Dentro de los álbumes que hablan de emociones infantiles hay muchos que tratan sobre inquietudes de distinta clase. Muchos son excelentes, en especial los que intentan relativizar preocupaciones comunes en relación a la noche, a la oscuridad, a los agobios o temores de cualquier clase. Otros son elogiables porque intentan algo tan difícil como es hablarles a los niños de la muerte, pero con frecuencia son insatisfactorios o pobres en sus planteamientos. También hay álbumes que responden a sentimientos infantiles, como por ejemplo todos los vinculados a juguetes y juegos, como el de tener un lugar propio al que uno acude con satisfacción o al que uno va para refugiarse, por ejemplo La torre de Zoe, un álbum que también podría responder a un recuerdo de niñez de los autores.