La continuación de The Shakespeare Stealer, Shakespeare’s Scribe, de Gary L. Blackwood, tiene lugar durante la peste negra. La compañía The Lord Chamberlain’s Men deja Londres y, para intentar ganar dinero, salen de gira por otras ciudades de Inglaterra. Widge disfruta con su trabajo y, en una ciudad de Yorkshire, acaba encontrando a un hombre que dice ser su padre. Pero como su comportamiento es, a veces, equívoco, a los miembros más expertos de la compañía no los acaba de convencer. Además, Shakespeare tiene una lesión que le impide usar el brazo y pide a Widge que sea su escribiente: los diálogos que tienen, al ir componiendo los diálogos, ayudan a Shakespeare e, incluso, un comentario al paso de Widge, «”all’s well that ends well”, como se suele decir aquí en Yorkshire», acaba siendo el título que pone Shakespeare a su obra: la narración dice que, al oir el comentario, Shakespeare sonrió y replicó «“¿Lo dicen así?” “Sí” “Es una buena línea”, dijo. “Vamos a dársela a Helena”».
Aparte de los ya indicados, otros hilos narrativos de la historia son la rivalidad de Widge con un chico recién llegado a la compañía que tiene ínfulas de gran actor; los problemas de la compañía por su rivalidad con otras y por el acoso que sufren por parte de los espías que buscan a «recusantes», o católicos ocultos, lo que a veces les hace cambiar los diálogos de alguna obra en el último momento. En una nota final el autor aclara que, con la excepción del protagonista y de otro joven actor, los demás personajes realmente trabajaron en The Lord Chamberlain’s Men; también aparece un hermano más joven de Shakespeare; y responden a la realidad los episodios de la peste que asoló la isla en los años 1602 y 1603 y la prohibición que se dictó, en muchas ciudades, de representar obras teatrales.
Gary L. Blackwood. Shakespeare’s Scribe (2000) . O’Brien Press, 2001; 272 pp.; ISBN: 978-0862787066. [Vista del libro en amazon.es]