La bailarina de Auschwitz (y 2)

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La bailarina de Auschwitz (y 2)

Añado al comentario de La bailarina de Auschwitz unas citas valiosas acerca del victimismo:

«Mi propia búsqueda de la libertad y mis años de experiencia como licenciada en Psicología Clínica me han enseñado que el sufrimiento es universal. Sin embargo, el victimismo es opcional. Existe una diferencia entre victimización y victimismo. Todos podemos ser victimizados de algún modo en el transcurso de nuestras vidas. Todos, en algún momento, padeceremos algún tipo de desgracia, calamidad o abuso, provocados por circunstancias, personas o instituciones sobre las que tenemos poco o ningún control. Así es la vida. Y eso es la victimización. Viene del exterior. Son los matones del barrio, el jefe que se enfada, el marido que pega, el amante que engaña, la ley discriminatoria, el accidente que te envía al hospital. En cambio, el victimismo procede del interior. Nadie puede convertirnos en víctima excepto nosotros mismos. Nos convertimos en víctimas, no por lo que nos sucede, sino porque decidimos aferrarnos a nuestra victimización. Desarrollamos una mentalidad de víctima; una forma de pensar y de ser rígida, culpabilizadora, pesimista, atrapada en el pasado, implacable, castigadora y sin límites o fronteras saludables. Nos convertimos en nuestros propios carceleros cuando optamos por limitarnos mediante la mentalidad de la víctima».

En otro momento habla de que «es más fácil hacer a alguien o a algo responsable de tu dolor que asumir la responsabilidad de poner fin a tu propio victimismo. Nuestro matrimonio me lo ha enseñado; todas las veces que mi rabia o frustración hacia [mi marido] han desviado mi atención de mi trabajo y crecimiento; las veces que echarle la culpa de mi infelicidad era más fácil que asumir mi responsabilidad. La mayoría de nosotros queremos a un dictador, aunque es cierto que uno benévolo, para poder pasarle la pelota y decir: “Tú me has obligado a hacer esto. No es culpa mía”. Pero no podemos pasarnos la vida bajo un paraguas ajeno y luego quejarnos porque nos estamos mojando. Una buena definición de víctima es alguien que pone el foco fuera de sí, que busca en el exterior a otra persona a quien culpar de sus circunstancias actuales o que determine sus objetivos, su destino o su valía». Además, insiste la autora, «resulta demasiado fácil construir una prisión con nuestro dolor y nuestro pasado» pues con facilidad nos aferramos, e incluso ensalzamos, «las decisiones que creemos que pudimos o debimos haber tomado»; así que, viene a decir, haz frente a la realidad: «no puedes cambiar lo sucedido, no puedes cambiar lo que hiciste o lo que te hicieron. Pero puedes decidir cómo vivir ahora. Queridísimo amigo, puedes decidir ser libre».

Edith Eva Eger. La bailarina de Auschwitz (The Choice: Embrace the Posible, 2017). Barcelona: Planeta, 2018; 416 pp.; trad. de Jorge Paredes; ISBN: 978-6070749001. [Vista del libro en amazon.es]

20 marzo, 2021
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