He puesto datos de nuevas ediciones de Alicia a través del espejo, con unas ilustraciones excelentes de Chris Riddell, y de Historias de la Alcarama.
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Otra idea de Galicia, de Miguel-Anxo Murado, es uno de esos libros que vale la pena leer para entender algo mejor Galicia o, al menos, para desterrar algunos tópicos que tantos dan por supuestos. Dos ejemplos que también dan idea de la ironía socarrona que gasta el autor.
Uno: la queimada. «Los gallegos no pueden evitar sonreír ante los turistas que todavía preguntan ingenuamente si la queimada es una antigua tradición celta. Difícilmente podría serlo, ya que los aguardientes no existieron hasta finales de la Edad Media, cuando se inventó la destilación. La queimada era desconocida en Galicia en la primera mitad del siglo XX y, aunque hay quien sostiene con poco fundamento que la inventaron los soldados gallegos en la Guerra Civil, lo que es seguro es que se difundió a partir de los años sesenta y setenta al calor de los paradores nacionales y el contemporáneo boom de las marisquerías de lujo en Madrid. Su supuesta relación con la brujería es una simpática invención que nadie debe tomarse en serio. Pertenece al dominio de lo que podríamos llamar el «folclore autoirónico», cada vez más abundante en Galicia».
Otro: el celtismo. «Si una cosa estaba clara acerca de los gallegos hasta no hace mucho era eso, que eran celtas. Mucha gente lo piensa todavía, sobre todo fuera de Galicia». Pero, como explica el autor, «el asunto es más complicado de lo que generalmente se cree. Los “celtoescépticos”, como se conoce a los historiadores más críticos, no discuten la celticidad de Galicia, sino la existencia misma de un pueblo celta en la Antigüedad. Siempre ha sido difícil hacer coincidir el registro arqueológico con la toponimia y las fuentes clásicas, y hoy son muchos los que piensan que “celta” podría no haber sido más que un término genérico referido a los bárbaros de los que los autores clásicos no sabían nada. El celta sería “el otro”, siguiendo el vocabulario posmoderno del que bebe en gran parte el celtoescepticismo.
Pero ¿y la gaita, el “arte celta”, los triskels y las espirales?, se preguntará algún lector, decepcionado. Los etnógrafos están al menos de acuerdo en que la mayor parte de las coincidencias entre los «pueblos celtas» en cuanto a música, instrumentos musicales o ropa no son restos atávicos de un pasado celta, sino el resultado de dos mil años de intercambios por vía marítima. La gaita (gallega o escocesa) es medieval, como lo son casi todos los aspectos conocidos de la cultura bretona, irlandesa, escocesa o gallega. El parecido entre ellas es evidente y a la vez banal: todos esos países compartían un mismo clima, rutas comerciales y condiciones sociales parecidas cuando se recopiló ese folclore.
La cosa quedaría aquí si no fuera porque se ha venido a complicar aún más en los últimos años, cuando frente al celtoescepticismo ha aparecido un “escepticismo del celtoescepticismo”. Una nueva corriente de historiadores, basándose en estudios genéticos, parece que vuelve a dar la razón, al menos en parte, a los celtistas. Según la nueva tesis, el noroeste peninsular fue la base de partida de la celtización de las Islas Británicas, sólo que esto ocurrió mucho antes de lo que se creía hasta ahora. Irónicamente, pues, estos estudios de ADN presentan una Galicia con más credenciales «celtas» que la propia Irlanda y vienen a confirmar, aunque sólo sea por casualidad, la vieja leyenda del «viaje de Ith Gael». El debate es tan confuso y cambiante, con descubrimientos espectaculares de año en año, que lo más prudente es no hacer afirmaciones demasiado rotundas».
Miguel-Anxo Murado López. Otra idea de Galicia (2008). Barcelona: Debate, 2021; 208 pp.; ISBN: 978-8483067710. [Vista del libro en amazon.es]
Dame un bocado. Atlas de sabores del mundo es otro excepcional álbum de Aleksandra Mizielińska y Daniel Mizieliński. En las primeras guardas figura el Índice, un mapamundi en el que se indica la página correspondiente a cada país. En la primera doble página encontramos otro índice, pero esta vez de las recetas que se incluyen en el libro. A partir de ahí se dedican dos dobles páginas completas a los siguientes países: Turquía, Irán, Israel, China, Japón, India, Vietnam, Indonesia, Estados Unidos, México, Perú, Brasil, Argentina, Noruega, Alemania, Polonia, Rusia,Hungría, España, Francia, Italia, Grecia, Marruecos, Egipto, Nigeria, Etiopía. En el tercio superior de cada doble página, abigarradas ilustraciones de ambiente del país, con unos numeritos pequeños en muchos sitios que remiten a, o a los que se remite desde, los textos que figuran debajo; en los dos tercios inferiores, una receta de un plato típico en cada página y varios recuadros con curiosidades e información de texto y gráfica (sobre cuestiones históricas o sobre alimentos característicos del lugar, y también con notitas e indicaciones que referencian otros lugares del libro). Al final, un Índice cronológico en dos dobles páginas y un Índice temático en las guardas últimas. Álbum que, igual que otros de los autores, tiene detrás un grandísimo trabajo de construcción: han manejado una enorme documentación y han sabido sintetizarla e interrelacionarla (y comprimirla) muy bien, tanto en los textos explicativos como en las ilustraciones de distinto tipo. Aparte, como es habitual en ellos, las imágenes son claras, graciosas y agradables.
Aleksandra Mizielińska y Daniel Mizieliński. Dame un bocado. Atlas de sabores del mundo (Daj gryza, 2020). Texto de los ilustradores y de Natalia Baranowska. Madrid: Maeva, 2021; 112 pp.; trad. de Katarzyna Motoniewicz; ISBN 978-84-18184-74-1. [Vista del libro en amazon.es]