He corregido enlaces y algunas pequeñas cosas de Novelitas de terror para niños, un artículo preparado, en la misma época del que cité hace unos días, cuando triunfaban series como Pesadillas.
He corregido enlaces y algunas pequeñas cosas de Novelitas de terror para niños, un artículo preparado, en la misma época del que cité hace unos días, cuando triunfaban series como Pesadillas.
Luisiana, 1923 es una novela de Tim Gautreaux excelente, aunque tal vez no tan redonda como El paso siguiente en el baile. Sus protagonistas son dos hermanos: Byron y Randolph Aldridge. El primero es el mayor y, antes de la primera Guerra Mundial, era un chico ejemplar y modelo para su hermano; después no quiso volver a la casa familiar y se hizo cargo de la dirección de un aserradero familiar en Luisiana. El segundo es enviado allí por el padre para intentar recuperar a Byron. Los entornos, el de la naturaleza y el laboral, son de una dureza extrema. La tensión entre los dos hermanos y el mafioso siciliano propietario del bar donde los obreros acuden, va en aumento hasta un gran enfrentamiento final.
Esta excelente reseña cuenta bien los méritos de la novela como, entre otros, el talento extraordinario del autor para las comparaciones. Por ejemplo, dos de las que he tomado nota son: «en su rostro se había fijado la expresión ausente de un perro envenenado», «las noches eran húmedas como el aliento de una vaca». Pero, por señalar algo que no se dice allí, sobre todo me ha llamado la atención la figura del sheriff Merville, un personaje secundario cuyo comportamiento, talante y reflexiones me han recordado mucho las del sheriff Bell de No es país para viejos (una novela dos años posterior a la de Gautreaux…). En un momento de la trama se indica que «Merville era consciente de que la mayoría de los hombres no duraban tanto como había durado él, y se preguntaba por qué lo seguía manteniendo en este mundo quienquiera que estuviera por encima de las nubes. La mucha edad hacía, al menos, que le buscara el sentido a las cosas. Y pensó que quizás le quedara todavía algo por hacer». Más adelante se nos dirá que «el sheriff no era muy dado a pensar en el más allá, pero la idea rondaba en algún lugar de su cabeza y sospechaba que eso era algo que le pasaba a todo el mundo. Había tanto castigo en esta vida que la posibilidad de que continuara en la siguiente había que tomársela en serio».
Tim Gautreaux. Luisiana, 1923 (The Clearing, 2003). Madrid: La Huerta Grande, 2022; 418 pp.; col. Las Hespérides; trad. de José Gabriel Rodríguez Pazos; ISBN: 978-8418657184. [Vista del libro en amazon.es]
En la LIJ abundan los relatos sobre la relación afectiva entre los niños y sus juguetes, un osito de peluche por ejemplo, y los lectores los aceptamos de buen grado pues nosotros también fuimos pequeños y entendemos ese mundo de sentimientos, incluidos los que atribuimos a los juguetes. Iguales recursos emocionales para lectores y espectadores adultos (¿infantilizados?) usan las ficciones de robots con sentimientos —tal vez el ejemplo más conocido sea Blade Runner y la novela de Philip Dick en la que se basa—.
En esa línea, y construida con un gran talento, está Klara y el sol, una novela en la que Kazuo Ishiguro usa, como en su obra maestra Los restos del día, el recurso de usar como narrador a una protagonista con limitaciones para entender lo que ocurre a su alrededor. Esta es Klara, una AA, una Amiga Artificial, especializada en el cuidado de niños, a la que una familia compra para que sea la compañera de su hija enferma Josie. Klara es atenta, muy observadora —«cuanto más observo, más sentimientos acumulo», dice—, que como necesita del Sol para recargarse de energía tiene una gran confianza en él.
La historia no tiene la potencia inquietante de Nunca me abandones, también por ser amable y positiva, pero es emotiva y hace pensar en la vida, la generosidad, el amor, la identidad personal… Uno de los grandes atractivos de la historia es la voz de la narradora, que hace magníficos comentarios descriptivos que suenan muy apropiados en palabras de un robot: así, hay un momento en el que se le acerca la madre de Josie y Klara dice: «Parecía emocionada y decidida, y antes de llegar a mí alzó los brazos como intentando formar la Y más grande posible». Esta larga reseña es excelente.
Kazuo Ishiguro. Klara y el Sol (Klara and the Sun, 2021). Barcelona: Anagrama, 2021; 384 pp.; col. Panorama de narrativas; trad. de Mauricio Bach; ISBN: 978-8433980878. [Vista del libro en amazon.es]