He citado ya unas cuantas veces a Richard Ford: las que indico en Francamente Frank y su libro de memorias reseñado en Entre ellos: recuerdos de mis padres. Hace poco ha publicado una colección de relatos cortos titulada Lamento lo ocurrido, donde podemos volver a disfrutar de su excepcional calidad narrativa, de sus escenarios y mundos interiores bien descritos, de sus personajes característicos —gente de mediana o avanzada edad— en momentos más o menos críticos de sus vidas. Como espera cualquiera que haya leído antes a Ford, o haya leído entrevistas con él, son personas que viven como si Dios no existiera y, con ese fundamento, o con esa falta de fundamento, hacen lo que pueden y, con una serenidad literariamente trabajada, acaban huyendo hacia delante con unos pensamientos del tipo, «bueno, esto es lo que da la vida de sí».
Lo vemos en «Feliz», donde hay unos personajes alterados por la muerte de su amigo y por la llegada de su mujer, «que había decidido presentarse para buscar un consuelo no ofrecido, un consuelo que no sabía que tenían ni podían ofrecer». O en «Desplazado», cuyo narrador termina su relato, sobre sus relaciones de juventud con un vecino, diciendo que «no podías contar con Niall, que era la expresión que utilizaba mi pobre padre. Según él, eso era lo que buscabas en la gente que te era más cercana. Gente con la que pudieras contar. Puede que parezca muy simple. Pero ojalá —y es algo que he pensado mil veces desde entonces, cuando mi madre y yo estábamos solos—, ojalá la vida fuera tan simple».
El relato que más me ha gustado, tal vez por su parecido con los episodios de Frank Bascombe, es «Perder los papeles»: su protagonista es un viudo a quien «se le hacía muy extraño haber criado a una niña infeliz, después de que él y [su esposa] Mae hubieran sido siempre tan felices. ¿Qué se podría decir? “¿Si no andas con cuidado, la decepción se convertirá en parte de tu carácter?”». A un comentario de su hija le dice: «Estoy aprendiendo a seguir adelante, cariño. Igual que tú». Cuando su hija se marcha, el padre «se preguntó si podría haber actuado mejor. Probablemente tampoco la habría hecho más feliz». Más adelante, después de algunos incidentes pequeños, el narrador dice que «le vino a la cabeza un pensamiento. ¿Quién era? ¿Quién era él sin Mae? ¿Era el mismo hombre? ¿Valía la pena saberlo, no, incluso a su edad? Era alguien. No era nadie. No necesitaba ninguna reinvención. Solo continuidad».
Richard Ford. Lamento lo ocurrido (Sorry for Your Trouble, 2019). Barcelona: Anagrama, 2019; 272 pp.; col. Panorama de narrativas; trad. de Damián Alou; ISBN: 978-8433980519. [Vista del libro en amazon.es]