En sus Apuntes, Elías Canetti dedica bastantes comentarios al éxito, todos con acentos parecidos: —«El que tiene éxito sólo escucha ovaciones. Para todo el resto es sordo». —«Éxito: el raticida del hombre. Son muy pocos los que se salvan». —«Lo torturante del éxito: siempre le es arrebatado a otros, y solamente pueden disfrutarlo los inconscientes, los limitados, quienes no se dicen que entre los desposeídos había algunos mejores que ellos mismos». —«El éxito es el espacio que uno ocupa en el periódico. El éxito es la desvergüenza de un día». —«El éxito es sólo la parte más ínfima de la experiencia». Elías Canetti. Apuntes: 1942-1993. Barcelona: Galaxia Gutenberg: Círculo de Lectores, 2003; 1195 pp.; col. Opera mundi; Obras... Leer más
En los Apuntes de Elías Canetti se mezclan anotaciones de muy distinta clase: aforismos, sentencias, algunas frases que son como embriones de relatos, agudezas bromistas o irónicas, citas de diversos autores, pensamientos sobre actitudes propias o de otros, apóstrofes al lector (que tal vez son a sí mismo primero), observaciones en torno a la muerte, reflexiones críticas o rendidas respecto a Dios, comentarios a obras literarias —a muchos dramas clásicos, algunos de Shakespeare, a libros de todo tipo de autores—, pensamientos sobre otros escritores, etc. Como corresponde a una recopilación de textos escritos durante muchos años, sin intención de publicarlos más tarde y como una especie de desahogo de sus lecturas, también con la enorme ambición de pensar de nuevo muchas... Leer más
Un amigo me dice que Tagore no le atrae porque le parece blando, una opinión que tiene la lógica propia de algunas elecciones —a mí tampoco me gustan algunos géneros o algunas obras de mérito— pero que conviene precisar. En lo que yo conozco, que no es mucho, pienso que Tagore puede ser sentimental en algunos contenidos y blando en la manera de formularlos otras veces, pero llamarle blando es parecido a decir que la no-violencia de Gandhi es blanda o que poner la otra mejilla es una doctrina más blanda todavía. Las memorias citadas días atrás ayudan a conocer al autor un poco mejor: en ellas se pueden leer comentarios bromistas como el de que «la Providencia, apiadándose de la humanidad, ha dotado a todas las cosas tediosas de un hechizo soporífero», pero también... Leer más
Al hablar sobre libros de aforismos con un amigo de cuyo criterio me fío, me insistió en que no dejara de leer el Diccionario del diablo de Ambrose Bierce y así lo hice. Tuve la suerte de coger una edición de Cátedra en la que no sólo venía ese libro, que me pareció flojo y desigual, sino también una buena introducción crítica y unos excelentes relatos cortos que compensaron la decepción del Diccionario. No creo que a la mayoría de las frasecillas de Bierce se las pueda calificar de aforismos en el mismo sentido que a las de los libros clásicos: la mayoría son más bien pullas periodísticas ingeniosamente irónicas con las que uno conecta más o menos según sus experiencias personales. En mi caso asiento de buen grado a las del tipo: «Egoísta: Persona de mal gusto... Leer más
Como el repaso a El arte de la prudencia, de Gracián, también me resultó refrescante volver a leer este verano los Pensamientos de Pascal. En unos casos, por reconocer frases mil veces leídas: «el hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero una caña pensante»; «el corazón tiene razones que la razón no conoce; uno lo advierte en mil cosas». En otros, por ver qué aplicables parecen algunas consideraciones a nuestro momento histórico: «Corremos sin temor hacia el precipicio después de haber colocado delante de nosotros alguna cosa que nos impida verlo»; «es necesario pues, unir la justicia y la fuerza, y para ello hacer que lo que es justo sea fuerte o lo que es fuerte sea justo». En otros, por comprender de nuevo que tantas veces «se... Leer más
Así como lo pasé bien con los libros mencionados de Catón, Marco Aurelio y La Rochefoucauld, he disfrutado de verdad releyendo El arte de la prudencia de Baltasar Gracián. Es improbable que los héroes incombustibles típicos de thrillers hayan sido lectores de Gracián pero los novelistas o guionistas de esa clase de historias harían bien en conocer sus sabios consejos: el de saber «dormir sobre las preocupaciones más que desvelarse por ellas»; el de tener presente que «tontos son los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen»; el de que «conocer el eficaz impulso de cada uno es como tener la llave de la voluntad ajena»; el de que «la reserva es la marca de la inteligencia»; el de que «hay ocasiones tales que lo más sabio es demostrar no saber», pero hay... Leer más
Me ha gustado leer las Máximas de La Rochefoucauld, no sé si a pesar de o debido a su cinismo. Tal vez también por ver que, a fin de cuentas, el ingenio de salón y las sonrisillas de superioridad al final acaban en nada, pura espuma. He situado, eso sí, el origen de frases como «la hipocresía es un homenaje que el vicio tributa a la virtud», o la de que «es una gran inteligencia saber ocultar la inteligencia», y he reparado, como dice Carlos Pujol, en cuál es la condición «sine qua non» de la elegancia irónica: que el primer blanco ha de ser uno mismo. También he visto la enorme diferencia del francés con Gracián, que Carlos Pujol explica del siguiente modo: «La Rochefoucauld es más imprevisible, más acicalado y elegante. Gracián es más original, más fuerte y... Leer más
Dice Carlos García Gual que «Marco Aurelio resulta un tipo de héroe muy poco frecuente en la Historia —entre otras cosas, porque carece de la alegría autoafirmativa y del énfasis jovial de otras grandes figuras—. Es un filósofo de reducida originalidad. Pero la conexión de su posición histórica, su conducta personal y su actitud filosófica, hacen de él una figura atractiva y un ejemplo apasionante de humanidad». Como es sabido, sus Meditaciones reúnen, de un modo a la vez cerebral y cordial, una serie de propuestas para vivir del modo más acertado posible. Por ejemplo, para quienes tenemos a veces la mente tan ocupada en nada importante y tan abarrotada de imágenes, este comentario: «La mayor parte de las cosas que decimos y hacemos, al no ser necesarias, si se las... Leer más
A lo largo del verano he leído por primera vez los libros de aforismos y pensamientos de Catón y de La Rochefoucauld, y el Diccionario del diablo de Ambrose Bierce; y he releído tres que recordaba poco, los de Marco Aurelio, de Gracián y de Pascal. Así que, a pesar de que Bierce diga que los aforismos son «sabiduría predigerida» (aunque no por eso deje de colocar los suyos), como también es cierto que muchos son excelentes, en domingos sucesivos pondré unos comentarios y algunas frasecillas. De Marco Porcio Catón (234-149 a.C.), el primer prosista en lengua latina, me ha gustado su «Cíñete al asunto y te saldrán las palabras»; me parece un buen consejo el «Ayuda en cuanto puedas, incluso a los extraños. Mejor ganar amigos que servir al Estado»; y me gusta más... Leer más
Misterio y Maneras recoge una serie de textos de Flannery O’Connor. Incluye conferencias formales y otras intervenciones, que habían sido preparadas para coloquios y que fueron organizadas luego por los editores a partir de borradores. El subtítulo lo aclara un poco: «Prosa ocasional, escogida y editada por Sally y Robert Fitzgerald». Tres de ellos —Naturaleza y fin de la narrativa, La Iglesia y el escritor, Introducción a la biografía de Mary Ann— se habían publicado ya, junto con varios relatos, en El negro artificial y otros escritos (cosa que no entiendo muy bien teniendo en cuenta que los dos libros han sido publicados por la misma editorial). Es un libro indispensable para, en primer lugar, quien esté interesado en la escritora y desee conocer explicaciones suyas... Leer más
Más aforismos de Joubert: —«Homero escribió para ser contado; Sófocles para ser declamado; Herodoto para ser recitado; y Jenofonte para ser leído. De estas diferencias de propósitos en sus obras debía nacer una multitud de diferencias en sus estilos». —«Sólo se debe emplear en un libro la dosis de ingenio que se requiere, pero en la conversación se puede emplear más de la que se requiere». —«La ignorancia, que en moral atenúa la falta, es en literatura una falta capital». —«Lo que acarrea todos los males a nuestra literatura se halla en que nuestros sabios tienen poco ingenio y nuestros hombres de ingenio no son sabios». —«Los libros que uno se propone releer en la edad madura son muy semejantes a los lugares en donde uno quisiera... Leer más
La misma introducción de ayer al libro de aforismos de Joseph Joubert se podría poner a Escolios escogidos, del colombiano Nicolás Gómez Dávila, un autor que se define diciendo que «no soy un intelectual moderno inconforme, sino un campesino medieval indignado». La presentación que acompaña la edición que cito explica bien sus peculiaridades, y la parcialidad y contundencia de muchos comentarios no necesita más justificación ni defensa que la que da el mismo autor: «Acusar al aforismo de no expresar sino parte de la verdad equivale a suponer que el discurso prolijo puede expresarla toda». Algunas de sus máximas son estas: —«El máximo error moderno no es anunciar que Dios murió, sino creer que el diablo ha muerto». —«El diablo no puede hacer gran cosa sin... Leer más
No soy muy capaz de hacer una reseña de un libro de aforismos, y menos cuando rebosa tanta inteligencia como Sobre arte y literatura, de Joseph Joubert. Así que aquí está una primera selección personal de algunas de sus perlas: —«Cuando se escribe con facilidad siempre se cree contar con más talento del que se tiene». —«Antes de emplear una palabra hermosa hazle un sitio». —«Son buenas obras sólo aquellas que han sido durante mucho tiempo, si no trabajadas, al menos soñadas». —«En literatura nada vuelve tan imprudente y tan atrevido al intelecto como la ignorancia de los tiempos pasados y el desprecio por los libros antiguos». —«Incluso para el éxito momentáneo no basta que una obra sea escrita con los atractivos propios del tema: tiene también... Leer más
El mejor libro explicativo que conozco acerca del mundo islámico es el titulado Cien preguntas sobre el Islam. En él, dos periodistas, especialistas en la cuestión, entrevistan a Samir Khalil Samir, egipcio de nacimiento, jesuita, profesor de historia de cultura árabe y de estudios islámicos, autor de veinte libros y quinientos artículos científicos sobre la materia. Entre otras cosas, Samir Khalil habla de las dificultades de saber quién representa legítimamente al mundo musulmán y de las interpretaciones de la «jihad» como guerra santa o como lucha espiritual; de la condición femenina bajo el islam y de la falta de reciprocidad entre los países occidentales y los musulmanes; de las diferencias esenciales entre las mezquitas y las iglesias, de posibles modelos de... Leer más
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