En su momento me gustaron mucho los dos primeros libros de Cynthia Voigt sobre la familia Tillerman, y, para mi decepción, no se publicaron en España los cinco libros restantes que completan la serie. Pasado el tiempo busqué los libros tercero y cuarto —A Solitary Blue y The Runner—, que me parecieron valiosos, aunque menos atractivos que los primeros por sus referencias al telón de fondo de la época, razón por la cual no continué la lectura de la serie. Hablaré ahora del primero citado.
El protagonista de A Solitary Blue es Jeff Greene, un chico a quien abandona su madre, Melody Hittinger, cuando tiene siete años; la única explicación que le da, en una nota escrita, es que la necesitan más sus actividades filantrópicas. Jeff crece con su padre, el Profesor, un hombre muy reservado, a quien todo parece darle igual, lo que hace que Jeff se repliegue mucho en sí mismo. Unos años más tarde, su madre le pide a Jeff que pase un verano con ella en Charleston, Carolina del Sur, y Jeff queda encantado con su jovialidad, igual que con el trato que le da su abuela. Pero su visita del siguiente verano resulta muy decepcionante pues se da cuenta de que le importa poco a su madre, muy pendiente de su novio y de su activismo social, y además su abuela tampoco le trata como la otra vez, por lo que se aisla y vagabundea por distintos sitios; en un viaje a una isla cercana, ve una garza azul solitaria y la compara con él mismo. Cuando vuelve a Baltimore las cosas cambiarán en la relación con su padre, gracias a la intervención de un amigo, un religioso llamado Brother Thomas, y a que su padre, al ver el bajón académico de Jeff se da por fin cuenta de su situación interior y busca un cambio: se trasladan a una casa cerca de Crisfield, Maryland, un lugar que a Jeff le atrajo cuando lo vio por primera vez porque descubrió allí otra garza azul. En ese lugar, con el paso de los meses, Jeff se asienta, hace amigos en clase y conoce a Dicey Tillerman, una chica con mucha personalidad, a sus hermanos pequeños y su abuela. Pero su madre reaparece y quiere llevárselo con él.
Historia rica con muchos matices: en sus libros la autora tiene interés en hablar sobre personas que resultan heridas en la vida familiar. Así, el padre, Horace, es un hombre poco capaz de hacerse cargo de los sentimientos de los demás: usa mucho la expresión «it doesn’t make a difference», «no importa, da igual, eso no cambia nada» podríamos decir, expresión que Jeff atribuye a que le resulta indiferente; pero no es así, como se verá más tarde, pues su padre le dirá que por supuesto que siempre le importó mucho y que lamenta no haber sabido mostrárselo. La madre, Melody, es una chica irresponsable que cree que su activismo social y político es lo verdaderamente importante, y que, cuando dice a Jeff que la llame Melody, pues aunque sea su madre lo que realmente desea es ser su amiga, la narradora nos dice que Jeff pensó «pobre Melody», «no entiende nada». Al mismo tiempo, se muestran personas que saben ayudar a los interesados a enfrentarse a los problemas, como hace Brother Thomas, discretamente, con Horace y con Jeff. O el atractivo que tienen, sin pretenderlo, quienes tienen y defienden unos lazos familiares fuertes como los Tillerman, precisamente por lo mucho que han sufrido: dice la narración que la discusión sobre ser feliz o infeliz no es relevante, que «los Tillermans nunca se preocupaban por eso, se preocupaban por vivir cada uno para los otros, todos juntos» y que Jeff pensaba que, bien, puedes llamar a eso felicidad pero que, sea como sea, eso no era en absoluto lo importante.
Cynthia Voigt. A Solitary Blue (1983). Atheneum Books, 2012; 249 pp.; ISBN: 978-1442428805. [Vista del libro en amazon.es]