De todos los libros que he leído de Gianni Rodari los que más me han gustado han sido los que contienen relatos cortos, sean del tipo que sean. Entre los que, más o menos, siguen un argumento más extenso, destaca Érase dos veces el barón Lamberto, y los demás, aún siendo valiosos, me parecen menos conseguidos. Esto último se puede aplicar también a Gelsomino en el país de los mentirosos, uno de sus primeros libros, reeditado hace poco.
El principal protagonista es Gelsomino, al principio un niño con una voz tan poderosa que puede provocar cualquier clase de cataclismo a su alrededor, y que finalmente podrá controlar un poco la fuerza de la naturaleza que lleva dentro. Los otros protagonistas son dos personajes de los que se hace amigo: un gato dibujado de tres patas llamado Cojitranco, y un pintor insatisfecho de nombre Bananito. Los tres viven en el reino del pirata Jacobote, un lugar donde las palabras significan siempre lo contrario de lo habitual (pirata significa gentilhombre, se dicen «Buenos días» cuando se debería decir «Buenas noches», los perros maúllan y los gatos ladran, etc.) y eres perseguido si no te ajustas a la neolengua oficial… En este ambiente se suceden los incidentes hasta que los héroes consiguen que todo recupere una cierta normalidad.
Como siempre se puede esperar del autor, la novela tiene momentos brillantes, pero las muchas extravagancias y exageraciones —rasgos que, ciertamente, forman parte del género—, desdibujan lo que la trama contiene de crítica social y provocan cansancio en el lector. Pienso que si esa impresión es la que me ha dejado a mí, que estoy muy a favor de Rodari y comparto la denuncia que presenta, más aún les ocurrirá a otros lectores y, en especial, a los más jóvenes (aunque sin duda esto habría que contrastarlo más). El libro está subdividido en capítulos titulados, cada uno, con un pareado divertido —por ejemplo, «En este país de troleros / o mientes o vas al loquero», o «Gelsomino canta en serio / y se monta un buen tiberio»—, y cuenta con unas ilustraciones que son como dibujos infantiles y que cumplen bien su función de indicar y sugerir las cosas que pasan en la historia. Terminado el relato se incluyen unas cuantas canciones bromistas de Gelsomino.
Gianni Rodari. Gelsomino en el país de los mentirosos (Gelsomino nel paese dei bugiardi, 1959). Pontevedra: Kalandraka, 2020; 196 pp.; col. Siete leguas; ilust. de Pablo Otero; trad. de Isabel Soto; ISBN: 978-84-1343-046-1. [Vista del libro en amazon.es]