He actualizado enlaces y algunas pequeñas cosas de Elogio y auge de los «crossover books».
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Después del libro mencionado ayer, otro que trata sobre cuestiones parecidas pero con otro enfoque: Privacidad es poder, de Carissa Véliz. El título tiene dos significados: que invadir la privacidad de la mente es «poder» para las empresas que lo hacen, que proteger tu privacidad es defender tu libertad, es tener «poder» o, al menos, un cierto control. La autora pone de manifiesto, con muchos ejemplos, que las grandes tecnológicas desean conseguir la atención y el control del público, desean «poder», para vender publicidad personalizada. Aunque detalle muchas cosas conocidas está bien volver a pensar en el panorama que presenta y en los peligros reales de vivir rodeados de tecnologías tan invasivas.
Señala que «la comodidad, como el placer, es un componente importante de una vida buena; nos permite una vida más fácil. Si no optáramos por la comodidad de vez en cuando, nuestras vidas se volverían desesperantemente inconvenientes e ineficientes. Pero la comodidad también es peligrosa. Nos lleva a tener estilos de vida sedentarios, a consumir comida basura, a apoyar a empresas que perjudican a la sociedad, a seguir rutinas diarias monótonas e insatisfactorias, a ser incultos y políticamente apáticos. Hacer ejercicio, leer, aprender, inventar nuevos modos de vivir e interactuar, y luchar por causas justas son actividades tan inconvenientes como significativas. Los logros más gratificantes en la vida rara vez son aquellos que menos cuesta conseguir. Una vida buena exige un grado razonable de lucha: un equilibrio adecuado entre la facilidad de la comodidad y los beneficios del esfuerzo significativo. Como el placer, la comodidad ha de sopesarse con el precio que tenemos que pagar por ella, y con las consecuencias probables a las que da lugar».
Después del análisis de la situación la autora presenta propuestas, unas más realistas que otras, para dar un vuelco a la situación, y comienza por indicar la conveniencia de minimizar las interacciones digitales. Indica que «los archivos están probablemente más seguros en papel y guardados bajo llave que en tu ordenador». Y aconseja: «Siempre que sea posible, paga en efectivo y no con tarjeta de crédito ni con tu teléfono inteligente. Vuelve a los libros en papel; cómpralos en librerías clásicas. Déjate el móvil en casa si no lo necesitas. Cuando compres productos, opta por aquellos que no tienen conexión a internet. No necesitas una tetera o una lavadora a través de la que te puedan jaquear. Muy a menudo, lo inteligente es de tontos». Y pretende animar a combatir el que llama el «capitalismo de la vigilancia»: una vigilancia que no atañe solamente a lo que haces, sino también a lo que piensas y sientes; las empresas de vigilancia emocional registran y analizan aquello que te enfurece cuando estás viendo las noticias, o qué contenido de internet te inspira miedo, y comparten o puede compartir esos datos con las autoridades… En fin, concluye, combatir contra el capitalismo de la vigilancia es «una batalla feroz que nunca podremos fiarnos de haber ganado de una vez por todas. Los derechos tienen que defenderse a diario».
Carissa Véliz. Privacidad es poder: datos, vigilancia y libertad en la era digital (Privacy is Power: Why and How You Should Take Back Control of Your Data, 2021). Barcelona: Debate, 2021; 298 pp.; trad. de Albino Santos Mosquera; ISBN: 9788418056680. [Vista del libro en amazon.es]
La civilización de la memoria de pez: Pequeño tratado sobre el mercado de la atención, de Bruno Patino, trata de lo mismo que, tiempo atrás, Nicholas Carr expuso en Superficiales. El autor se apoya en el dato de que, según parece, la capacidad de atención en nuestro mundo dura nueve segundos, para desarrollar la idea de que «nuestra distracción» es el resultado de un modelo de negocio que aviva y estimula nuestras ansias de novedades. La buena noticia, dice, es que no se trata de que así sea la condición humana sino que hay quienes están empeñados en hacernos así.
Hace notar Patino cómo el diseño de las interfaces que buscan producir dependencia se llama dark design, el diseño oscuro; que persigue una forma de pirateo del cerebro, el brain hacking, y que los gigantes de Internet lo utilizan de «una forma competitiva que recuerda a la carrera armamentística». Señala cómo «la conexión permanente y la movilidad han conquistado el tiempo “inútil”, por ejemplo en el transporte público», y cómo se da un crecimiento constante del tiempo pasado ante las pantallas.
Habla también de que «la lectura, la que toma tiempo, la que pasea al lector por las páginas que no ha leído, la que despliega sus universos íntimos y prodigiosos, también lucha por atrapar la atención. El libro, como actividad económica, resiste, pero el tiempo que los más jóvenes consagran a la lectura se desmorona, a pesar del acortamiento de los capítulos y de la aparición, en la literatura adolescente, de cliffhangers que proceden de las series televisivas. Nuestra vida cultural e intelectual es ahora estroboscópica».
Y advierte de que, en el futuro, «el quid ya no estará en tener acceso a la conexión, sino a la desconexión. No acceso a la música, sino al silencio, no a la conversación, sino a la meditación, no a la información inmediata, sino a la reflexión». El reto ahora no está «en negar las potencialidades extraordinarias de la sociedad digital» sino en «comprender que la libertad se ejerce desde el control. Y este control no requiere tanto una ascesis como una simple moderación. Reglas personales simples de enunciar y difíciles de aplicar, funciones difíciles de imponer y fáciles de utilizar».
Bruno Patino. La civilización de la memoria de pez: Pequeño tratado sobre el mercado de la atención (La civilisation du poisson rouge: petit traité sur le marché de l’attention, 2019). Madrid: Alianza editorial, 2020; 184 pp.; col. Alianza Ensayo; trad. de Alicia Martorell Linares; ISBN: 978-8491819684. [Vista del libro en amazon.es]