Hay autores cuyos libros tienen siempre un nivel alto aunque no siempre consigan un acierto completo. Es el caso de Lois Lowry en Los hermanos Willoughby, un relato paródico que prueba la gran versatilidad y el dominio de la escritora, pero cuyo público natural está formado por quienes sean capaces de seguir el juego de romper las expectativas que se ha propuesto Lowry. Su argumento es que unos padres se van de viaje, abandonando a sus cuatro hijos, al cuidado de una niñera, y en la vida de los cuatro (aparentemente) modélicos hermanos Willoughby, de los que se nos dice que están «chapados a la antigua», empiezan a pasar todo tipo de cosas.
El aviso de la portada ya recuerda Una serie de catastróficas desdichas pero, además, el narrador va introduciendo muchas observaciones, según va contando lo que sucede, al modo que se hace en los libros de esa serie: abundan las palabras singulares que a veces explica en la misma narración y cuyo significado, en cualquier caso, se detalla en un glosario con términos como Abyecto, Críptico, Deleznable, Hediondo, Patético, Plañido… El argumento tiene multitud de guiños a historias clásicas de huérfanos e incluso, al final, hay comentarios a varios libros de ese estilo: Ana de las Tejas Verdes, Canción de Navidad, El jardín secreto, Heidi, Jane Eyre, James y el melocotón gigante (Roald Dahl), Las aventuras de Huckleberry Finn, Mary Poppins, Mujercitas, Pollyanna… y otros menos conocidos en España. A mí me interesa todo lo que escribe Lowry y disfruto con estas bromas posmodernas de citar libros, pero dudo de que los lectores de diez u once años tengan igual actitud y gustos que yo.
Lois Lowry. Los hermanos Willoughby (The Willoughbys, 2008). Madrid: Anaya, 2018; 175 pp.; trad. de Jaime Valero; ISBN: 978-84-698-4730-5. [Vista del libro en amazon.es]