Leí hace poco, y me interesó mucho, El terror rojo, un libro singular en la producción de Wenceslao Fernández Flórez. Cuando estalló la guerra civil española, el autor estaba en Madrid y allí debió pasar un año, escondiéndose en casas de amigos y embajadas para eludir la persecución y la muerte. Después estuvo en Portugal, donde dio conferencias sobre sus experiencias de aquellos meses y publicó, en 1938, un libro de memorias que se tituló O terror vermelho y que luego nunca intentó que se tradujese al español, algo que se ha hecho recientemente. En el Prefacio el autor dice que nunca como en este trabajo «se apartó mi pluma de toda intención y de toda vanidad literaria». En el primero de sus capítulos afirma que «por primera vez en mi vida voy a ser, yo mismo, el... Leer más
Tenía en mis listas de lecturas atrasadas, desde hace mucho, Mi infancia y juventud, de Santiago Ramón y Cajal, y pude al fin leerlas hace unas semanas en una buena edición reciente. Tienen sabor y viveza —no sabía que había sido un chico y un alumno tan activo y tan revoltoso— y, de vez en cuando, tal como me había indicado quien me las recomendó hace tiempo, están salpicadas de observaciones a las que vale la pena prestar atención. Tomé nota de varias. Una vez, con unos diez años o así, fue castigado al «cuarto oscuro», una habitación subterránea que todos los chicos veían con terror pero él no: «me procuraba la calma y recogimiento necesarios para meditar mis travesuras del día siguiente». Allí se dio cuenta de lo siguiente: «el ventanillo cerrado de mi... Leer más
Quienes disfrutamos con los libros, solemos hacerlo también con los libros que hablan de librerías. A la categoría Lectores incorporo dos, francamente divertidos, a los que me referí hace algún tiempo, que son una novela sobre un librero singular y una narración autobiográfica sobre una librería: Entre un millón de líneas y Rialto 11, de Juan Lozano Garrote y Belén Rubiano... Leer más
Como anunciaba en la nota de ayer, doy pinceladas de dos momentos graciosos de La suerte de conocerte. Aunque se podrían poner más ejemplos, aquí van algunos acerca de las comidas que gustan o desagradan al narrador. Nos dice que disfruta en los restaurantes o bares locales donde todo es «natural, tradicional, casero, sin lujos ni pretensiones, con raciones generosas y espléndidas», atendidos por personas que son «un ejemplo de cómo la cocina puede transformarse en un acto de generosidad y un servicio público esencial». En cambio, cuando describe su comida en «un restaurante belga de postín», cuenta que «las cuatro cositas que nos fueron poniendo en cada plato de degustación, muy bien presentadas, con mucho floripondio y colorido, fueron poco a poco incrementado la... Leer más
La suerte de conocerte, de Adolfo Torrecilla, es un singular relato cuyo contenido está muy bien explicado en esta reseña. En sucesivos epígrafes numerados el autor habla, por un lado, de su vida, de su numerosa familia, de sus muchos amigos, conocidos y compañeros en distintos trabajos —profesor de literatura, crítico literario, representante sindical, colaborador en prensa y en librerías, etc.—. En otros, alternando con los anteriores, menciona libros que le gusta recomendar o que va leyendo, muchos relacionados con la que ha llegado a ser su especialidad —la literatura en torno al mundo comunista—, y esto le sirve para explicar, dando casi siempre títulos y nombres, qué tipo de literatura le gusta y le parece valiosa y cuál no. El telón de fondo es Vallecas, su... Leer más
Me alegra la nueva edición de El río, escenas breves de recuerdos de infancia de Ana María Matute, de las temporadas que pasó en Mansilla de la Sierra, el pueblo riojano de sus abuelos. En algunas la escritora recuerda el modo de ser de aquellos niños del pueblo, unos niños que, dice, «sentían un orgullo grande y silencioso. Siempre he pensado en ese orgullo que no habla, que mira lentamente, con unos ojos que parecen dueños de la tierra». Es cierto que sentían curiosidad sobre cosas de la vida de la ciudad, dice la narradora, «cosas que nunca habían visto, y que tal vez no llegarían a ver jamás. Pero no había ansiedad en sus preguntas, ni zozobra. En cambio, ellos estaban en posesión de secretos que nosotros nunca conoceríamos y lo sabían» («Orgullo»). En... Leer más
En Confesiones de un padre sin vocación, José María Contreras Espuny cuenta cómo cambió su vida con motivo del nacimiento y crianza de sus dos primeros hijos. Es una narración excelente en la que ironiza contra sí mismo, con buen humor, y en la que se ve cómo consigue transformar sus contrariedades externas e internas en sonrisas, suyas y de los lectores. También muestra con simpatía el mundo y las bromas alrededor del joven matrimonio con hijos pequeños —«no le voy a decir que mis niños sean los más bonitos del mundo, aunque lo son, porque usted pensará lo mismo de los suyos, aunque no lo sean»—, y espolvorea oportunamente comentarios que desactivan las quejas con las que a veces nos justificamos —«ser apocalíptico es bastante llevadero y luce mucho, sobre todo... Leer más
He disfrutado con Cavilaciones y melancolías, notas de los diarios de 2016 y 2017 de José Jiménez Lozano. Hay unos comentarios excelentes aquí y aquí. Pongo a continuación, algunos párrafos, con idea de resumir tono y contenidos. Por un lado, abundan textos que tienen un tono pesimista ante la vida cultural que nos rodea pero que, a la vez, es esperanzado: —«Debemos recordar que siempre hay diez justos, o en cualquier caso algunos —pocos, bastantes o muchos— serán preservados, y que no debemos mirar hacia atrás». —Al salir de una conversación con chavales en un instituto anota esto: «Creo que he hecho bien en mostrarles no optimismo, que Bernanos creía que siempre es la sacarina de la esperanza, sino la alegría de estar vivo y de querer vivir y avanzar,... Leer más
Sucederá la flor es un pequeño libro en el que Jesús Montiel escribe sus reflexiones con motivo de la enfermedad grave de su hijo de dos años. Todo está contado con un lenguaje natural y preciso, con altura y elegancia en las consideraciones, con un lirismo sin énfasis ni poses que resulta conmovedor. Su contenido y sus méritos se detallan bien en esta reseña y en esta otra. Entre otros textos de los que tomé nota, éste: «Dios vive en los geriátricos, en los manicomios, las afueras de la ciudad. (…) En la planta de oncología infantil. Allí tiene un ejército minúsculo de soldados que no superan el metro y medio de estatura. Un ejército ridículo y sin embargo invencible. Quince niños calvos. Yo lo he visto: un hombre muy seguro de sí mismo entra en esa planta y... Leer más
El niño y el pueblo perdido, de Pere Marti i Bertran, es un relato cortito cuyo narrador es un niño llamado Cayetano que, cuando estalló la guerra civil española, vivía en La Fatarella, Tarragona. Habla de lo que notaba entonces a su alrededor, cuenta que cuando las tropas de la República recuperaron La Fatarella e instalaron cerca un pueblo camuflado, él iba con su madre allí, pues la contrataron para que lavase, zurciese y planchase la ropa de las tropas. Un último capítulo corre a cargo del mismo Cayetano pero cuando ya tiene ochenta años. Un apéndice histórico da cuenta de los hechos sucedidos en La Fatarella y su entorno, y añade algunos datos sobre varias personas que aparecen en el relato. Es un acierto el tono del narrador: claro, sereno, agradecido a quien se... Leer más
Recuerdo las ocasiones en las que he citado ya diarios o dietarios de José Jiménez Lozano: —Los cuadernos de letra pequeña: La textura de la banalidad, Quizás era puro realismo, ¿Más privilegios?, Lumbreras, Cabalgatas de feria, Cómo son algunos escritores, El icono más maravilloso. —Advenimientos: Contundente claridad, Sabor amargo, Gramática infecta, Valor contra la estupidez, Joven con alas de pájaro. —Los cuadernos de Rembrandt: Burlas e insultos, Lo peor que puede decirse de una narración, La culpa es de las víctimas, Seguridades elegantes. Recientemente ha publicado Impresiones provinciales, notas tomadas entre los años 2010 y 2014. Como en los libros previos, hay observaciones sobre nuestro empobrecimiento cultural, comentarios acerca de cómo... Leer más
En Memoria por correspondencia, de la pintora y dibujante colombiana Emma Reyes (1919-2003), se reúnen unas cartas que, entre 1969 y 1997, le escribió a su amigo Germán Arciniegas contándole su triste infancia, con la condición de que se publicasen tras su muerte. Al principio la pequeña Emma y su hermana mayor Helena, viven con una mujer llamada María, y cambian de domicilio algunas veces; luego, cuando son abandonadas, son recogidas en un internado con unas monjas cuya forma de tratarlas es inhumana. Lo más destacable del libro es el tono distante y no dolido que usa la narradora, lo cual permite que la lectura de situaciones tan trágicas no resulte demasiado dolorosa. Hay varios apéndices, explicando el origen del libro y cosas de la vida de la autora. En esta reseña, que... Leer más
En su momento hablé de El caballo de cartón, de Abel Hernández. He leído en las últimas semanas otros libros del autor: Historias de la Alcarama, también recuerdos de la vida en Sarnago, Soria; Leyendas de la Alcarama, una historia de amor ambientada en los mismos tiempos y ambientes; y el recientemente publicado El canto del cuco: llanto por un pueblo, más recuerdos elegíacos donde se combinan sucesos y experiencias de hoy con recuerdos de la infancia y, en particular, de su madre. Vale la pena conocerlos para disfrutar del lenguaje y de las observaciones llenas de sentido común del narrador. Ambas cualidades se pueden apreciar cuando, en El canto del cuco, comenta que la perversión actual de muchas palabras es un gran desastre cultural y, para ejemplificarlo, hace notar... Leer más
Leí aquí una referencia a La novela de un novelista, de Armando Palacio Valdés, que no conocía, por lo que, aprovechando una estancia en Asturias, decidí buscarla en la biblioteca y leerla para entrar en ambiente. Son recuerdos de la infancia y adolescencia del autor, en las últimas décadas del siglo XIX. Están muy bien escritos, aparecen en sus páginas notables personajes de la zona, los sucesos de todo tipo se cuentan con acentos entusiastas, y abundan los momentos en los que el autor mira hacia atrás con nostalgia y agradecimiento. «Muchas, muchísimas veces me he preguntado después, en el curso de mi vida: ¿Cuál será el mundo verdaderamente real, aquel que yo veía en mi infancia o este otro que ahora contemplo al través del velo tejido de perfidias, traiciones,... Leer más
Mañana nunca lo hablamos, de Eduardo Halfón, son escenas de niñez del autor, un chico guatemalteco de familia muy acomodada y muy cosmopolita, que se desarrollan a finales de los años setenta y principios de los ochenta, y todas ellas antes de que cumpla diez años. Aunque queda claro que la redacción es posterior, el narrador intenta recuperar la visión del niño que va descubriendo el mundo propio de los adultos y las vidas, tan distintas a la suya, que llevan otras personas. Hay momentos de sufrimiento y dolor, que tienen intensidad, y otros de vida social o familiar, que también atraen y, en algunos casos, sorprenden o inquietan. Los textos tienen gran altura literaria y el sabor de unos localismos que, al menos a mis oídos, suenan siempre bien: así, de un profesor perspicaz... Leer más
Allá lejos y tiempo atrás (1918), de William Hudson, hijo de norteamericanos y argentino de nacimiento, son unas memorias de sus diez primeros años de vida en una hacienda. Escritas con asombrosa soltura, en ellas transmite su amor entusiasta por la naturaleza y sus muchos conocimientos sobre la materia, en particular sobre pájaros. Tiempo atrás puse una nota con un texto tomado de este libro en el que Hudson señalaba las dificultades del desdichado autobiógrafo. Como decía Pedro Antonio Urbina en una reseña, «este libro de recuerdos infantiles —llamarlo memorias es como vestir un uniforme militar a un niño— ha tenido la feliz fortuna de llegar a la lengua española gracias a Miguel Temprano García. Considero admirable su trabajo de traducción porque reconstruye una... Leer más
Por su singularidad y por la fecha de su publicación, me ha interesado El barranco, de Nivaria Tejera, escritora nacida en Cuba en 1930, que pasó su infancia en Tenerife y que, años más tarde volvió a Cuba, para luego exiliarse en París en 1965. En su relato narra sus recuerdos de infancia durante la guerra civil española, marcados por el encarcelamiento de su padre, las visitas que ella y su familia le hicieron a la cárcel, su posterior liberación y su regreso a prisión. No es una novela más de las que se han apuntado a una moda reciente pues se publicó en francés en 1958. Tampoco, aunque resulte dolorosa, tiene acentos revanchistas: el principal interés de la narradora es dejar constancia de su sufrimiento y su desorientación cuando su mundo se derrumbó. Lo mejor son... Leer más
El caballo de cartón, de Abel Hernández, es una más que buena narración de memorias de niñez. El narrador, que visita su pueblo de Sarnago, Soria, hoy deshabitado, encuentra un viejo caballo de cartón que le regalaron en la infancia. Con ese motivo evoca los sucesos que ocurrieron entonces, el año 1948, cuando tenía once años y un incidente que pudo ser trágico puso fin a su vida en el pueblo. Aunque los sucesos del final tienen verdadera tensión, lo que importa en este libro es, por un lado, lo que tiene de retrato veraz de unas gentes, una época y un ambiente. Por otro, también es todo un acierto lo bien que refleja el mundo de inquietudes y preguntas de los niños, aunque sobre ellas siempre se superpongan las incertidumbres del narrador adulto y su espíritu de balance... Leer más
Un buen librito, de hace tiempo, sobre la figura del Cid: El juglar del Cid, de Joaquín Aguirre Bellver. De este autor, fallecido hace poco, hay también unas memorias de infancia, muy bien escritas, acerca de sus años en Madrid durante la guerra civil española: La mirada de un niño. Es un relato que suma otra perspectiva de la misma época y situación sobre la que tratan El otro árbol de Guernica, Incierta gloria, Un adolescente en la retaguardia, Los cipreses creen en Dios y su continuación Un millón de muertos... Y habrá más. Joaquín Aguirre Bellver. La mirada de un niño. Novela memoria de la guerra civil (2006). Madrid: Ciudadela, 2006; 222 pp.; ISBN:... Leer más
Al comentario de ayer sobre la serie de Alatriste se puede añadir que un gran libro de historia sobre la época es El Conde Duque de Olivares, de John Elliott, que ya cité a propósito de Dumas. Además, los interesados disfrutarán el Discurso de mi vida. Aventura corsaria de un honorable capitán, donde un personaje real llamado Alonso de Contreras —que combatió en Flandes, Milán, Nápoles, Sicilia, Puerto Rico, Túnez...— narra treinta años de su asombrosa vida. Como se indica en la introducción de una de las ediciones citadas, Alonso de Contreras fue un hombre de acción, «duro como el pedernal» y más bruto incluso que Alatriste. Su relato está escrito entre 1630 y 1633, y, en sus propias palabras, «ello va seco y sin llover, como Dios lo crió y como a mí se me... Leer más
Tiene una gran fuerza la narración de Plácido Gil titulada Un adolescente en la retaguardia - Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). El autor, actualmente monje benedictino en la abadía de Leyre, Navarra, tenía 15 años el 18 de julio de 1936 y entonces era novicio en el Monasterio de El Pueyo, Barbastro. Tras el asesinato de todos los monjes, él trabajó primero en los comedores de los milicianos en Barbastro; luego se trasladó a Caspe, donde también fue camarero en el casino, centro de operaciones de los anarquistas y republicanos; después vivió en Poal, un pueblo leridano, con una familia que le acogió; finalmente, al terminar la guerra, pudo regresar a su casa de Lumbier, Navarra, donde le creían muerto. El autor explica en el prólogo que sólo pretende narrar lo que... Leer más