GRIMM, Jakob y Wilhelm Karl

GRIMM, Jakob y Wilhelm KarlAutores
 

Escritores alemanes. Jakob (1785-1863) y Wilhelm Karl (1786-1859) nacieron en Hanau, Hesse. Recibieron una rigurosa educación calvinista. Ambos estudiaron Leyes. Entablaron relaciones con la mayoría de los escritores románticos: Achim von Arnim, BRENTANO, Novalis… Se convirtieron en grandes estudiosos del folclore alemán: recogieron los cuentos de los campesinos y barqueros del Rin y estudiaron las leyendas alemanas. Se complementaban muy bien: Jakob era el técnico y se preocupaba de que los relatos recogieran la realidad; Wilhelm les daba un tono más lírico e imaginativo. Además, ambos hermanos fueron dos polígrafos excepcionales: publicaron una Gramática alemana en cuatro volúmenes, y emprendieron una obra de gran alcance: un Diccionario alemán, que no se terminaría hasta 1960, con la edición del volumen treinta y dos. Wilhelm falleció en Berlín y Jacob en Reuchen.


Cuentos de niños y del hogar
Cuentos editados en 1812, 1815 y 1822 reunidos en tres tomos. Madrid: Anaya, 1991; 285, 286 y 303 pp.; col. Laurín; trad. y apéndice de María Antonia Seijo Castroviejo; ISBN: 84-207-4375-5. Los ilustradores de los cuentos del tomo I son: Albert Adamo, Karl Appold, Moritz von Beckerath, Wilhem von Diez, Rudi Geissler, Theodor Hosemann, Carl Offterdinger, Franz Pocci, Ludwig Richter, Moritz von Schwind, Oswald Sickert, Hans Speckter, Otto Speckter. Los del tomo II son: Albert Adamo, Theodor Hosemann, Egon N. Neureuther, Franz Pocci, Herman Scherenberg, Oswald Sickert, Ludwig Voltz. Los del tomo III son: Rudi Geissler, Eduard Ille, Joham Peter Lyser, Franz Pocci, Ferdinand Rothbart, Carl Trost.
Otras ediciones con selecciones de cuentos son:
—Barcelona: Juventud, 2001; 153 pp.; col. Cuentos Universales; ilust. de Arthur RACKHAM; trad. de María Luz Morales; ISBN: 84-261-1098-3.
—Barcelona: Lumen, 1981; 96 pp.; col. Grandes autores; ilust. de Walter CRANE; trad. de Feliú Formosa; ISBN: 84-264-3035-X.
—Barcelona: Galaxia Gutenberg - Círculo de Lectores, 1996; 410 pp.; ilust. de Nikolaus Heidelbach; trad. de José Miguel Rodríguez Clemente; ISBN: 84-226-6243-4.
—El enebro y otros cuentos de Grimm (Edición norteamericana titulada The Juniper Tree and other Tales from Grimm, 1973); dos volúmenes; selección de Lore Segal y Maurice Sendak; Barcelona: Lumen, 1989; 367 pp.; ilust. de Maurice SENDAK; trad. de Humpty Dumpty; ISBN: 84-264-3623-4; agotados.

La colección completa tiene 201 cuentos y 10 leyendas religiosas infantiles, que son los que normalmente se contienen en las recopilaciones, y otros 28 incompletos o en fragmentos, que a veces se publican en apéndices.


Cenicienta
El argumento es igual a Cenicienta o el zapatito de cristal, de Perrault, aunque los Grimm se basaron en una serie de versiones de la historia que oyeron en el estado de Hesse. También Cenicienta es una chica buena y piadosa pero en este caso no es el hada quien le resuelve las cosas sino los pájaros, y el encantamiento sucede junto a la tumba de su madre, bajo un avellano. Aquí no hay reloj en palacio ni suenan las doce campanadas sino que Cenicienta huye, y el zapatito no es de cristal sino una sandalia de oro que se queda pegada en el suelo. Las dos hermanastras son «repugnantes y negras de corazón» y, al final, para intentar encajar sus pies en la sandalia, se cortan los pies y, finalmente, las palomas les quitan los ojos.
Blancanieves
Cuando Blancanieves nace, su madre fallece. Su madrastra, una mujer tan bella como envidiosa, decide matarla cuando el espejo al que le pregunta quién es la mujer más bella, un día cambia su respuesta y le dice que ahora la más bella es Blancanieves. Pero el cazador a quien le encarga que la mate se arrepiente y la deja en el bosque. Allí encuentra la casa donde viven siete enanos mineros, donde se instala. La madrastra, enterada por el espejo de que Blancanieves sigue viva, urde un plan para matarla y lo consigue, a la segunda, envenenándola. El narrador nos dice que, entonces, «su envidioso corazón encontró la calma en la medida en que la puede encontrar un corazón envidioso». Los enanos ponen a Blancanieves en un ataúd de vidrio y cuando un día un príncipe se lo lleva con él, una sacudida provoca que se salga de su garganta el trozo envenenado. El príncipe y Blancanieves se casan y la bruja-madrastra sufrirá un castigo ejemplar.
La niña de los gansos
Una princesa parte hacia el país donde se casará llevando un pañuelito que tiene tres gotas de la sangre de su madre, y montada un caballo, llamado Falada, que sabe hablar. La camarera que la acompaña se niega varias veces a prestarle ayuda, le hace prometer que no se quejará y, al llegar al destino, la suplanta y se casa ella con el príncipe. Además, consigue que a la verdadera princesa la manden a cuidar gansos y que decapiten a Falada. Pero el viejo rey, padre del príncipe, logra saber cuál es la verdad: la niña de los gansos será la nueva reina y la impostora recibirá su merecido.
Caperucita Roja
Caperucita es enviada junto a su abuela con un mandato explícito de su madre: «No te apartes del camino». Pero ella se desvía y pierde tiempo, lo que permite al lobo llegar antes a casa de la abuela. El lobo las come a las dos pero un cazador que pasaba por allí las saca de la barriga del lobo, que llena después de piedras para que caiga en el río y se ahogue. El cuento termina con Caperucita pensando: «ya no te volverás a desviar en toda tu vida del camino, si tu madre te lo ha prohibido».
Hansel y Gretel
Como en el Pulgarcito de Perrault, un matrimonio de leñadores abandonan a sus hijos en el bosque. La primera vez vuelven a casa pero la segunda no, y encuentran una casa hecha de pan y cubierta de pastel con las ventanas de azúcar. La bruja propietaria quiere comerse a los dos hermanos pero Gretel será lista y conseguirá que sea la bruja la que acabe dentro del horno.
El lobo y los siete cabritillos
Una madre sale de casa y advierte a sus hijos que no abran al lobo. Cuando el lobo viene le piden que muestre la patita por debajo de la puerta; después de varios intentos, el lobo los engaña embadurnando su pata de harina; entra y se los come a todos menos a uno que se refugia en la caja del reloj. Cuando vuelve la madre y el lobo está dormido después del festín, le abren la barriga, liberan a sus hermanos, y se la llenan de piedras.
El pescador y su mujer
Un pescador deja libre a un rodaballo que, a cambio, está dispuesto a concederle cualquier deseo. Poco a poco, la mujer del pescador va diciéndole que le pida deseos cada vez mayores: hasta ser rey, emperador, Papa, Dios…
El abuelo y el nieto
Cuando un niño ve que sus padres no tratan bien al abuelo, comienza a preparar una escudilla para que coman sus padres cuando él sea mayor.
El Enano Saltarín
Para darse importancia, un molinero pobre dice al rey que su hija puede hilar paja en oro. El rey manda que la encierren en una habitación para que lo haga y la chica lo consigue varias veces, con ayuda de un hombrecillo misterioso que, a cambio, le pide sucesivamente un collar, un anillo, su primer hijo cuando se case con el rey. Cuando llega el momento, el hombrecillo promete liberarla de cumplir su promesa si averigua su nombre.
Los músicos de Bremen
Un asno que desea ser músico municipal en Bremen se une primero a un perro de caza viejo, luego a un gato y luego a un gallo. Llegan a una casa donde unos ladrones están comiendo, se asoman a la ventana colocados uno encima del otro y entonces los ladrones se asustan y salen corriendo. Cuando después vuelve uno de los ladrones lo encuentra todo en silencio: en ese momento el gato salta sobre él, el perro le muerde, el asno le cocea, el gallo grita «traédmelo aquí»…
El sastrecillo valiente
Un sastre que siempre está contento y riéndose con todas sus fuerzas, un día mata siete moscas de un golpe. Contento de sí mismo, se pone un cartel que dice «siete de un golpe» y va logrando vencer en todo tipo de pruebas a base de astucia, también las que le propone el rey para poder casarse con su hija y obtener la mitad de su reino.
Cuento del que fue a aprender lo que era el miedo
De dos hermanos, cuyo nombre no se nos da, el mayor es listo pero tiene miedo y el pequeño es tonto pero no lo tiene. El sacristán de su pueblo se ofrece para que pase miedo y se lo lleva para darle un susto de muerte pero el resultado para el sacristán no puede ser peor. Se marcha luego de casa y nadie logra que pase miedo. Acaba casándose con una princesa y, por fin, la doncella de su esposa consigue asustarlo.

A las colecciones de cuentos de BASILE (1634) y de PERRAULT (1697), siguieron los tres volúmenes que publicaron los hermanos Grimm, y que confeccionaron movidos por la preocupación «romántica» de salvar lo popular antes de que se perdiera, y por el interés patriótico en afirmar lo propio. Por esta razón dejaron fuera de su recopilación El Gato con Botas, que consideraban más afín a la tradición francesa.

Fueron rigurosos en el uso de las fuentes aunque si al principio transmitieron los cuentos tal como les llegaron, después los reelaboraron un poco. De todas formas mantuvieron el estilo sencillo y cordial, y los acentos orales, para darles una frescura que, hasta entonces, no tenían esa clase de cuentos, y además procuraban extraer de todos ellos una lección práctica. Los presentaron según el orden con el que los recogieron. Entre ellos hay narraciones procedentes de diversas zonas y de signo distinto: fábulas de animales, leyendas, cuentos de miedo… En conjunto, el mayor peso lo tienen los cuentos fantásticos que se desarrollan en el territorio de lo mágico y maravilloso. En otro sentido puede apuntarse aquí que, aunque sin duda tiene interés observar las difíciles vidas que se presentan —padres que abandonan a sus hijos en el bosque, hermanos cuya enemistad es heredera de la de Caín y Abel…—, no se ha de exagerar la información que los cuentos nos proporcionan acerca de las sociedades donde se contaban: aquellos narradores no pensaban en dejar constancia de las condiciones sociales de su tiempo sino en encandilar a su auditorio.

Aunque originalmente los Grimm no hicieron este trabajo pensando en el público infantil, enseguida los niños se convirtieron en los destinatarios naturales de su obra: por un lado las historias como tales les resultaban muy atractivas y, por otro, los adultos veían muy convenientes sus contenidos para ellos. A fin de cuentas, son relatos que hablan de miedos y temores de la infancia, que cuentan cómo a veces se van acumulando desgracias sobre los protagonistas pero al final se produce un desenlace satisfactorio en el que la bondad es recompensada y la maldad castigada. O son argumentos que hablan de vuelcos de fortuna, de cómo salir adelante a pesar de las condiciones de inferioridad: una victoria que muchos padres esperarían que sus hijos alcanzaran.

Historias de amor y bondad

A historias de amor y bondad como La Bella Durmiente y Cenicienta, ya narradas por Perrault pero que los Grimm vuelven a presentar con significativas variantes, los autores alemanes añaden, entre otras, Blancanieves y La niña de los gansos, con sus mensajes sabios acerca de los peligros de la vanidad y la necesidad de la cautela.

Historias de advertencia y previsión

Son muchos los cuentos de advertencia de los Grimm que se pueden destacar. Su versión de Caperucita, en este caso bien diferente de la de Perrault, por el consejo inicial de la madre y por el final positivo. Hansel y Gretel, un relato parecido en su arranque al Pulgarcito de Perrault, con padres que abandonan a sus hijos en el bosque y hermanos unidos en la desgracia, y que tiene una parte de advertencia contra la glotonería y otra de chica pilla que vence con astucia la maldad de la bruja. El lobo y los siete cabritillos, el cuento que introduce el famoso motivo de la «patita por debajo de la puerta» y que pertenece a una familia de relatos cuyo representante más popular será el posterior Los tres cerditos en la versión de JACOBS. El pescador y su mujer, un alegato contra la ambición. El abuelo y su nieto, un suceso ejemplarizante para enseñanza de los… adultos. El Enano Saltarín, en el que los Grimm reunieron varias historias en una y en el que, además de acentuar como en Blancanieves los peligros de la vanidad, advierten de que con algunos seres no debe haber tratos.

Historias de pillería y suerte

El que, con frecuencia, la fortuna de los protagonistas de muchos cuentos cambie o se arregle sin que hagan mucho para conseguirlo, indica que los narradores tenían interés en acentuar que la solución a ciertos problemas sólo puede venir de fuera. El que resulte que algunos que parecían tontos al final no lo son tanto, por un lado subraya que también la sagacidad se adquiere, y por otro refleja la preferencia popular por los buenos e ingenuos, y satisface los profundos deseos de muchos de que venzan los débiles y pequeños. Así se aprecia en Los músicos de Bremen, un triunfo de la casualidad y la ingenuidad al principio, y de aplicar después la astucia y el principio de que «la unión hace la fuerza»; algo parecido sucede con El sastrecillo valiente y con el protagonista del Cuento del que fue a aprender lo que era el miedo o Juan sin miedo en muchas versiones posteriores.


21 noviembre, 2006
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