Brevemente, mencioné hace tiempo El juego de las golondrinas, un cómic en el que la dibujante libanesa Zeina Abirached hablaba de su infancia en Beirut. El piano oriental es también un largo cómic parcialmente autobiográfico —en memoria de su abuelo, dice al final—, en el que se entrelazan dos hilos argumentales: en los años cincuenta y sesenta, la historia de Abdalah Kamanja, el inventor de un piano en el que se puedan tocar a la vez melodías occidentales y orientales —en estas, el intervalo mínimo es de un cuarto de tono; en los pianos occidentales el intervalo es siempre de un semitono—; y a finales del siglo XX, el relato de su nieta, una chica que se marcha de Beirut en 2004 y que «lucha» por saber pronunciar bien los dos idiomas con los que ha crecido, el francés y el árabe. El último tramo de la historia, después del fallecimiento de Abdalah en 1975, da cuenta de lo sucedido después en el país y con su invento.
El relato, como tal, no tiene una particular intensidad. Sin embargo, con las imágenes vectoriales propias de la autora, el libro es todo un alarde de cómo usar los recursos narrativos propios del cómic para presentar personajes variados y sus mundos de preocupaciones, y para mostrar situaciones y escenas de vida familiar o de vida ciudadana. En especial, es notable cómo la autora consigue representar la música en el papel, dándole ritmos distintos a sus páginas por medio de repeticiones de elementos gráficos y haciendo notar, mediante globos de texto que son como notas, distintos sonidos ambientales que proceden de Oriente o de Occidente. El mensaje de una búsqueda de entendimiento entre dos mundos, por otra parte, queda claro y, a la vez, irónica y certeramente se muestran sus dificultades.
Zeina Abirached. El piano oriental (Le piano oriental, 2015). Barcelona: Salamandra, 2016; 196 pp.: trad. de María Otero Porta; ISBN: 978-84-16131-24-2. [Vista del libro en amazon.es]