Muncle Trogg, de la inglesa Janet Foxley, es un relato divertido que ya tiene secuelas. En Monte Gruñente viven unos gigantes un tanto brutos y sucios (parecidos, para entendernos, a Shrek). Muncle Trogg es un gigante tan pequeño como cualquiera de los Bajinis, los hombres que viven al pie del Monte, a quienes los gigantes temen debido a su magia. La pequeñez de Muncle le hace objeto de bromas y abusos desagradables de los que está harto. Pero las cosas cambiarán cuando el sabio Biblos, consejero de «su enormidad» el rey Redomado, le toma bajo su protección, y cuando Muncle se las arregla para liberar a una niña bajini llamada Emily que había capturado un gigante (como en El gran gigante bonachón).
Libro fácil de leer. Los ambientes y los personajes están bien dibujados. La trama está bien construida y baraja bien sus componentes: la colegial —pues hay clases, asignaturas, exámenes, abusones, etc.—, la de las relaciones entre gigantes y bajinis, y la de las amenazas que pesan sobre los gigantes —que viven en una montaña volcánica aunque lo único que saben al respecto es el calor que pasan—. El tipo de humor, con golpes basados en las situaciones de confusión y en los que propicia el tamaño de Muncle frente al de los demás, es elemental pero funciona. Otra tecla que se pulsa es la que se puede deducir de la comparación con Shrek: flatulencias, eructos, etc. Quizás acentuar esto último hará crecer el número de lectores del libro pero, al menos para los que continúan, tengo claro que yo ya no estaré entre ellos.
Janet Foxley. Muncle Trogg (2010). Barcelona: La Galera, 2011; 230 pp.; ilust. por Steve Wells; trad. de Pepa Devesa; ISBN: 978-84-246-3777-4.