He actualizado la voz de Karl May aprovechando que se han publicado reediciones de varios libros suyos.
También he mejorado el comentario a El castillo encantado con ocasión de que ha salido una nueva edición.
He actualizado la voz de Karl May aprovechando que se han publicado reediciones de varios libros suyos.
También he mejorado el comentario a El castillo encantado con ocasión de que ha salido una nueva edición.
El ilustrador belga Tom Schamp aclara bien su forma de trabajar: «el principio de “menos es más” no va conmigo. Yo soy más del tipo “más es más”. Me gusta el minimalismo en el trabajo de otra gente, pero no es mi estilo». Por eso no es extraño que su álbum El libro más divertido del mundo esté abigarradísimo.
Al principio se presentan, en la página izquierda, unos personajillos que irán apareciendo en las ilustraciones: un osito llamado Otto, sus padres, otros familiares y distintos amigos y animales; y, en la derecha, el índice, cuya disposición y multitud de tipografías ya nos anuncian el caos informativo que llegará en cada doble página. Los primeros capítulos se titulan «La casa», «¡A la mesa!», «De compras», «Preciosa Primavera»… Se propone al lector que busque a Otto y sus amigos en las superpobladas ilustraciones, en las que hay muchísimos datos unidos a sus correspondientes imagencitas.
Con la misma sinceridad del autor, debo decir que no es mi estilo este tipo de álbumes en el que mucho de lo que se dice y se ve resulta innecesario y además se presenta de modo desordenado. Ahora bien: aparte de que no hay que negar el enorme trabajo que contiene el álbum, y lo bien que se lo habrá pasado el autor haciéndolo, seguro que entre sus lectores naturales también habrá quienes disfruten una barbaridad y descubran muchas cosas mirando la multitud de seres y objetos que se muestran.
Tom Schamp. El libro más divertido del mundo (Het grootste en leukste beeldwoordenboek ter wereld, 2016). Madrid: Maeva Young, 2017; 64 pp.; trad. de Marta Arguilé; ISBN: 978-84-16690-78-7. [Vista del libro en amazon.es]
Botoncito, de Chiaki Okada y Yoko Ogawa, es un relato más acerca del afecto entre un niño y sus juguetes o, mejor, en este caso, del afecto que los juguetes toman al niño. Pero el protagonista no es juguete: se llama Botoncito y está en la mejor blusa de la niña, Ana. Un día Botoncito se cae, rueda por el suelo, acaba detrás del cajón de los juguetes, y allí encuentra, llorando, a Sonajero, a Babero, al oso de peluche…
El relato es, en sí mismo, algo dulzón, pero tiene un buen planteamiento, distinto a otros: el del afecto de unos juguetes que tienen claro, o acaban teniendo claro, los para qués de sus vidas, como el sabio Botoncito les explica. Otro mérito del álbum son las imágenes realistas, en lápices de colores y carboncillo, parece, que transmiten calidez y amabilidad, y que me han recordado las de La pequeña Ana, de Komako Sakai.
Chiaki Okada. Botoncito (Botan-chan, 2015). Texto de Yoko Ogawa. Barcelona: Juventud, 2017; 36 pp.; trad. de Jesús Carlos Álvarez Crespo; ISBN: 978-84-261-4237-5. [Vista del álbum en amazon.es]