UNA SERIE DE CATASTRÓFICAS DESDICHAS

SNICKET, Lemony09 años: lectores niños | Narrativa: Intriga y misterio | Título: A Series of Unfortunate Events | Año: 2000
 
UNA SERIE DE CATASTRÓFICAS DESDICHAS

Los primeros seis libros son: Un mal principio (A Bad Beginning, 2000), La habitación de los reptiles (The Reptile Room, 2000), El ventanal (The Wide Window, 2000), El aserradero lúgubre (The Miserable Mill, 2000), Una academia muy austera (The Austere Academy, 2000), El ascensor artificioso (The Ersatz Elevator, 2000). Barcelona: Montena – Lumen, 2003; 165, 193, 221, 195, 244 y 280 pp.; col. Una serie de catastróficas desdichas (A Series of Unfortunate Events); ilust. de Brett Helquist; trad. de Néstor Busquets los cuatro primeros y de Verónica Canales Medina los dos últimos; ISBN: 84-8441-216-4, 84-8441-217-2, 84-8441-218-0, 84-8441-219-9, 84-8441-214-8 y 84-8441-215-6.
Nuevas ediciones, en Barcelona: Montena, 2017, de Un mal principio, 192 pp.; ISBN: 978-8490437261; vista del libro en amazon.es; y de La habitación de los reptiles, 224 pp.; ISBN: 978-8490437254 [vista del libro en amazon.es.


Los hermanos Baudelaire —Violet, una chica de 14 años con un gran espíritu ingenieril, Klaus, un entusiasta lector de 12, y Sunny, de cuatro años y unos dientes poderosísimos—, se quedan huérfanos y herederos de una inmensa fortuna en el primer capítulo de Un mal principio. En esa novela, su tutor, el señor Poe, los pone al cuidado del malvado Conde Olaf, —«un primo tercero sobrino cuarto o un primo cuarto sobrino tercero», les dice Poe, aclarándoles que «no es vuestro pariente más cercano en el árbol familiar, pero sí geográficamente hablando»—. Olaf, un malvado siniestro con un extraño tatuaje de un ojo abierto en el tobillo izquierdo, hace planes para quedarse con la fortuna de los Baudelaire. El esquema se repetirá en las novelas sucesivas: siempre reaparecerá Olaf, y siempre los Baudelaire le harán frente unidos por su indestructible amor fraternal y con unos recursos en aumento. El conjunto de las historias juega también con una intriga no desvelada: ¿quién es el narrador?, ¿a qué y a quién se refiere cuando habla de su amada Beatrice, desgraciadamente muerta, y a la que dedica sus libros?

En La habitación de los reptiles, son conducidos a vivir con el Dr. Montgomery. Después de un inicio tranquilizador, en el que aprenden muchas cosas sobre reptiles y preparan una expedición científica, Olaf se presenta disfrazado de ayudante del doctor Montgomery. Los Baudelaire se dan cuenta e intentan advertir al doctor y al señor Poe, pero no lo consiguen y el narrador nos lo comenta: «Es muy desconcertante que te demuestren que estás equivocado, especialmente cuando en realidad tienes razón y la persona que está equivocada es la que te está demostrando que estás equivocado y demostrando equivocadamente que tienes razón. ¿Verdad?».

En El ventanal, los Baudelaire son llevados con Tía Josephine, una mujer muy miedosa y obsesionada con la gramática. Su casa está en las riberas del Lago Lacrimógeno, en el que los Baudelaire deberán enfrentarse a una terrible tormenta y a la presencia terrorífica de unas Sanguijuelas espantosas.

En la siguiente historia los huérfanos han de trabajar en El aserradero lúgubre. Olaf se disfraza esta vez de recepcionista de la extraña doctora Orwell, que hipnotiza y reprograma por dos veces a Klaus. El carácter «libroadicto» de los chicos les ayudará, esta vez más que otras, a salir del paso.

El señor Poe deja a los Baudelaire internos en Una academia muy austera, la Academia Preparatoria Prufrock, dirigida por el subdirector Nerón. Pero el Conde Olaf se infiltra disfrazado esta vez de profesor de gimnasia y con el nombre de Gengis. Los Baudelaire conocen y se hacen amigos de los trillizos Quagmire, que son en realidad dos porque uno ha fallecido, y que al final son secuestrados por Olaf en lugar de los Baudelaire.

En El ascensor artificioso, los Baudelaire van a vivir con Jerome y Esmé Miseria, una pareja riquísima que vive en un departamento de lujo de un edificio altísimo, pero sin ascensores porque los ascensores no se llevan. Mientras Jerome es amable y odia discutir, Esmé sólo está preocupada de lo que se lleva y lo que no se lleva, y para preparar una subasta convoca en su casa a Gunther, de nuevo el Conde Olaf disfrazado. Los Baudelaire encuentran a los Quagmire pero, al final, no logran rescatarlos.


9 febrero, 2006
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