Explica Eric Havelock que, en las sociedades prealfabéticas, la poesía cumplía la función de ser una memoria viva y era, por tanto, recreativa y funcional. En ese tipo de sociedades, «la única tecnología verbal capaz de garantizar la conservación y la estabilidad de lo transmitido consistía en la palabra rítmica hábilmente organizada según modelos métricos y verbales lo suficientemente únicos como para retener la forma. Tal es la génesis histórica, la fons et origo, la causa originaria del fenómeno que aún hoy denominamos poesía».
El modelo de lo anterior es Homero, el último representante de la composición puramente oral, un poeta enciclopédico cuyos recursos, verbales y rítmicos, hacen pensar en los utilizados en las canciones infantiles. Pero su poder, además de nacer de su enorme talento, «emana de su función, y su función no lo eleva directamente por encima del espíritu humano, sino que lo ensancha horizontalmente hacia los confines de la sociedad para la que canta. Homero acepta hasta lo más hondo su sociedad, pero no por decisión personal, sino por mor de su papel de cronista y preservador. De ahí su desapasionamiento: carece de cuentas personales que ajustar, incluso de punto de vista estrictamente individual». Y su épica «poseía unas facultades de evocación, de grandeza, de logro psicológico, únicas en su género. Aún careciendo de disciplina descriptiva o analítica, se bastaba para proveer una vida emocional completa. Era una vida sin examen de conciencia, pero nada ni nadie la ha superado aún en su capacidad de manejar los recursos del inconsciente y armonizarlos con lo consciente».
Otra nota basada en este libro: Una poesía funcional y enciclopédica.
Eric A. Havelock. Prefacio a Platón (Preface to Plato, 1963). Madrid: Visor, 1994; 286 pp.; col. Visor Literatura y debate crítico; trad. de Ramón Buenaventura; ISBN: 84-7774-717-2.