Después de la salvadoreña Lars y de la argentina Lange, le toca el turno a la venezolana Teresa de la Parra y a su extraordinaria novela con aires de memorias infantiles, Las memorias de Mamá Blanca. Un ejemplo de cómo combinar elegancia en el estilo y amable contundencia en algunas críticas, como la de la narradora hacia su padre, indiferente hacia sus hijas, pendiente sólo del hijo varón que nunca llegó.
29 julio, 2010