Ahora que Javier de Navascués ha comenzado su propio blog —una suerte para todos y, en particular, para todos los que siguen la literatura hispanoamericana— es un buen momento para recordar una de las excelentes recomendaciones-descubrimientos que le debo: Cuentos de cipotes del salvadoreño Salarrué. Son relatos sobre niños tan inclasificables como encantadores.
10 junio, 2009