros los párrafos que van en la parte inferior de la página para orientar al lector respecto a lo que muestran las imágenes, pero también se podría proponer al lector que fuera él quien se inventase las historias de acuerdo con lo que... Leer más
Mil hogares, de Carson Ellis, es un álbum amable con algo de libro informativo y mucho de bromista. Como anuncia la portada, en él vemos unas cuantas casas de distinto tipo: una en el campo, un edificio en la ciudad, un barco, una choza, un palacio, una guarida…; pero también casas de fantasía como un zapato gigante, la casa bajo el agua de los Atlántidas, …; y casas limpias, casas desordenadas, casas altas, casas bajas, etc. Las ilustraciones, en colores terrosos con toques rojos, están bien compuestas y son atractivas. Cada casa, cuya imagen suele ocupar la página completa, o incluso la doble página, se presenta con una frase sencilla que va con tipografía manual. Hay un elemento común que recorre todo el libro y una vinculación bien armada entre la página de... Leer más
La casa del árbol, de Marije y Ronald Tolman, es un álbum sin palabras, bien construido, que cuenta muchas historias en una. Todas las dobles páginas contienen el mismo árbol con una casa entre sus ramas en la página derecha. En la primera mitad del álbum, en las páginas izquierdas se ven animales que van llegando al árbol, empezando por un oso polar blanco —el que vemos en la portada sobre una ballena azul— y un oso pardo a continuación, que son como los anfitriones de todos los demás animales. En la segunda mitad, vemos cómo los mismos van emprendiendo sus viajes de regreso. A lo largo del álbum cambian el tiempo atmosférico y la hora del día. El relato, aparte de hablar del paso del tiempo y de lanzar un mensaje de acogida y convivencia universal pacífica,... Leer más
La casa, un álbum con ilustraciones de Roberto Innocenti y texto de J. Patrick Lewis, presenta las vicisitudes que sufre una vieja casa de campo, construida en 1656, a lo largo del siglo XX. Al comenzar el siglo la vemos medio derruida, como un lugar de juegos para los niños y al final la vemos completamente transformada. Entre medias, la casa sufre distintas modificaciones y, a su alrededor, ocurren muchas cosas. La historia se cuenta, sobre todo, por medio de quince dobles páginas con una gran ilustración que muestra la casa y su entorno siempre desde la misma perspectiva. En ellas se pueden ir viendo los cambios que sufre tanto su aspecto externo como la distinta gente que la ocupa o que juega o trabaja en los alrededores. Además, en las dobles páginas que van entre cada una... Leer más
Después de Princesas olvidadas o desconocidas, de Rébecca Dautremer y Philippe Lechermeier, me lancé a leer con ganas Semillas de cabañas, con texto del mismo autor e ilustraciones de Éric Puybaret. Pero hay mucha diferencia: el texto aquí arranca la sonrisa sólo de vez en cuando, por ejemplo cuando habla de «la cabaña de Troya»... Pero todo es más artificioso: estirar demasiado las buenas ideas no funciona bien. Las ilustraciones están bien pero no logran que salte la chispa y son muy deudoras del trabajo de Dautremer en Princesas. Éric Puybaret. Semillas de cabañas (Graines de cabanes, 2005). Texto de Philippe Lechermeier. Zaragoza: Edelvives, 2006; 94 pp.; trad. de P. Rozarena; ISBN:... Leer más
Un álbum tridimensional, no tan espectacular como el de Robert Sabuda mencionado días atrás, pero excelente para chicos pequeños es La casa de Tomasa, ilustrado por Delphine Durand, una vuelta de tuerca más al clásico La casa que Jack construyó: si antes era The house that Jack built, ahora es The house that Jill... Leer más
Una de las pioneras de los álbumes ilustrados fue Virginia Lee Burton. En su originalísimo álbum La casita se inspiraron álbumes citados días atrás de Jeannie Baker y de Jörg Müller. Es interesante saber que sufrió el rechazo de los editores y acudió en directo a las opiniones de sus hijos y de los amigos de sus hijos; que fue la primera que pensó sus álbumes con criterios puramente gráficos pues primero preparaba la historia completa en dibujos y sólo después escribía el texto; y que fue también la primera en integrar no el texto pero sí la forma de las columnas de texto en el diseño de la doble página... Leer más
No sé las causas de que no hayan llegado al mercado español ninguno de los álbumes de Jeannie Baker. En particular, me sorprende que no esté Window: a fin de cuentas no tiene texto. En cualquier caso, es un álbum de los que no hay que perderse: con inteligencia y sensibilidad, a través de unos asombrosos collages, nos hace pensar en el crecimiento urbanístico desaforado que nos... Leer más