A la entrada que dediqué, tiempo atrás, a Vladimir Lébedev, le he añadido el enlace a un video sobre su vida y su obra.
A la entrada que dediqué, tiempo atrás, a Vladimir Lébedev, le he añadido el enlace a un video sobre su vida y su obra.
Tercera entrada con notas que tomé de las entrevistas de The Paris Review.
Isaac Bashevis Singer (1968): «Una regla [que me dio mi hermano Israel Yeshoshua Singer] era que, aunque los hechos nunca quedan obsoletos, las explicaciones siempre acaban perdiendo vigencia. Cuando un escritor trata de explicar demasiado, cuando trata de psicologizar, agota su tiempo antes de empezar a narrar la historia».
Isaac Bashevis Singer (1968): «Creo en los milagros en todos los ámbitos de la vida menos la escritura. La experiencia me ha demostrado que en esto de escribir no hay milagros. La única forma de producir buena literatura es trabajar duro».
Stephen Spender (1980): «El crítico siempre piensa que tiene que aplicar sus conocimientos, que pueden ser vastos, y las normas críticas que ha extraído de su estudio de obras del pasado. Y tal vez por eso sólo disfruta de las obras de escritores vivos en las que tales normas pueden aplicarse. [Pero puede haber obras que] contienen un elemento sin precedentes en el arte que conoce y es capaz de juzgar».
Gabriel García Márquez (1981): «En el periodismo, basta que se deslice una sola falsedad para que todo el texto sufra menoscabo. En cambio, en la ficción basta con una sola verdad para que toda la obra adquiera legitimidad».
Joseph Brodsky (1982): [En una tertulia un amigo dijo que no le gustaba Un día en la vida de Iván Denisovich, y Ajmátova, que estaba presente], «le espetó: “¿Qué clase de comentario es ése? Con ese libro no se trata de si te gusta o te deja de gustar. La cuestión es que deberían leerlo doscientos millones de rusos”. Y ésa era la verdad. (…) Yo considero a Solzhenitsin el Homero del poder soviético. (…) hay que pensar en los millones de muertos a los que representa. El poder simbólico de un superviviente crece de manera proporcional. No es sólo él, sino todos ellos».
Varios autores. «The Paris Review» (estuche con dos volúmenes): Entrevistas (1953-2012). Barcelona: Acantilado, 2020; 2832 pp.; trad. de M. Belmonte, J. Calvo, G. Fernández Gómez, F. López Martín; ISBN: 978-8417902865. [Vista del libro en amazon.es]
Anatomía de un ludópata: Generación, éxtasis y muerte de El jugador es una valiosa edición de la obra de Dostoievski El jugador, que se presenta en una nueva traducción y con interesantes informaciones adicionales que justifican su título.
Preceden a la novela una nota del editor y traductor para explicar los problemas que tenía el escritor cuando la compuso; varias cartas previas al momento de comenzarla —de Dostoievski a su hermano y de su hermano a él, del escritor a varios amigos, a Turguenev, a su amante y a otra amiga—, donde se ponen de manifiesto su ludopatía y sus acuciantes problemas económicos; y, en tercer lugar, un tramo de las memorias de la que sería su esposa, Anna Snítkina, en donde cuenta cómo empezó a trabajar para él como taquígrafa, con el fin de que pudiera terminar El jugador en un plazo breve, incidentes de las semanas que duró su redacción, y cómo, pocos días después de terminar el trabajo, Dostoievski le pidió matrimonio.
Se incluye luego la novela cuyo argumento es conocido: en primera persona, un joven llamado Alekséi Ivánovich cuenta su vida en una ciudad llamada Roulettenburgo, inspirada en Wiesbaden; allí vive a la espera de que muera su anciana tía, conocida como la Abuela, para poder pagar sus deudas, mientras es tutor de los hijos de un antiguo general y persigue a su hija, la distante Polina Aleksandróvna, también pretendida por otros personajes; además, se va enviciando con el juego; el momento genial de la historia llegará cuando, por sorpresa, se presenta en la ciudad la Abuela, Antonina Vasiliévna, un personaje memorable, que también se ve atrapada por la emoción de jugar dinero a la ruleta.
Dostoievski dictó El jugador con apresuramiento y esto seguramente influyó en que la narración fuese rápida y ágil, y en que, más que construir un relato bien armado, centrase sus esfuerzos en reflejar los vaivenes interiores del jugador ante los riesgos y el vértigo de ganar o perder; y en cómo su protagonista, igual que varios de sus otras novelas, huye de ajustar su conducta y sus pensamientos a un patrón moral. Después del relato se reproducen cartas posteriores a la publicación de la historia, donde se aprecian las recaídas del escritor en sus problemas con la ruleta —una a su joven esposa y otra a un amigo, desde el extranjero, donde vivía solo en esos momentos—, y después otro tramo de las memorias de Anna —que se desarrolla cuando ya vive con su marido en Dresde y en otras ciudades europeas—, donde habla de la dependencia del juego de Dostoievski y, finalmente, del momento en el que se produce su completa curación.
Fiódor Dostoievski. Anatomía de un ludópata: Generación, éxtasis y muerte de El jugador (2023). Madrid: Mishkin ediciones, 2023; 298 pp.; col. El festín de Babette; trad. y nota a los textos de Fernando Otero; ISBN: 978-8412025934. [Vista del libro en amazon.es]