En Tolkien y la Gran Guerra, de John Garth, (libro del que glosé aspectos también aquí y aquí), se indica que Tolkien «hizo mucho más que simplemente preservar las tradiciones del mundo de Fantasía: las transformó e infundió en ellas un vigor renovado para la edad moderna».
Al respecto Garth apunta que la obra de Tolkien puso de manifiesto las cualidades propias de la ficción fantástica, frente a lo que conocemos como realismo, cuando llega el momento de presentar la deshumanización de los totalitarismos: «El realismo adolece de una tendencia rígida a tachar los extremos como algo poco plausible, mientras que la literatura fantástica se ocupa activamente de ellos. Magnifica y aclara la condición humana. Incluso es capaz de ponerse a la altura de las calamitosas fantasías de futuros dictadores».
También, para explicar cómo la Fantasía puede ser un medio, tal vez el único medio apropiado para representar algunas realidades impalpables, habla Garth de las escenas de El Señor de los anillos en las que un ejército de fantasmas se unen a la lucha para salvar Minas Tirith. Este asombroso episodio, recuerda Garth, es similar a una escena que narra Sassoon en Memorias de un oficial de infantería, en la que recuerda la conmoción que sintió al presenciar el regreso de sus hombres a la zona de descanso después de once días en las trincheras del Somme, y dice que «fue como si estuviera viendo un ejército de fantasmas. Fue como si hubiera visto la guerra tal y como la podría imaginar algún poeta épico dentro de cien años». Pues bien, dice Garth, Tolkien fue ese poeta épico.
Se puede deducir de lo que afirma Garth que, durante los años de la Gran Guerra, en sus reflexiones acerca del valor de la Fantasía como género —también como un medio para mantener o recuperar el sentido de la belleza y el asombro ante la vida, incluso en medio de situaciones tan trágicas— fue cuando Tolkien dio forma mental a una buena parte de las afirmaciones que hizo en su conocido ensayo de 1938, Sobre los cuentos de hadas. En semanas sucesivas me propongo resumirlo, dejando de lado algunas cuestiones que también trata, para explicar la idea que Tolkien tenía de la fantasía como género.
J. R. R. Tolkien. Sobre los cuentos de hadas, en Árbol y Hoja (Tree and Leaf: incluye el cuento Hoja de Niggle y el poema “Mythopoeia”, 1988); Barcelona: Planeta-Agostini, 2002; 152 pp.; prólogo de Christopher Tolkien; trad. de Julio César Santoyo, José M. Santamaría y Luis Domènech; ISBN: 84-395-9786-X.
John Garth. Tolkien y la Gran Guerra. El origen de la Tierra Media (Tolkien and the Great War. The Threshold of Middle-Earth, 2003). Barcelona: Minotauro, 2014; 505 pp; trad. de Eduardo Segura y Martin Simonson; ISBN: 978-84-450-0207-0. Nueva edición en 2019; ISBN: 978-8445006641. [Vista del libro en amazon.es]