Por donde entra la luz, de Lucía Fernández Alcalde, puede ser una excelente lectura veraniega. La narradora y protagonista, Elena, ha suspendido asignaturas en junio, y para que pueda recuperarlas y presentarse a la selectividad, sus padres deciden que pase los meses de verano con su abuela, en un pueblo de Levante. Allí, además de estudiar, hará buenas amigas, cambiará ciertos planteamientos de su vida y encontrará novio. Es una novela bien escrita (Elena es lectora de poesía selecta) y tiene buenos diálogos (que, como suele ocurrir en este tipo de novelas, tal vez sean demasiado buenos…); está bien atrapado el tono insolente y desafiante propio del adolescente con sus padres, y están bien presentadas las perplejidades y los conflictos interiores de la protagonista; hay excelentes toques descriptivos con un divertido humor hiperbólico («desde mi cuarto la conexión (wi-fi) iba a paso de caracol agonizante») y situaciones características bien captadas («odio las presentaciones grupales. Sobre todo cuando tú eres la recién llegada»). Son muchas las letras de canciones en las que se van encapsulando mensajes, al comienzo de cada capítulo y en los comentarios de la narradora, lo que le dará popularidad al libro entre su público natural actual, aunque también hará que envejezca rápido. Esta reseña subraya la intención de la escritora de tratar el enamoramiento juvenil con romanticismo pero sin las concesiones al sexo hoy habituales, y este otro comentario hace notar el mérito de que haya intentado algo muy difícil: hacer una novela de la felicidad.
Lucía Fernández Alcalde. Por donde entra la luz (2022). Madrid: Homo legens, 2022; 484 pp.; ISBN: 978-8418162947; en edición electrónica para Kindle, ASIN: B09X1ZHC48. [Vista del libro en amazon.es]