El libro cortito de Byung-Chul Han titulado La sociedad paliativa habla de la dificultad que tenemos, en nuestra sociedad, para aceptar el dolor. Se explica bien su contenido en esta reseña. Creo que, acerca del mismo tema, es mucho más consistente El problema del dolor. Pero traigo aquí la noticia del libro de Byung para poner dos citas que me parecen muy certeras.
«El cuento de Andersen La princesa y el guisante se puede leer como una parábola de la hipersensibilidad del sujeto de la Modernidad tardía. Un guisante bajo los colchones le causa a la futura princesa tanto dolor que se pasa una noche en vela. Las personas padecen hoy el “síndrome de la princesa y el guisante”. La paradoja de este síndrome de dolor consiste en que cada vea se sufre más por cada vez menos El dolor no es una magnitud que se pueda constatar de forma objetiva, sino una sensación subjetiva. Unas expectativas cada vez más altas puestas en la medicina, unidas al sinsentido de dolor, hacen que incluso dolores insignificantes resulten insoportables. Y ya no tenemos sentidos referenciales, narrativas ni instancias y objetivos superiores que revistan el dolor y lo hagan soportable. Si desaparece el doloroso guisante, entonces la gente empieza a sentir dolores porque los colchones son blandos. Al fin y al cabo, lo que duele es, justamente, el persistente sinsentido de la vida misma».
«La disciplina de la mirada no es una de las prácticas culturales de nuestra época. Los medios digitales no son medios disciplinarios. Hoy no vivimos en la sociedad disciplinaria, sino en la sociedad del consumo que vuelve todo consumible. Incluso la relación que tenemos con las imágenes violentas es pornográfica. En las películas y en los juegos de ordenador nos entregamos a fondo a la pornografía de la violencia, que convierte incluso el matar en un asunto indoloro. Las pornográficas imágenes violentas hacen el efecto de analgésicos. Nos insensibilizan para el dolor de los demás.
También el exceso de imágenes dolorosas y violentas en los medios de masas y en la red nos obliga a la pasividad e indiferencia del espectador callado. La cantidad de estas imágenes es tan inabarcable que no podemos procesarlas cognitivamente. Se imponen a la percepción desbordándola. (…) La enorme cantidad de imágenes violentas y dolorosas hace que la percepción se desvincule por completo de la acción, pues la acción presupone una atención intensa, un sentirse concernido. Ya el hecho de que nuestra atención sea fragmentaria impide que nos sintamos concernidos. (…) La progresiva pérdida de empatía apunta al profundo acontecimiento de que el otro desaparece. La sociedad paliativa elimina al otro como dolor. El otro es cosificado y reducido a objeto. El otro como objeto no duele».
Byung-Chul Han. La sociedad paliativa. El dolor hoy (Palliativgesellschaft, 2020). Barcelona: Herder, 2021; 96 pp.; trad. de Alberto Ciria; ISBN: 978-84-2544631-3. [Vista del libro en amazon.es]