Una idea que gana fuerza en los álbumes es la de ¡Qué aburrimiento!: la necesidad de tiempo para descubrir las cosas que nos rodean y asombrarnos con ellas. De lo mismo trata, tal vez de una manera más cercana para muchos lectores pequeños porque pueden verse más reflejados en los personajes, Un gran día de nada, de Beatrice Alemagna. Una niña y su madre pasan unos días de vacaciones y mientras la madre trabaja, la niña no para de matar marcianos en su tableta mientras piensa en todo lo que le habría enseñado su padre si estuviera con ella. Cuando, empujada por su madre, sale a dar un paseo por el bosque, durante un tiempo que parece otoñal, se le cae al agua la tableta…
Cuenta la historia, en primera persona, la niña. Se conduce bien la narración hacia los momentos en los que descubre la vida del bosque y sus habitantes —caracoles, setas, pájaros…—, y en los que recupera sensaciones no diré que olvidadas sino universales —trepar a un árbol, chapotear, hablar con un pájaro…—. Las ilustraciones son tan expresivas y vivas como acostumbra la autora. A esto contribuye también la parka roja de la protagonista que contrasta tan fuertemente contra los fondos. Aumenta el realismo del relato el toque final en el que se hace notar que la niña siente cerca la presencia y el ánimo de su padre (se supone que fallecido). Un punto más: ni el álbum citado al principio ni este aciertan con el título: sus contenidos son positivos pero los títulos resultan «negativos»…
Beatrice Alemagna. Un gran día de nada (Un grand jour de rien, 2016). Barcelona: Combel, 2016; 44 pp.; trad. de Bel Olid; ISBN: 978-84-9101-174-3. [Vista del álbum en amazon.es]