¡Corre a casa, ratoncito! es un álbum de hace tiempo de Britta Teckentrup que he leído hace poco y que es excelente. Por la noche un ratoncito desea llegar a su casa. En la página izquierda se ve al ratoncito mirando mientras que, en la derecha, se ven unos ojos en la oscuridad a través de troquelados, y el texto advierte al ratón que «¡por ahí no!»; en la siguiente doble página se muestra quién era el animal amenazador —zorro, marta, lechuza, gata…—. La estructura repetitiva es perfecta, el suspense para el pequeño lector es continuo, se aprovecha al máximo el recurso al troquelado. En fin, modélico álbum de conocimientos para pequeños con un excelente desenlace para descansar. Britta Teckentrup. ¡Corre a casa, ratoncito! (Lauf nach Haus, kleine Maus, 2012).... Leer más
Además de los citados, otro tipo de álbumes que algunos consideran bedtime son esos que cuentan las cosas que ocurren por la noche mientras uno duerme, como ¡Qué risa de huesos!, de Janet & Allan Ahlberg, un álbum bien construido y divertido por su argumento y sus dibujos graciosos. Es el primero de una serie protagonizada por tres esqueletos: uno grande, uno pequeño, y un perro-esqueleto. Esta vez los tres abandonan el sótano en el que ¿viven? y salen por la noche dispuestos a buscar alguien a quien asustar, pero como todo el mundo está en la cama, deciden asustarse a sí mismos y jugar con los esqueletos de los animales del zoo, entre otras actividades. A veces, los autores componen sus páginas con viñetas y sus personajes hablan en globos de texto, al modo de los... Leer más
La oscuridad, una pequeña historia de Lemony Snicket ilustrada por Jon Klassen tiene un argumento amable que intenta desactivar miedos infantiles al modo, por ejemplo, de Switch on the Night. El protagonista, Laszlo, vive en un gran caserón y le tiene miedo a la oscuridad que, durante el día, se oculta dentro del armario, detrás de la cortina y…, sobre todo, en el sótano. Pero, una noche, la oscuridad del sótano le llama para que acuda, y él lo hace. La confección del álbum es excelente: las guardas son negras, el papel es negro, el sepia es el tono dominante —aunque hay azul en el pijama del chico y amarillo de las bombillas—, los rayos de la linterna que siempre lleva Laszlo le sirven al ilustrador para ordenar la composición de las escenas. También es destacable que... Leer más
Y, en línea con lo dicho ayer, otro álbum importante de la misma época firmado por Mercè Company e ilustrado por Agustí Asensio fue Nana Bunilda come pesadillas, un eficaz relato para combatir los miedos nocturnos... Leer más
Otro álbum reciente sobre gatos, pero con un argumento mejor y más encanto que los citados ayer, es ¡Baja gata!, de Lucia Masciullo y Sonya Hartnett. Su protagonista es un niño llamado Nicolás, que siente temor y admiración por su gata, tan pequeña y tan valiente, cuando está fuera por la noche en medio de tantos monstruos que a él le asustan. Sin embargo, cuando llega la lluvia es la gata la que se asusta, por lo que Nicolás va en su busca y consigue traerla con él a su cama. Las imágenes son afectuosas. A veces ocupan la doble página completa y a veces hay una ilustración en cada página. Hay frecuentes juegos de luces y sombras que sugieren bien el temor que sienten el niño o la gata; o, en la misma dirección, hay un primer plano de la gata, muy asustada, cuando... Leer más
La Ardilla Miedosa por la noche, de Melanie Watt, vuelve a los mismos temas y recursos de los anteriores libros de la protagonista. Esta vez vemos que no quiere tener pesadillas por la noche: tiene todo un catálogo de los seres que no quiere que se le aparezcan y una lista de tareas para no dormirse pero, entonces, también se nos ofrece una colección de los efectos secundarios de pasar las noches en blanco… Como los relatos previos también este resulta gracioso y supongo que práctico para quienes tengan parecidas inquietudes. Otro libro de la misma ilustradora con un registro distinto es Chester, un gato presumido que interfiere con el trabajo de la autora, bastante maleducadamente, para ocupar en exclusiva el primer plano y quitárselo al ratón que, al principio, era el... Leer más
El monstruo que se comió la oscuridad, con texto de Joyce Dunbar e imágenes de Jimmy Liao, es un relato que habla del miedo a la oscuridad que tienen los niños. Tiene un giro argumental inicial que lo hace diferente a otros que tratan sobre la cuestión pero, en cualquier caso, se dirige a que el niño sepa ver de modo amable la oscuridad que teme. A Lorenzo no le gustaba la oscuridad bajo su cama pues pensaba allí había un monstruo. Y así era: había un monstruo minúsculo supervoraz, que come y come toda la oscuridad que se pone por delante, con lo que va engordando hasta que en todo el planeta no quedan sombras ni posibilidad tampoco de sueños... Desde un punto de vista gráfico, los seguidores de Jimmy Liao no deben esperar aquí la riqueza imaginativa de sus propias... Leer más
La ilustradora persa Marjane Satrapi, conocida sobre todo por su cómic autobiográfico Persépolis, es autora también de dos buenos álbumes infantiles: Ajdar y Los monstruos tienen miedo de la luna. En el primero, Matilde, vive en un país muy bonito hasta que, un día, todos los animales se inquietan y entonces ocurre un terremoto a partir del cual todo cambia y aparecen seres que nunca se habían visto antes. Matilde visita entonces al rey y este le dice que todo depende del dragón Ajdar, por lo que Matilde deberá descender al centro de la tierra para convencerlo de que arregle el desaguisado. En el segundo la protagonista se llama María y tiene miedo de tres monstruos aterradores. Como se da cuenta de que los monstruos tienen miedo de la luna, la corta del cielo con una... Leer más
Los occidentales leemos de izquierda a derecha y normalmente hacemos lo mismo cuando nos enfrentamos a un álbum ilustrado. Por eso algunos han sentido extrañeza cuando ha caído en sus manos Una pesadilla en mi armario, de Mercer Mayer: fue un álbum preparado para ser editado en Israel donde la lectura es de derecha a izquierda. Y si el editor cambió la portada para ponerla en una dirección que no choque, no lo hizo así en las ilustraciones interiores. Pero, como es un buen relato sobre miedos infantiles, eso no impide su eficacia y su... Leer más