El mar y la serpiente, de Paula Bombara, empieza con una explicación de la editora en la que aclara que la autora es, precisamente, la niña de la portada, fotografiada poco después de la desaparición de su padre, no durante la dictadura argentina de 1976-1983 como indica, sino a manos de la Triple A, justo antes de que la dictadura comenzara, como la narración explicará bien.
El relato es breve y está estructurado en tres capítulos narrados en primera persona: «La niña», «La historia», «La decisión». El primero, cuando la niña tiene pocos años y su padre desaparece. El segundo, un tiempo después cuando pide ya explicaciones a su madre de qué ocurrió. El tercero, más adelante, cuando se debate si contar lo que sabe y mostrar sus sentimientos en una redacción escolar. Todo se cuenta con diálogos escuetos, vivos e intensos, en los que la narradora intenta poner al descubierto cuál era su mundo interior de cada momento: de qué comprendía y qué no, de cuáles eran sus reacciones y cuáles las de su madre.
En la segunda y tercera parte del relato la composición de algunos párrafos, con repeticiones, espacios en blanco, frases inconexas, ausencia de puntuación, frases en mayúsculas, reflejan un poco el flujo de pensamientos desordenados y confusos de la protagonista. La narración causa impacto precisamente por su ausencia de consideraciones políticas y de subrayados emocionales: hay una clara intención de dejar al lector sólo frente a las consecuencias de unos hechos dolorosos que no se describen pero cuyas implicaciones quedan claras.
Paula Bombara. El mar y la serpiente (2005). Lleida: Milenio, 2016; 109 pp.; col. Nandibú horizontes; ISBN: 978-84-9743-756-1. [Vista del libro en amazon.es]