Hay álbumes apropiados para enseñar los modos de vivir de otras gentes y otros tiempos. No a todos los lectores pequeños les atraen, pues no siempre les resulta fácil entender las cosas, aunque todo depende mucho de quienes tengan al lado. Por ejemplo, que recuerde ahora, El diario de las cajas de fósforos.
Otro buen álbum en esa línea es Una última carta, de Iris Samartzi y Antonis Papatheodoulou. Su protagonista es el señor Costas, el único cartero en una isla cuando no había ni teléfonos. Se cuenta su último día de trabajo y, de paso, se habla de que ha tenido que llevar noticias malas, noticias buenas, fotos…; de que ha tenido que ir a sitios lejanos, y leerles las cartas en alto a personas que no sabían leer. Al fin, cuando termina el día, le queda una última carta.
El relato respira nostalgia y simpatía. Contribuyen a eso el aspecto amable del señor Costas —cuyo traje se presenta perfilado con el reborde típico de los sobres de correo aéreo—; los ambientes luminosos de las imágenes, en las que predomina el azul del cielo y del mar —claramente de una isla mediterránea—; las viviendas y los escenarios propios de un pueblo costero, construidos a veces con collages y fotografías; las figuras de los paisanos del cartero, dibujadas sólo con un leve perfil —¿tal vez para sugerir que hay un tipo de personas que está desapareciendo?—. Están bien pensadas las guardas, con sobres cerrados las primeras y con algunos sobres abiertos las últimas. Atrae también la elegante cubierta-envoltorio del álbum.
Iris Samartzi. Una última carta (2016). Texto de Antonis Papatheodoulou. Pontevedra: Kalandraka, 2016; 44 pp.; ISBN: 978-84-8464-268-8. [Vista del álbum en amazon.es]