En la LIJ abundan los relatos sobre la relación afectiva entre los niños y sus juguetes, un osito de peluche por ejemplo, y los lectores los aceptamos de buen grado pues nosotros también fuimos pequeños y entendemos ese mundo de sentimientos, incluidos los que atribuimos a los juguetes. Iguales recursos emocionales para lectores y espectadores adultos (¿infantilizados?) usan las ficciones de robots con sentimientos —tal vez el ejemplo más conocido sea Blade Runner y la novela de Philip Dick en la que se basa—.
En esa línea, y construida con un gran talento, está Klara y el sol, una novela en la que Kazuo Ishiguro usa, como en su obra maestra Los restos del día, el recurso de usar como narrador a una protagonista con limitaciones para entender lo que ocurre a su alrededor. Esta es Klara, una AA, una Amiga Artificial, especializada en el cuidado de niños, a la que una familia compra para que sea la compañera de su hija enferma Josie. Klara es atenta, muy observadora —«cuanto más observo, más sentimientos acumulo», dice—, que como necesita del Sol para recargarse de energía tiene una gran confianza en él.
La historia no tiene la potencia inquietante de Nunca me abandones, también por ser amable y positiva, pero es emotiva y hace pensar en la vida, la generosidad, el amor, la identidad personal… Uno de los grandes atractivos de la historia es la voz de la narradora, que hace magníficos comentarios descriptivos que suenan muy apropiados en palabras de un robot: así, hay un momento en el que se le acerca la madre de Josie y Klara dice: «Parecía emocionada y decidida, y antes de llegar a mí alzó los brazos como intentando formar la Y más grande posible». Esta larga reseña es excelente.
Kazuo Ishiguro. Klara y el Sol (Klara and the Sun, 2021). Barcelona: Anagrama, 2021; 384 pp.; col. Panorama de narrativas; trad. de Mauricio Bach; ISBN: 978-8433980878. [Vista del libro en amazon.es]