He actualizado enlaces y he corregido pequeñas cosas de El increíble sueño de Jella Lepman.
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Hace unos meses un amigo me pasó Manos milagrosas, un libro escrito por Joseph Kessel sobre un personaje que no conocía: Felix Kersten (1898-1960), un médico letón-finlandés, especialista en masaje, que por azares de la vida terminó siendo médico particular de Himmler. Explotando su ascendiente sobre él y las rivalidades internas entre los hombres de confianza de Hitler, realizó muchas gestiones humanitarias —evitar decisiones que hubieran sido trágicas, salvar a prisioneros de los campos de concentración…—, e intervino en las negociaciones del armisticio final de la guerra. El libro no está disponible actualmente en castellano, hay que buscarlo en bibliotecas. En Francia se acaba de publicar recientemente una nueva edición, la que corresponde a la portada que acompaña esta nota; en esta voz de wikipedia, en francés, hay más información acerca del libro.
Joseph Kessel. Manos milagrosas (Les Mains du miracle, 1960), Barcelona: Círculo de Lectores, 1969; 255 pp.; trad. de Margarita García Roig.
Lady Anna, de Anthony Trollope, es una novela cuya acción ocurre a comienzos del siglo XIX, principalmente durante la década de 1830. Sus prolegómenos son que una joven Josephine Murray se casa por ambición con el rico y caprichoso conde Lovel y queda embarazada; pero entonces averigua que su marido ya estaba casado con otra mujer en Italia, por lo que parece que ella no es la condesa Lovel y que la hija que espera será ilegítima; pero enseguida fallece el conde Lovel y comienzan varios años de lucha judicial en los que la condesa pide, y finalmente consigue, que se la reconozca como condesa y que, por tanto, su hija sea conocida como lady Anna; hasta llegar a ese punto, madre e hija se sostienen gracias a la ayuda económica y al apoyo moral de un sastre, un buen hombre cuyo hijo Daniel será primero el gran amigo y, más adelante, sin que la condesa lo sepa, el prometido de Anna. Se podría decir que la novela como tal comienza en este punto: cuando los abogados se mueven para evitar, «como es normal», «que los enormes bienes que están en juego caigan en las manos indebidas», y patrocinan una táctica que, tanto la familia Lovel como la actual condesa Lovel hacen suya: lady Anna debe olvidar sus promesas a Daniel Thwaite y ha de casarse con su joven primo, un chico amable, apuesto y muy cortés siempre con ella.
La fuerza de la trama se basa en lo bien que se presentan las mentalidades y reacciones de los principales personajes, aparte del atractivo que tiene la rectitud del comportamiento de la heroína. Todo sucede con morosidad, mediante diálogos magníficos, y con una tensión creciente hasta el día en el que lady Anna alcanza la mayoría de edad y puede decidir por sí misma. Un diálogo con mucha intensidad es el que, ya en las postrimerías de la historia, mantienen el honrado Daniel Thwaite y el fiscal sir William Patterson: este defiende que «las personas enérgicas, de talento, honradas y generosas siempre se moverán hacia la parte aristocrática de la sociedad, porque sus virtudes generan estima, y la estima genera riqueza, y la riqueza proporciona el poder para hacer cosas buenas», a lo que Daniel Thwaite replica irónicamente, «¿como cuando un hombre tira cuarenta mil libras al año en carreras de caballos… ?». Entonces sir William le dice: «Cuando se pone demasiada agua a hervir, lo más probable es que parte de ella se desborde, señor Thwaite. Cuando dos hombres compiten en una carrera, es inevitable que desperdicien parte de sus fuerzas dando unos pasos inútiles más allá de la meta. Muchos patriotas tienen el defecto de que, en su ansia por acabar con los males que existen, sólo ven el poder que se malgasta y pasan por alto el buen trabajo que se hace»…
Anthony Trollope. Lady Anna (1874). Madrid: Alianza, 2022; 520 pp.; trad. de Miguel Ángel Pérez Pérez; ISBN: 978-8413626147. [Vista del libro en amazon.es]