Después de actualizar enlaces y corregir algunas pequeñas cosas he vuelto a poner el artículo, que fue prólogo de un libro, Algunas consideraciones sobre la crítica de libros infantiles y juveniles.
Después de actualizar enlaces y corregir algunas pequeñas cosas he vuelto a poner el artículo, que fue prólogo de un libro, Algunas consideraciones sobre la crítica de libros infantiles y juveniles.
Hay una colección de álbumes firmados por Shana Gozansky de los que solo he tenido entre las manos Mi primer libro de arte: El sueño. Están confeccionados para prelectores —cartoné, esquinas redondeadas, textos elementales que hablan del momento de ir a dormir y del sueño…—, pero se dirigen también al público adulto pues en cada página se presenta un cuadro famoso, de 34 pintores muy diferentes entre sí. Están agrupados en apartados cuyos títulos —«Todos dormimos», «Tienes que dormir», «Si duermes poco puede que estés…», «Es hora de irse a dormir cuando…», «¡Sueñas!», «Y, de nuevo, antes de que te des cuenta…»— sirven para pensar o hilar explicaciones que van de acuerdo con lo que muestra cada cuadro. Al final hay dos dobles páginas que reproducen en pequeño cada cuadro e indican sus datos (autor, título, fecha, tamaño, colección donde se encuentra). Estamos, por tanto, ante un álbum bedtime y de arte a la vez, ante un libro dirigido al adulto y al niño al mismo tiempo, ante un buen libro para compartir y para introducir un poco a distintos artistas y estilos artísticos.
Shana Gozansky. Mi primer libro de arte: El sueño (My Art Book of Sleep Board book, 2019). Londres: Phaidon, 2019; 46 pp. en cartoné; diseño de Meagan Bennett; trad. de Pilar Galve; ISBN: 978-0-7148-7918-5. [Vista del libro en amazon.es]
Somos animales humanos, de Rosie Haine, tiene indudables méritos pero no me ha parecido un relato bien compensado. La narración habla de que, hace decenas de miles de años, los humanos vivíamos formando parte de la naturaleza; describe la que sería la vida de los hombres entonces: «las estaciones eran nuestro calendario», «recolectábamos o cazábamos toda nuestra comida», «el sol y la Luna eran misterios», «las estrellas eran nuestras luces-guía»… En cada doble página figura una frase como las anteriores y se muestran hombres y animales de aspecto bondadoso y pacífico, aunque no se deje de apuntar que algunos «eran nuestros depredadores». Las ilustraciones atraen, pues están bien realizadas y tienen el encanto de la ingenuidad, pero la historia en su conjunto da una idea equivocada, por lo armónica y pacífica, de cómo sería la vida entonces. En una nota final la autora afirma echar en falta ese mundo perdido y que «nuestras emociones, cuerpos y mentes fueron diseñados para un tiempo anterior»: no es fácil estar de acuerdo con esto pero, además, es que un ecologismo que idealiza tiempos remotos no es realista ni nos hace comprender el hecho de que una cosa es que seamos animales, que lo somos, y otra es que seamos como los demás animales, que no lo somos.
Rosie Haine. Somos animales humanos (We are Human Animals, 2022). Barcelona: Ekaré, 2022; 48 pp.; trad. de Araya Goitia Leizaola; ISBN: 978-8412416657. [Vista del álbum en amazon.es]